Las estadísticas oficiales dicen que prácticamente la mitad de los residuos generados por la construcción acaban en los vertederos en vez de ser reciclados y reutilizados. Hasta ahí, lo que reflejan los datos. Pero en la Málaga de la sostenibilidad la historia es bien diferente. ... Y para mal, porque la ciudad está repleta de escombreras ilegales en las que se amontonan viejos electrodomésticos, muebles de todo tipo, colchones, sofás y, sobre todo, restos de obras tanto esparcidos como en sacos que son dejados por empresas de chapuzas que utilizan cualquier descampado como alternativa gratuita y clandestina al servicio de cubas que deberían contratar para su posterior traslado al vertedero de Los Ruices o incluso a hacerlo por sus propios medios.
Publicidad
1.500 euros
es el importe máximo de la sanción a la que se exponen quienes tiran escombros en cualquier lugar de la ciudad de Málaga, una infracción tipificada como grave en la normativa municipal
63,15 euros
cobra Limasam a las empresas por cada tonelada de residuos voluminosos que llega al vertedero de Los Ruices, tras aplicarle la nueva tasa estatal de 40 euros por tonelada
El problema no es nuevo fruto del incivismo de algunos, las carencias del servicio de recogida y la prácticamente nula vigilancia policial para erradicar una práctica que está tipificada como una infracción grave en la ordenanza municipal con multas de hasta 1.500 euros. Pero sí que se está agravando a raíz de la subida de precios que ha conllevado el nuevo impuesto estatal que desde comienzos de año grava el depósito de cualquier tipo de desecho que termine en los basureros. Para hacerse una idea, si antes se cobraba a los negocios (es gratis para los ciudadanos tanto en el vertedero como en el punto limpio de Limasam en el polígono Guadalhorce siempre que no se superen los diez sacos) una tarifa de 23,15 euros por tonelada de residuos voluminosos, ahora son 63,15 más IVA.
Traducido a una cuba, el coste del servicio de una de 4 metros cúbicos de capacidad se va a los 200 euros y la de 8 m3, hasta los 300 euros, prácticamente el doble que antes. Un dinero que no todos están dispuestos a pagar porque alquilar una furgoneta y vaciarla en cualquier lugar les sale más económico. De hecho, empresarios de cubas reconocen que en estos dos meses sus encargos han caído en picado, por encima de un 60%, pese a que la actividad en el sector de la construcción sigue siendo alta. «¿Dónde están esos sacos? En cualquier campo», responde un profesional que lleva dos décadas de experiencia a sus espaldas.
Y no le falta razón. SUR ha hecho una ruta por los vertederos ilegales de la capital. Y entre la veintena de los más destacados (son muchos más) los hay de todo tipo. Unos están más escondidos, como los que afloran a escasos metros del Jardín Botánico de La Concepción, a apenas unos metros de la orilla del embalse del Limonero o a espaldas de la depuradora del Guadalhorce, en paralelo al río, donde hay una 'sección' específica con una treintena de frigoríficos desguazados, otra para tuberías, una tercera para sacos a rebosar de materiales de obra y una cuarta en la que 'descansan' medio centenar de sillas de un restaurante chino (la cartelería le delata) y alguna que otra bañera.
Publicidad
Más pequeños, pero también más visibles al estar en plena calle y junto a bloques de viviendas son los que hay en el tramo final de la Virreina (Ciudad Jardín), en las barriadas de Soliva, El Cañaveral y El Tomillar (Puerto de la Torre), o en el único solar sin construir de la avenida Navarro Ledesma, entre El Cónsul y Torre Atalaya (Teatinos). Da igual si se trata de suelo público o privado. Todo parece valer.
En este particular mapa de escombreras llama especialmente la atención toda la pastilla comprendida entre los terrenos de las antiguas fábricas de Intelhorce y Amoniaco, flanqueando curiosamente la enorme explanada seleccionada por Málaga en su candidatura para albergar en 2027 una exposición internacional bajo el lema 'La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible'. Aunque el control de estas prácticas en suelo urbano compete a la Policía Local, el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil también puede intervenir puntualmente. «Todos estos escombros suelen ser de obras ilegales, sin declarar. No vienen con cubas, sino con furgonetas propias o incluso alquiladas», explican desde una patrulla del Instituto Armado que se ha adentrado en estos descampados para inspeccionar los caballos que pastan por la zona. A veces, basta con seguir las marcas que el continuo paso de vehículos dejan en la tierra para dar con uno de estos vertederos. Y como algunos son de sobra conocidos, también las de las excavadoras de los Servicios Operativos del Ayuntamiento y vehículos de Limasam para retirarlos y dejar la zona relativamente limpia. Aunque sea sólo por unos días.
Publicidad
Unas imágenes que también se repiten en lugares teóricamente privilegiados con espectaculares vistas, siempre que se levante la mirada hacia el horizonte, claro. Es lo que ocurre en San Alberto, en la parte alta de Carlinda, donde se puede encontrar desde una bañera con hidromasaje hasta un calentador, pasando por neumáticos y tiendas de campaña. Y mirando al este, también en Colinas del Limonar, una de las zonas más cotizadas del desarrollo urbanístico de la ciudad, pero también uno de los principales vertederos ilegales de la zona este de la capital con varias localizaciones próximas a la autovía en las que se pueden ver decenas de sacos de obra, azulejos, varios sofás, un buen catálogo de colchones y para completar el repertorio, un armario.
Todo ello, a pesar de que los malagueños tienen la opción de dejar los muebles junto al contenedor el día antes al que pasa el camión de recogida de enseres de Limasam, cuyo calendario viene indicado en un cartel del propio recipiente y que también se puede consultar en la web de la empresa municipal de limpieza (https://limpiezademalaga.es/recogida-de-muebles/). Algo más alejado de la vista de todos, en la parte alta de Jarazmín también sirve de escombrera el viejo camino de Totalán, justo por encima de la autovía. Al que el Ayuntamiento acaba de dar solución a otro punto habitual de vertidos es al existente bajo el viaducto de la Ronda Este, en la carretera de Olías, saneando el terreno e instalando una valla para impedir el depósito de residuos de forma incontrolada.
Publicidad
El radio de acción de los incívicos se concentra especialmente en las afueras del casco urbano de barrios más periféricos como Churriana, Campanillas o Puerto de la Torre, donde una ingente cantidad de ladrillos, tuberías de fibrocemento e incluso la descarga de una hormigonera dan muestra de que su procedencia no es precisamente de una pequeña chapuza en casa. ¿Dónde está? Junto a la entrada al distrito desde la hiperronda, a escasos metros de las viviendas y de un par de colegios.
Y de ahí, al entorno los polígonos industriales. La franja comprendida entre los parques empresariales de Santa Bárbara, Málaga Nostrum y el Guadalhorce se llevan la palma, con una hilera de montañas de restos de obra que superan los cuatro metros de altura lindando con el arroyo de las Cañas. Pero hay más puntos negros. «Están proliferando cada vez más y al final somos nosotros los que tenemos que retirarlos. Hace falta más vigilancia porque son problemas reiterativos que ya deberíamos tener solucionados», se queja el presidente de la Asociación de Polígonos y Parques Industriales y Comerciales de Málaga (Apoma), Antonio López, quien explica que en un intento de frenar esta situación se están creando puntos limpios con cubas y cerrados con llave para los residuos que generan los negocios, «pero no para escombros».
Publicidad
Para escombros parecen estar reservadas varias zonas de San Julián y Guadalmar, donde la acumulación de residuos forman una estampa habitual, especialmente en los viales que comunican estas barriadas con el entorno de Ikea, Leroy Merlin y el centro especializado en materiales de construcción Obramat (antes Bricomart). Sin abandonar esta zona de la ciudad, uno de los enclaves crónicos es el perímetro del polígono Villa Rosa. Y para completar la ruta, Arraijanal, donde los árboles del único espacio libre de cemento del litoral malagueño sirven a algunos para ocultarse en sus descargas furtivas, generalmente a última hora de la tarde o antes de que amanezca. La mayoría logra pasar desapercibido, pero no la huella que dejan en forma de escombreras.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.