Roberto Sotomayor, exatleta y dirigente de Podemos: «Odio ver cómo las casas de apuestas manosean el deporte»

A pesar de ser su primer cargo orgánico (de momento nunca ha tenido un cargo público), Sotomayor tiene una larga carrera dentro en la política de base. «Era militante de las Juventudes Comunistas, pero cuando Anguita lo dejó me fui. Luego ganó Zapatero y me afilié al PSOE, pero en dos años lo dejé. Después llegaron Podemos y Pablo Iglesias y me vi muy representado», explica el político morado, que se encuentra en estos días en Málaga para participar en un debate sobre la afectación que las casas de apuestas está teniendo entre los ciudadanos.

«Es un problema de clase», afirma tajante sobre este asunto nada más comenzar el diálogo. Estos años de militancia que pesan sobre él se notan, porque habla alguien muy consciente de que su discurso no es un mensaje prefabricado que forma parte de un argumentario, sino el resultado de años en la calle. «La incidencia de las casas de apuestas es negativa en toda España, pero hay zonas como Málaga en las que es extremadamente preocupante», recuerda con los datos en la mano. Extremadura, Euskadi por su tradición de las apuestas en la pelota vasca, Murcia como máximo exponente, Madrid y Andalucía conforman esa geografía marcada en rojo para aquellos que consideran que hay que parar los pies a las grandes compañías.

Sotomayor tiene claras las bases del problema. «Hay un tema de clase, pero también racial. En este país las calles ya no son espacios públicos; éstos se han privatizado. Y ante esta situación la gente migrante es la que más sufre, porque las casas de apuestas son el único lugar donde pueden ver el fútbol gratis o pagando una cerveza barata».

El neoliberalismo, la cuestión aspiracional que se puede alcanzar con el dinero rápido, el individualismo extremo, el 'lo quiero ya'. Estos serían los mimbres que han llevado a las apuestas a ser uno de los principales problemas de la sociedad, insiste el atleta, pero no los únicos. «Hay una connivencia de las administraciones con el sector del juego por los millones que ingresan. Pero eso no puede ser un proyecto de país, porque el juego funciona igual que lo hacía la heroína hace unos años, trae ruina y tragedia para las familias con menos recursos».

Roberto Sotomayor es consciente de que no se pueden prohibir las casas de apuestas («ya me gustaría», dice), pero que sí se pueden «ahogar». ¿El método? «Habría que empezar por impedir que puedan ofrecer bebidas gratis u otro tipo de cosas. ¡En Madrid hemos visto incluso como regalaban churros con chocolate!», exclama.

La dirección de Podemos que encabeza la ministra Ione Belarra ha confiado en Sotomayor para abordar sin contemplaciones el tema de las casas de apuestas, aunque en realidad el área que se le asignó tras el congreso fue la de Deportes. Sin embargo, el exatleta recuerda que ambas cuestiones están «lamentablemente» relacionadas. «Odio ver como las casas de apuestas manosean el deporte, y de cómo los deportistas colaboran en una de las mayores lacras de nuestro tiempo para los jóvenes. Ver a gente como a Rafa Nadal protagonizando anuncios es algo que nunca entenderé», critica, aprovechando además para recordar que el Gobierno –en el que también está Unidas Podemos– ha prohibido la publicidad en los eventos deportivos. «Tenemos que dejar de normalizar que la gente famosa se haga más rica a costa del sufrimiento de la gente».