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Faltan albañiles, electricistas con experiencia y fontaneros capaces de hacer frente a la instalación integral del saneamiento y suministro de una nueva promoción. El ... sector de la construcción de Málaga se encuentra ante una difícil situación marcada por un contraste paradójico: aumenta la demanda y el ladrillo vuelve a despegar, pero cada vez es más difícil encontrar mano de obra con experiencia o cualificada para asumir y ejecutar los proyectos.
«Venimos de unos cuantos años de paralización del sector en los que los profesionales que estaban trabajando se han ido jubilando y no ha habido reposición». La presidenta de la Asociación de Constructores y Promotores, Violeta Aragón, explica que mientras que los veteranos se han ido retirando, muchos jóvenes que habían empezado sus carreras en la construcción «se han ido a otros sectores en los que había más trabajo». Por eso, el importante repunte que está experimentando el ladrillo en Málaga se está desarrollando de forma insostenible: «Nos encontramos con mucha falta de personal, no nos ha dado tiempo a recuperarlo porque la reposición del mercado inmobiliario se está produciendo de forma acelerada, en muy poco tiempo».
Esta situación exige a las empresas reaccionar en dos tiempos, a corto y a medio plazo. En el presente más cercano, las constructoras están teniendo que recurrir a personal de otras provincias en las que todavía no está creciendo el volumen de obra (especialmente nueva). «Están viniendo muchos profesionales de Andalucía, principalmente de Jaén, Granada y Córdoba».
En este punto coinciden con Aragón los representantes de la Fundación Laboral de la Construcción. El director estatal de formación, José Antonio Viejo, y el gerente, Juan Vargas, explican que, a nivel nacional, las zonas del interior están abasteciendo a las costeras con personal, y este fenómeno plantea un segundo problema: cuando el ladrillo despegue en esa zona habrá «desajustes», y la inversión en formación en el interior cae en saco roto ya que muchos de los recién egresados se marchan de la comunidad que les ha preparado en cuanto obtienen su título.
Desde la fundación arrojan un dato en clave nacional que ayuda a entender lo que está ocurriendo: «El sector se está envejeciendo desde el año 2008, en el que había un 65% de trabajadores menores de 40 años; ahora mismo hay apenas un 35% por debajo de los 40, la gente se marchó porque el sector está muy denostado y tiene mala imagen». Vargas cree que se ha instaurado la creencia de que la culpa de la crisis fue «culpa de la construcción», lo que ha hecho que los trabajadores le hayan «cogido miedo».
Mientras tanto, Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga son las cuatro provincias en las que el ladrillo está despuntando con más fuerza, según indican desde la fundación. En todas ellas se está produciendo el mismo flujo de trabajadores desde el interior a la costa. En el caso de Málaga, la Costa del Sol, especialmente la de Marbella, acentúa este efecto imán.
Aragón añade que la construcción se está convirtiendo en un sector «cada vez más complejo» en el que los procesos están más regulados a cada normativa y las exigencias del propio mercado hacen que las viviendas tengan cada vez más requisitos técnicos, especialmente en los planos energéticos y de sostenibilidad. Esas características hacen que la falta de personal con experiencia y cualificación se vaya amplificando conforme evoluciona el sector, por lo que, de mantenerse la tendencia actual, la alarma pasará a ser un problema grave que amenaza la sostenibilidad del repunte de la construcción en Málaga y en todo el país.
La solución a largo plazo, tanto en ojos de la Asociación de Constructores y Promotores como de la Fundación Laboral de la Construcción, está en la formación. Aragón recuerda que desde su organización llevan «mucho tiempo» reclamando títulos duales para ir reciclando el tejido laboral. «Pedimos ciclos formativos específicos en el sector para que los jóvenes vean un proyecto formativo y de desarrollo de cara a su futuro».
Los datos que ofrece la fundación sobre la Formación Profesional en Málaga en el sector del ladrillo reflejan la baja tasa de reposición. En el curso 2016-2017, solo 99 alumnos acabaron el ciclo básico de reforma y mantenimiento de edificios. Un total de 60 finalizaron ciclos de grado medio vinculados al ladrillo –la mitad el de obra civil y los otros treinta de interiores. En el mismo curso, 444 alumnos malagueños finalizaron algún módulo superior del sector de la construcción. Este número de títulos al año no es suficiente para abastecer las necesidades de las empresas de la construcción en la provincia.
El director estatal de formación y el gerente de la fundación explican que la forma tradicional de aprender las claves de la construcción están obsoletas. «Antes te metías en la obra joven e ibas adquiriendo conocimientos, ahora hay nuevos procesos, materiales y normativas que hacen necesaria la formación oficial y reglada», comenta Viejo.
Ambos recuerdan que en países europeos como Francia y Alemania, que no tuvieron una crisis en la construcción tan acentuada como la de España, también se está desarrollando este fenómeno. Para hacerle frente, coinciden en la necesidad de rechazar la mala imagen que se ha creado en torno al sector. «En la construcción se puede hacer carrera, los salarios siguen siendo muy buenos y es un sector en el que las nuevas tecnologías tienen cada vez más peso y la mano de obra trabaja en mejores condiciones».
La falta de personal con experiencia o cualificación se está haciendo notar en todas las esferas del sector de la construcción en Málaga. Las empresas son conscientes de ello sin importar su tamaño, desde los grandes grupos hasta los pequeños contratistas y gestores de proyectos, la percepción se alerta es clara.
La empresa constructora Hermanos Campano es una de las que acusa la falta de personal con experiencia, no solo de cara a su propia plantilla, sino también en las propias compañías que ofrecen los servicios más especializados de forma específica. «Se nota que les falta gente y eso repercute en el precio de sus servicios», comenta Francisco Campano. «Faltan jefes de obra, aparejadores, técnicos, escayolistas... lo estamos viendo venir aunque de momento no sea clamoroso», añade.
La gran constructora Bilba no está sufriendo de momento las consecuencias directas de esta situación porque esta compañía tiene una plantilla propia de 450 trabajadores. Sin embargo, tal y como explica su director, Juan Borrajo, sí están percibiendo la falta de instaladores de pladur, albañiles y soldadores de cara a algunos proyectos.
Ignacio González, de IG Gestión Integral de Obra, explica que se ha visto claramente como la mano de obra que había en los años fuertes antes del 2007 «ha ido encajando en otros sectores». Esto supone que, pese a su experiencia, no eran «personal especializado», sino que se había conectado con el sector por mera oportunidad. González trabaja con empresas especializadas en determinados aspectos de la construcción que, pese a las dificultades, «no han cambiado de gremio».
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