Alberto Montero, José Antonio Vargas, Alejandro Serrato y Maribel González. sur
La política baja lupa

Retrato de Podemos en Málaga: así ha acabado en crisis lo que empezó como una ola de ilusión

Análisis. ·

El partido cumple una década en la provincia, donde a los éxitos electorales ha seguido la pérdida de poder institucional; ha habido cambios de liderazgos; y ha sufrido los efectos de las escisiones

Jueves, 25 de enero 2024, 00:20

El pasado 17 de enero se cumplió una década de la fundación de Podemos como partido político de ámbito nacional. En el caso de Málaga, desde ese momento comenzaron los movimientos para articular la formación en la provincia, donde eclosionó con fuerza despertando una ola ... de ilusión que recogía el espíritu reivindicativo del 15-M; sin embargo, diez años después y al igual que sucede a nivel estatal, la formación fundada por Pablo Iglesias se encuentra en una encrucijada sobre su futuro tras recorrer un camino donde a los éxitos electorales ha seguido la pérdida de poder institucional, ha habido cambios de liderazgos y ha sufrido los efectos de las disputas internas.

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En los orígenes de Podemos en Málaga el protagonismo estuvo en las asambleas y círculos que se fueron creando en la capital y municipios –fundamentalmente en los de mayor población y en la franja litoral– y no había liderazgos individuales. Fueron momentos en los que se produjo un proceso de politización «masiva en el que personas sin experiencia política se acercó a la política», según recuerda el concejal morado en la capital, Nicolás Sguiglia. «En sus orígenes Podemos es un proyecto que nace con vocación transformadora, transversal, que apela al conjunto de la sociedad y que hace un diagnóstico de los problemas y presenta soluciones viables», recalca Alberto Montero, exdiputado morado.

En la provincia hubo que esperar un año, a enero de 2015, para que la formación tuviera sus primeros rostros visibles. En el caso de la capital el primer secretario general fue el joven José Antonio Vargas que se impuso en unas primarias a Francisco Mostazo; junto a él otros nombres fueron los de Isabel Reyes en Estepona, Manuel González 'Lolo' en Marbella, Félix Gil en Benalmádena o Gracia López en Torremolinos.

Asamblea de Podemos celebrada en 2015 en la sede de Equo. sur

En esos momentos, en la provincia, el partido vivía sus días dorados con dos diputados nacionales en las generales de 2015, cuatro concejales en la capital a través de la marca blanca Málaga Ahora o su entrada en gobiernos municipales en localidades como Marbella o Torremolinos. Es la fase de consolidación y de institucionalización de Podemos en Málaga.

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Sin embargo, el partido en la provincia empezó desde el principio a sufrir las consecuencias de las guerras internas y las posteriores escisiones (primero del sector afín a Íñigo Errejón y después del grupo de Teresa Rodríguez).

Vargas apenas duró un año en el cargo en Málaga y se fue denunciando la «derechización» del partido y fue sustituido desde noviembre de 2016 por Alberto Montero, quien estuvo en el cargo hasta marzo de 2019, cuando dimitió al calificar de «afrenta» que IU copara los dos primeros puestos de la lista de Unidas Podemos por la provincia a las generales. Su sustituto fue Alejandro Serrato, un afín a Teresa Rodríguez, que dejó la dirección provincial cuando ésta rompió con Podemos. Un partido que desde diciembre de 2020 dirige en la provincia Maribel González.

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Desencanto

No sólo en la cúpula también en las bases hubo abandonos de este espacio político por parte de gente que se desencantó con el proyecto. Para Sguiglia además «de los errores propios» en la situación del partido también han influido «los ataques por parte de poderes mediáticos y judiciales que no sólo afectan a la dirección estatal del partido sino también a la militancia de base».

En ese análisis de la situación del partido, que en el caso de la provincia le ha llevado a día de hoy a tener su menor cuota de poder institucional en diez años (sólo tienen cuatro ediles cuando llegó a tener dos diputados nacionales, tres parlamentarios andaluces y un diputado provincial), Montero introduce un elemento de reflexión en torno a que Podemos «ha perdido con el PSOE la competencia por el electorado transversal y progresista». Este profesor universitario sostiene que del Podemos original «en gran medida no queda nada» y «para bien y para mal ha habido mucha dependencia de Pablo Iglesias».

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El futuro del partido en la provincia, donde hay 4.189 inscritos y mantiene estructuras en los municipios del litoral, va a estar marcado por lo que ocurra a nivel nacional, en especial las elecciones europeas de junio y el devenir del proyecto de Sumar. «En Málaga hay alguna gente preocupada por la división, pero hay otra que está ilusionada porque se ha recuperado la dinámica y la visibilidad de Podemos y se han reenganchado al proyecto», afirma Nicolás Sguiglia. Alberto Montero, por su parte, percibe que aún hay un núcleo de militantes que «sigue manteniendo esa vocación de tratar de distanciarse del sectarismo y del identitetarismo nacional y tratar de ser actores del cambio político a nivel local».

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