Un brillante 2023 le pone el listón muy alto al nuevo año económico

Economistas, patronal y sindicatos, todos coinciden en que el año que termina ha sido positivo para la economía malagueña. Si en 2022 el PIB de la provincia batió en crecimiento al del resto de los territorios de Andalucía con su expansión del 8,5% –un rebote que en Andalucía se limitó al 5,25%–, todo indica que este año ocurrirá lo mismo, pese a la desaceleración hasta el 3% que parece que se habrá producido, según estimaciones de los analistas locales –sólo Sevilla se le acercará con un ascenso del 2,4%–. Y la expansión muy probablemente tendrá continuidad en el nuevo año, aunque también desacelerado.

El Colegio de Economistas de Málaga valora que estas últimas cifras de crecimiento, como las que se prevén para el ejercicio 2024 –algo menores que las del año que acaba–, son saludables y compatibles con un escenario de crecimiento sostenible y razonable tras el periodo anómalo previo de desplome, primero, y de repunte fulgurante, a continuación, como consecuencia de la pandemia, que tuvo un impacto muy importante en actividades como el turismo, tan relevante en la estructura económica de la provincia.

Aunque Felisa Becerra, experta de Analistas Económicos de Andalucía (Grupo Unicaja Banco), pone un «pero» a la evolución del PIB de 2023: «El crecimiento ha sorprendido sobre todo por la primera mitad del año, porque en la segunda parte se ha observado una desaceleración». Pero esa reducción del tono en el último tramo de este ejercicio ha sido de menor dimensión de la augurada. El propio Colegio de Economistas de Málaga lo ha reconocido hace pocos días: de haber previsto contracción de la economía por la reducción de la demanda interna y de los viajeros procedentes de los ahora enclenques países europeos ha pasado a afirmar que «la economía de Málaga aguanta», tal y como constataba su decano, Manuel Méndez, pertrechado de unos datos de la provincia que en casi todas las variables eran mejores que los del conjunto andaluz.

Por eso, por parte de los agentes sociales hay felicitaciones por el buen comportamiento económico reciente de la provincia. Natalia Sánchez, vicepresidenta ejecutiva de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), explica que ya se contaba con que 2023 iba a ser de desaceleración respecto a 2022 y pone el acento en que «se ha mantenido el tipo en un entorno complejo marcado por los conflictos geopolíticos en Ucrania y Oriente Medio y los precios, que finalmente han traído buenas noticias, con su contención».

A su vez, Soledad Ruiz, secretaria general de UGT Málaga, califica a 2023 de «año sorprendentemente bueno», sobre todo por el punto de partida: las perspectivas a finales de 2022 se veían oscurecidas por la guerra de Ucrania y su impacto en la subida de los precios, que mermaba la capacidad de compra de los trabajadores, a lo que se sumaban los incrementos de los tipos de interés del Banco Cen tral Europeo, una dificultad añadida para los hipotecados.

La economía malagueña no lo ha tenido fácil en ninguna de estas dos variables. Por un lado, ha sufrido un ritmo de subida de precios más acelerado que la media española: el año acaba con el IPC incrementándose a ritmos cercanos al 4% en la provincia, frente al 3,2% nacional; y los alimentos aún suben al 8,5% en Málaga, en este caso sí algo por debajo de la cifra estatal (9%). En todo caso, como resalta el profesor de la Universidad de Málaga Alberto Montero, son cifras más moderadas que las de 2022, cuando la inflación llegó a subir más del 10%.

En cuanto a las hipotecas, Málaga tiene una vulnerabilidad especial ante su encarecimiento: ya firma el segundo crédito más alto del país, sólo por detrás de Baleares, y se encuentra entre los territorios de España en que mayor esfuerzo –mayor proporción de la renta del hogar– requiere el pago de la mensualidad. Según Soledad Ruiz, esos «nubarrones» se han visto mitigados por medidas como la subida del salario mínimo interprofesional y la revalorización de las pensiones conforme al IPC; han ayudado, dice, al mantenimiento del poder adquisitivo de los hogares, el consumo y el empleo.

Desde CC OO, Fernando Cubillo, su secretario general en Málaga, defiende que el que termina habrá sido «uno de los mejores años para la economía de la provincia». Y destaca cómo ello se ha trasladado al empleo: por primera vez en la historia se han superado los 700.000 afiliados a la Seguridad Social. Ello supone un crecimiento de más de 20.000 cotizantes en el último año. Como precisa Elisa Becerra, si el número de afiliados a la Seguridad Social ha crecido un 4% en la provincia, en Andalucía ha sido del 2%, un síntoma más del dinamismo diferencial de Málaga. Mientras, el paro ha bajado en cerca de 10.000 personas en el transcurso de 2023.

Otro factor positivo que relata Alberto Montero es que la estacionalidad en el empleo se ha amortiguado: el turismo cada vez está menos concentrado en los meses de verano y en el sol y playa; se ha diversificado hacia la cultura y la gastronomía. Como la temporada turística se ha alargado, el comercio toma rápido el relevo del empleo cuando se inicia la época de compras a partir de noviembre.

Pero la tasa de paro, que entre finales de 2022 y el tercer trimestre de 2023 ha bajado del 19,37% al 16,05% en la provincia, sigue por encima de la media española, que ha caído por debajo del 12%. De hecho, el Colegio de Economistas señala que uno de los «peros» de Málaga este año es que sigue arrastrando más desempleo.

El otro factor que ensombrece la marcha de la economía malagueña es su mercado inmobiliario: falta vivienda asequible. Ésta es una cuestión que preocupa a la Cámara de Comercio: su nuevo presidente, José Carlos Escribano, señalaba en una reciente entrevista en SUR que hay momentos en temporada alta en que a las empresas les es difícil captar trabajadores porque no encuentran alojamiento que puedan pagar. Ésta es una cuestión en que inciden los sindicatos, que vigilan de reojo lo que ocurre en Baleares, donde este problema es aún más acuciante: llaman a evitar que Málaga termine mirándose en ese espejo.

La secretaria general de UGT recuerda que ésta que califica de «semiburbuja» en el 'ladrillo', además de dificultar el acceso a la vivienda a muchas familias trabajadoras de Málaga, también puede acabar teniendo impacto en el sector de la construcción y en el empleo que genera. El Colegio de Economistas, de hecho, ya ve en recesión a esta actividad en la provincia. A juicio de Manuel Méndez, su decano, para paliar la situación haría falta la construcción de entre 3.000 y 4.000 viviendas anuales y que fueran para todos los bolsillos. Además del aumento de la oferta, los sindicatos creen necesaria intervención pública para frenar la subida de los precios, así como regular los pisos turísticos.

Con todo, Natalia Sánchez si bien concede que la subida de los tipos de interés se ha dejado sentir en el 'ladrillo', pone de relieve que Málaga sigue siendo la quinta provincia de España en la que más compraventas se realizan, con el apoyo de una demanda extranjera cada vez más diversificada.

El profesor de la Universidad de Málaga Alberto Montero recuerda que el problema inmobiliario de Málaga no se ciñe exclusivamente a la vivienda: hay escasez de espacio también para oficinas. Y Sánchez añade que el déficit se extiende al sector logístico y al conjunto de actividades productivas.

Más allá de la construcción, respecto a la evolución sectorial, Montero destaca la pujante actividad del sector tecnológico, que ha culminado con la apertura del centro de ciberseguridad de Google en la capital. «Nos sitúa en el mundo de forma diferente. Muy mal hay que hacerlo para que se revierta este avance», asegura. A ello Natalia Sánchez agrega que la presencia de esta sede de la multinacional estadounidense, junto con la apertura del Centro de Ciberseguridad de Andalucía, genera una especialización tecnológica que ejercerá como efecto llamada para seguir atrayendo talento tecnológico.

A la brillantez de la nueva economía en la provincia se suma el buen tono mostrado por el gran motor de la economía malagueña, el sector turístico, que ha vivido un año récord en todas las referencias (pasajeros en el aeropuerto, ocupación, ingresos…): Felisa Becerra señala que si bien los visitantes nacionales han flaqueado, ello se ha visto compensando por la demanda extranjera.

Esta economista también hace hincapié en el buen comportamiento del comercio exterior: Málaga es la única provincia andaluza que ha aumentado el valor de sus exportaciones. Sánchez reconoce que Málaga tenía margen de mejora porque en ventas al exterior no era (ni es) líder en Andalucía, aunque ha aprovechado los últimos años para ir cerrando el gap que le separan de otras provincias como Cádiz, Sevilla o Huelva. Sánchez explica cómo en el comercio exterior de Málaga cada vez tiene más fuerza la tecnología, tanto los bienes de equipo como los intangibles, que se suman al protagonismo que de los productos agroalimentarios en el comercio exterior, sobre todo el aceite o los cultivos subtropicales.

El dinamismo malagueño también se ha hecho patente en la creación de empresas. Si el año 2022 fue récord, con 6.349 sociedades nuevas, en 2023 todo parece que se habrá superado esa cifra, puesto que mes a mes el nacimiento de compañías ha ido batiendo las cifras de las mismas fechas del ejercicio pasado. Aunque Sánchez avisa de que hay que vigilar otras variables, como la mortalidad empresarial, porque si Málaga es la tercera provincia en la que más empresas surgen, también es uno de los territorios donde más desaparecen. Y la Cámara de Comercio está pendiente de que las empresas malagueñas crezcan: Becerra añade que la presencia de empresas más grandes favorece una mayor inversión en I+D.

Según prevé Sánchez, si bien Málaga seguirá líder en creación de empresas en Andalucía –una de cada tres compañías que nacen en la región tienen a la provincia como escenario–, «esa posición no la perderemos», dice, pero añade: «Igual no se puede mantener el mismo ritmo de creación».

Porque desde la patronal, con vistas a 2024, son cautos: «La entrada en el nuevo año será compleja; podemos ver contención del consumo y de la inversión; además, en Málaga los meses de enero y febrero son de menos actividad. Pero avanzado el ejercicio ganará dinamismo, sobre todo si continúa la moderación de los precios y asistimos a alguna bajada de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. La provincia lo hará mejor que el resto de territorios de Andalucía», asegura Natalia Sánchez. Considera que como factor positivo para que a Málaga le sea posible activarse pronto se encuentra la circunstancia de que en 2024 la Semana Santa cae pronto, en marzo, además de que recuerda que la economía malagueña también está consiguiendo romper la estacionalidad.

Felisa Becerra prevé que Málaga continuará creciendo en 2024, aunque a un ritmo algo inferior al de 2023, si bien todavía por encima de las cifras del conjunto de Andalucía y de España. Pero llama la atención respecto a las incertidumbres, que son elevadas, sobre todo derivadas de cómo puedan evolucionar los precios y los tipos de interés y cómo pueda impactar la retirada de los estímulos que conllevará la asunción de las nuevas reglas fiscales europeas.

El decano de los economistas prevé un escenario continuista en que la tecnología y el turismo seguirán siendo los motores del crecimiento y en el que no hay riesgos más allá de los externos. Pero el profesor Alberto Montero agrega que sí hay elementos domésticos que pueden provocar que el crecimiento se resienta, como la sequía.

¿Qué efectos tendrá esto en el mercado laboral? Sánchez confía en que se mantenga la creación de empleo. Porque por el momento la desaceleración del PIB no está teniendo consecuencias negativas sustanciales en la generación de puestos de trabajo. Desde UGT, Soledad Ruiz prevé que se mantenga el empleo, especialmente si bajan los tipos y las empresas ven aliviados sus costes financieros y pueden contar con más recursos para aumentar las contrataciones. Becerra, en línea con sus previsiones para el PIB, considera que puede seguir creciendo el empleo, aunque previsiblemente lo haga a menor ritmo que en 2023.

En estos términos laborales, los sindicatos ponen «deberes» a la Administración y a las empresas. Y, por ejemplo, desde UGTreclaman atención para los parados de larga duración de la provincia. Y desde CC OO, Cubillo comenta que si uno de los principales retos para el año que comienza es seguir manteniendo la creación de empleo, no hay que olvidar la mejora de su calidad: según sus cálculos, uno de cada tres puestos de trabajo –200.000 personas– son o temporales o a tiempo parcial. Y, en todo caso, de acuerdo con este sindicalista, «hay que pasar del ahorro a la inversión»: defiende que los beneficios empresariales y las reservas hay que ponerlos a circular para generar más actividad. Y con ello enlaza una idea del Colegio de Economistas: las afiliaciones a la Seguridad Social aumentan en la provincia, pero el paro no mejora en la misma medida porque la economía local no genera empleo suficiente para la creciente población fruto de la llegada de migrantes de todas las geografías del mundo. «Crece el empleo, pero viene de fuera de Málaga. Para que sea de aquí hay que hacer un esfuerzo de cualificación y recualificación de los trabajadores locales», añade Soledad Ruiz.

Una cuestión en la que hay debate entre los expertos consultados es en si es necesaria una mayor diversificación sectorial para elevar el potencial de crecimiento. Felisa Becerra defiende que Málaga tiene que apostar por el sector industrial, la innovación y la digitalización. Fernando Cubillo coincide: el empleo industrial, tecnológico, es el que dura doce meses al año; «éste es el tipo de trabajo que necesita Málaga», dice. Y también anima a apostar por la logística o las energías renovables. Pero Alberto Montero considera que la provincia –y todos los territorios– han de buscar aquello en lo que se tienen ventajas competitivas para desarrollarlo: «¿Hay que diversificar buscando ser autosuficientes? Eso no va a ocurrir. Tampoco conviene que todas las actividades ponderen lo mismo en la economía». «Que la tecnología pese mucho tiene consecuencias, por ejemplo en el aumento de los trabajadores con alto poder adquisitivo y en un incremento de la demanda, pero no va a sustituir al turismo, y tampoco sería bueno que lo hiciera», zanja Montero.

En lo que sí que hay coincidencia entre los expertos es en que una de las tareas pendientes fundamental para la economía malagueña es la resolución de sus problemas de movilidad. Como apunta Manuel Méndez, las conexiones de la capital con las costas este y oeste están «obsoletas». Por ello, desde UGTseñalan que hacen falta grandes infraestructuras en ambos litorales y también hacia Antequera, por el puerto seco. Avisan de que las medidas son necesarias ya, porque han observado un incremento de los accidentes laborales 'in itinere' por las dificultades crecientes en la circulación.

Becerra explica que las infraestructuras no son condición suficiente, pero sí necesaria para proseguir el desarrollo en la provincia y urge a resolver los «cuellos de botella» que se han generado en algunos lugares que desde los sindicatos atribuyen a los problemas de acceso a la vivienda, que provocan que mucha población se haya desplazado a la periferia.

El año 2023, pues, deja el listón muy alto por sus buenos resultados económicos. Pero también bastantes tareas pendientes.

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