La sequía aboca al sector olivarero de Málaga a su segunda peor cosecha del siglo

La serie histórica da relieve a un problema que tiene su principal razón en la sequía. La falta de agua está afectando a unos árboles que están acostumbrados a lidiar con altas temperaturas y con la escasez de lluvias. Pero hasta un límite. Una inspección ocular sirve para confirmar que la aceituna no ha adquirido el tamaño que debería tener y que la mayoría están arrugadas. El presidente de ASAJA, Baldomero Bellido, explica a SUR que «el olivo ha aguantado hasta mediados de septiembre, pero a partir de ahí los árboles están tirando de la aceituna, que se está quedando chupada».

Cuando se le pregunta por cómo ve la campaña de esta temporada, no se anda con rodeos: «Fatal».

El desánimo está justificado si se contemplan las previsiones marcadas por las asociaciones y por la propia Junta de Andalucía. Las 40.000 toneladas de aceite previstas solo tienen un precedente aún más negativo: la cosecha del 2002-2003. Esa temporada, la producción se quedó en Málaga en 36.000 toneladas.

Para encontrar un dato que se le acerque a las previsiones para esta campaña, hay que irse a la cosecha del 2008-2009 cuando la producción de aceite alcanzó las 42.600 toneladas. El problema se replica en el resto de las provincias andaluzas. En Jaén, principal motor para el sector, la situación directamente se ha calificado de «dramática» por parte de las asociaciones agrarias. La estimación para la producción de aceite de esta campaña, unas 200.000 toneladas, supone una caída por encima del 60%. Las pérdidas económicas, a nivel regional, se están estimando en 1.700 millones de euros.

Francisco Moscoso, el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía (UPA), ratifica que el olivar se encuentra en un mal estado: «La aceituna no ha cogido el tamaño que debería por la escasez de agua. Una lluvia sin destrozos en estos días serviría un poco para aliviar la situación, pero como no parece que va a llegar, pues tenemos un problema».

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? A la ausencia de lluvias hay que sumar las altas temperaturas de los últimos meses. Una tormenta perfecta que ahora descarga sobre un sector que vaticina que el cambio climático va a convertir la mala cosecha de esta temporada en un mal endémico. El secretario general de UPA en Andalucía, Cristóbal Cano, señala lo siguiente: «Estamos regidos por el cambio climático que afecta a las temperaturas y a la disponibilidad del agua. Por eso es necesaria una profunda reflexión sobre un plan hidrológico del Guadalquivir que sea justo para el olivar tradicional, que repare los sucesivos incumplimientos que, plan tras plan, se han tenido. No pueden ni deben desdeñarse esfuerzos en infraestructuras nuevas que sirvan de acopio del agua para nuestros cultivos», sentencia.

Una cosecha corta se traducirá en un incremento de precios que también padecerá el consumidor final. Tanto para el aceite como para la aceituna de mesa. Este escenario, en eso también coinciden las asociaciones agrarias, es ya, prácticamente, inevitable. «No quiero alarmar demasiado, pero va a ser difícil que se evite una subida de precios. En el mercado, que siempre cuenta con el aceite español, va a haber escasez. Es un problema a nivel mundial», señala Bellido a este periódico y precisa que se abre un contexto que «no beneficia a nadie». «Ni para el consumidor ni para la comercialización ni para los productores. Todos perdemos», añade.

Un primer anticipo de lo que puede estar por venir ya se puede ver estos días en los precios que fija el Poolred, que es el sistema que registra todas las operaciones de compraventa a granel de aceite de oliva procedentes del territorio español correspondientes a las categorías aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva y lampante, que es el de peor calidad. Los precios se expresan en euros por tonelada. El día de ayer, el precio de la tonelada de aceite de oliva virgen extra superó los cuatro euros. Una marca que se ha alcanzado en escasas ocasiones.

Sobre un posible alza de precios en el mercado, Dcoop, la mayor cooperativa del mundo, se mantiene cauta. «Las previsiones que hay son pesimistas y eso puede tener una incidencia en el mercado», se limita a comentar a SUR Esteban Carneros, director de Relaciones Corporativas de Dcoop.

Otro anticipo de lo que se va a vivir en esta campaña llega desde Alozaina. Si hay que buscar un municipio en la provincia que se identifica con la aceituna, es este núcleo poblacional que cuenta con algo más de 2.000 habitantes y que se localiza entre el Valle del Guadalhorce y la Serranía de Ronda. Alozaina tiene una feria que dedica a la aceituna.

Aquí acaba de terminar la cosecha de verdeo para la aceituna de mesa aloreña. José Santaolalla, que tiene una finca de olivos, resume lo que ha sido esta temporada para el municipio. «Fatal. No puedo decir otra cosa. Este año he recogido 4.200 kilos. El año pasado fueron 16.000. Mi padre, que tiene 71 años, siempre ha estado dedicado al campo y me repite que nunca ha visto un año tan malo para el olivar», subraya.