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Aquella tarde tenía previsto acompañar en una visita al ginecólogo a su hija, que entonces estaba embarazada. Hacia las 16.30 recibió una llamada que le llevó hasta Totalán, para enfrentarse a un reto inédito. Allí permaneció durante 13 días al frente de un ... operativo técnico sin precedentes, con el cometido de rescatar al pequeño Julen del interior de un pozo a 71 metros de profundidad. Estos días se cumplen seis meses de un suceso que conmocionó a medio mundo. Ángel García Vidal, representante en Málaga del Colegio de Ingenieros de Caminos, reflexiona sobre unos hechos que han supuesto un antes y un después en su vida.
¿Cómo es el día después de un héroe?
No tan héroe.
Sabía que iba a decir eso.
Me considero una persona normal, la misma que, antes de recibir la llamada de la Guardia Civil y de subir a Totalán, iba a acompañar al ginecólogo a su hija, que en ese momento estaba embarazada. No cabe duda de que ha sido un acontecimiento inédito en mi vida. El día después ha sido como un tsunami que te pasa por encima. Tienes que situarte, asimilarlo, porque se juntan muchos sentimientos y valores, profesionales y humanos. Y con una visibilidad hacia la opinión pública al nivel del alcance de la noticia en medio mundo, y a la que no estaba en absoluto acostumbrado y he tenido que asimilarlo, con la obligación moral de contarlo con transparencia y de ponerlo en valor. Todo eso me ha ocupado mucho tiempo. Pero de héroe, poco, sólo servidor.
Buena frase.
Sí, porque se ha visto el servicio público de nuestra profesión, desde el ámbito público o privado. Entonces recuerdas lo que te enseñaban en la Escuela, que la ingeniería es un servicio a la sociedad, el objetivo de nuestras actuaciones es el bienestar de los ciudadanos. En la memoria de cualquier proyecto siempre hay un epígrafe que habla del objeto de la actuación, y nunca he leído ni leeré un objeto que fuera rescatar a un niño. Eso impresiona, porque ese proyecto no estaba escrito, lo estábamos escribiendo en nuestra cabeza. ¡Qué mayor servicio público que una obra permita rescatar a un niño! Han sido miles los mensajes de compañeros que se han visto alentados por esta actuación. Eso es enorme. Todo eso hay que asimilarlo y recomponerte. Y también ha ayudado el hecho de que estoy muy tranquilo con todo lo que hicimos. Las actuaciones dieron el fruto de encontrarlo, aunque no de devolvérselo vivo a sus padres, que como se ha visto después prácticamente era imposible. Es un sosiego interior saber que hicimos todo lo humana y técnicamente posible.
¿Cómo es el aterrizaje de vuelta a su despacho profesional?
Prácticamente estoy empezando ahora a retomar mi actividad profesional, tenía contratos en vigor que tuve que paralizar y, en algunos casos, anularlos.
Ha tenido que aparcar encargos que son sus ingresos. Pero los héroes también comen...
(Risas) Los héroes comen, y los hijos de los héroes también comen. Tengo colgado en el frigorífico de la casa un dibujo, con una foto que cogerían de algún sitio, y que dice: 'En esta casa vive un héroe y se llama papá'. Pero en casa soy un padre más y ya está. Tuve que dejar paralizados muchos proyectos, porque era imposible. Después vinieron unas semanas de actividad frenética con los medios de comunicación, y con la obligación de poner en valor lo que se hizo. Y luego la testificación ante la jueza, y también muchos reconocimientos, premios, conferencias, actos, que me ha llevado mucho tiempo. Ya ha pasado y ahora lo que me apetece, lo que toca y lo que no tengo más remedio es que seguir trabajando.
¿Ha podido emitir ya su primera factura de 2019?
Todavía no, a ver si esta semana (la entrevista tiene lugar a finales de junio). Ha pasado medio año, y es mucho tiempo.
Por el operativo de Julen, ¿ha percibido alguna remuneración?
Nada.
Pero las empresas sí.
Sí, las empresas de maquinaria sí.
Usted, al fin y al cabo, es un profesional autónomo.
Sí, soy un profesional, pero no ha procedido. El Colegio (de Ingenieros de Caminos) se puso a disposición de las autoridades. Yo soy de los convencidos de que los colegios profesionales tienen que aportar a la sociedad mucho más. Venimos de una época antigua, cuando eran para honor y gloria de la profesión. Pero eso ya ha pasado, ahora eso se te supone, hoy hay que estar a disposición de la sociedad en tu ámbito. Pues eso fue lo que hice. Y mi función fue, en cuanto me llamaron, organizar un equipo de compañeros en media hora y aparecer allí con 14 buenos ingenieros de caminos, y ponernos a disposición de las autoridades a cargo del rescate. En fin, la verdad es que con todos los reconocimientos y los premios, que ya casi tengo un mueble lleno, me siento pagado.
Lo cortés no quita lo valiente.
Lo cortés no debería quitar lo valiente, es cierto. Pero bueno, ha quedado así y a lo mejor es la manera más noble de que quede. Para actuaciones futuras quizás sea necesario, porque para mucha gente ese era su trabajo.
¿Estar tan en la picota le ha puesto en el punto de mira de empresas o de nuevos encargos?
Hasta ahora no lo he notado, sigue habiendo mucha competencia, aunque es verdad que me conoce más gente, me lo voy a tener que seguir currando. Nadie va a llamar a la puerta para darme el proyecto del siglo. En todo caso, los cinco primeros minutos me reciben de otra manera. Por lo tanto, lo que me queda es trabajar mucho, y es lo que me apetece.
Sonó su nombre para algún cargo político. ¿Hay algo de eso?
Ha habido comentarios, pero no han pasado de ahí.
¿En Málaga?
En varios sitios, y a nivel de personas. En lo de Totalán coincidió la salida de una administración y la entrada de otra, y posteriormente dos elecciones muy intensas, y que todavía no se han resuelto del todo. En estos meses ha habido algún comentario pero se ha quedado ahí.
¿Y le gustaría?
¿Me gustaría? Depende del proyecto. Estar por estar, no. Estar con sentido, en un sitio donde pueda aportar y ser útil, hilando con la vocación de servicio público de la ingeniería; con personas con las que tenga confianza y en un trabajo en el que pueda aportar, puede ser. Si humildemente todo lo que tengo de experiencia y conocimiento lo puedo poner en valor en algún sitio y con un proyecto interesante y con perspectivas de tiempo, pues ¿por qué no?
El talento en la política no se prodiga precisamente...
No sé si yo lo aportaría, pero sí creo en los profesionales que en un momento de su vida quieran estar unos años en el servicio público, eso suma a la política con mayúsculas. En las personas que han tenido una trayectoria y han trabajado toda su vida, que saben lo que es dar soluciones a los problemas.
De todo lo que ha vivido, con el poso de los meses que han pasado, ¿con qué se queda?
Me quedo con la solidaridad tremenda que se vivió en Totalán, entre instituciones y personas que nos juntamos allí, cada uno con su procedencia, su formación, su experiencia y conocimientos, que fuimos capaces de ponernos de acuerdo con un fin y un objetivo común, y sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Aquellos días me di cuenta de que la España real, la que estaba viviendo, era esa; no de la que vienes, que está crispada y cabreada, la de 'esto no funciona', 'España no tiene solución' y ese diálogo autodestructivo al que estamos acostumbrados por la situación política. Y llegas a un sitio y dices: Protección Civil, funciona; los Bomberos, funcionan; la Guardia Civil funciona. Hay un despliegue tremendo, una gente formadísima, donde nadie protesta, con un montón de ingenieros voluntarios que lo dejan todo (familia, trabajo, casa) para trabajar allí. Esa es la España real, a ver si somos capaces de darnos cuenta de que no tenemos que tener una situación tan límite para que saquemos lo mejor de nosotros mismos, vamos a sacarlo todos los días.
Siempre se dice que los españoles nos crecemos ante la adversidad.
A la vista está, pero la adversidad también es madrugar por la mañana, trabajar y lidiar con clientes, proveedores y problemas, y volver a casa y ver a tus hijos y poner una sonrisa. O ir por la tarde como voluntario a una ONG o a una cofradía, o sea, sacar lo mejor de nosotros mismos. Esos sí que son héroes, los héroes diarios, los que están al pie del cañón. Somos una sociedad espectacular, a ver si nos lo creemos un poquito más, dejamos el cabreo institucional permanente, sosegamos el debate y decimos que, entre todos, hacemos un país espectacular. ¿Somos perfectos? No, pero para eso estamos, para hacer las cosas cada día mejor.
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