Una red de 7.000 amigos en Málaga para ir a la playa, a bailar, de senderismo o al karaoke

Pero la finalidad de esta red no es establecer una relación virtual entre los participantes. Sino verse las caras y compartir actividades, buenos ratos y para nada banales –se le da mucha importancia a la cultura, a mover las neuronas y también los cuerpos–. Pero la diversión es un ingrediente necesario en todos sus encuentros que de media reúnen a una treintena de personas.

Quedan semanalmente para ir al karaoke, una de las citas con más adeptos. Allí nos encontramos con Esther Muñoz, que comentaba: «Somos separados, divorciados, viudos, sin pareja... La mayoría buscamos amistades. Queremos pasarlo bien y aquí se pasa bien». O con Mari Carmen Mellado: «Hay que unirse un poco ya a cierta edad para sentirte un poco acompañada; es muy diferente estar sola a compartir con los demás».

El karaoke de los miércoles compite en afluencia con las conferencias sobre temas tan útiles como la planificación de una herencia, la próxima que tendrá lugar en septiembre sobre el Camino de Santiago o la que están planeando sobre los cambios acontecidos en la prensa por la irrupción de las nuevas tecnologías.

También, mensualmente hay quien se apunta al taller de lectura que se organiza en un bar de la calle de la Unión; en julio el club tenía que leer 'El jardinero fiel', de John Le Carré, para comentar la novela este viernes, aunque la maestra de ceremonias, Teresa, es bastante indulgente y no exige que se haya leído el libro en su totalidad para asistir, basta con haberlo comenzado. Además, junto con la lectura, promueve la creación literaria y en los encuentros también se anima a leer textos originales de los asistentes.

Además hay grupos de andarines que se van de ruta por la capital o por la provincia, como la caminata nocturna organizada para el 22 de julio entre Gibralfaro y los Baños del Carmen. Los más conversadores se ven en tertulias sobre diferentes temas –aunque se evita la política–. Quienes tienen más inquietudes sociales o les pica el gusanillo de la solidaridad participan en actividades de voluntariado, como el apoyo en comedores sociales para personas sin hogar –algunos trabajan en el de Santo Domingo–.

Hay lugar además para las quedadas para pasar en compañía la noche de San Juan y cumplir con todos los rituales –justo ese día conocimos a la Asociación Terrazas, ya que llamaban mucho la atención por lo numeroso de su círculo en la Playa de la Misericordia–. Ésa fue también la primera vez para Ani Fernández con esta agrupación: se enteró de este plan en el grupo de senderismo en el que participa –funciona mucho el boca-oreja– y ahora se apunta a muchos de los que se organizan en la playa, como el que el pasado 13 de julio reunió a una docena de personas bajo la Chimenea de Los Guindos, también en la Misericordia.

En ese encuentro del día 13 estuvo también Ana Torres, que además de socializar, también busca contactos para encontrar un empleo: «Yo soy divorciada, no tengo hijos, no tengo pareja. Vivía con mi padre, falleció el año pasado y ahora estoy... imagínese. Estoy buscando trabajo. El boca a boca siempre ha funcionado mucho». Además hablamos con Pedro, que es el encargado de otra de las iniciativas de la asociación: coordinar el que llaman tablón de anuncios, el lugar en el que la gente comunica si pone a la venta una bici que ya no usa o que necesita comprar un carrito de bebé para su nieta.

Se apuntó además una empresaria vasca que pasa temporadas en Málaga y que compartió, entre chapuzón y chapuzón y recién conocidos pero con quienes se sintió en confianza, confidencias sobre una vida a la que acaba de dar un completo giro: tras conseguir que sus hijos tengan la suya encarrilada, ahora, dice, es «su momento».

También se animó esa tarde a ir a la playa Mercedes Terroba, que si bien destaca la variedad de actividades que se proponen –asegura que todo el mundo puede encontrar algo que le venga bien de entre todo lo que se organiza–, admite que ella comenzó a acudir a los actos para ampliar su red de amistades: «Me gusta ir de senderismo y ahora, en vez de ir sola o con un par de amigas que a veces no pueden, prefiero así, con más gente». «Hay personas que se encuentran bien solas, pero si tú quieres ampliar un poquito tu círculo, te tienes que meter en una asociación, porque si no no vas a conocer nuevos amigos», explica, para añadir: «También esta asociación me gusta porque es en plan de amistad, no como otras de búsqueda de pareja; oye, que surgen, que es normal, pero no está exclusivamente hecha para eso».

Francisco Marengo, presidente de Asociación Terrazas, explica que el que han reunido es un colectivo variopinto, aunque sobre todo junta a personas a partir de los 45 o 50 años y dice que entre ellas hay de todo: solteras, viudas, separadas, con pareja, sin pareja... Eso sí, la mayoría son mujeres: dos tercios son féminas y un tercio, varones. Y, por eso, apelan al público masculino para que se apunte, aunque, a tenor de las cifras, las inquietudes culturales y la búsqueda de redes para socializar parece que son rasgos más frecuentes entre las mujeres. La intención del grupo es, además, continúa Marengo, que la gente comparta tiempo y evitar la soledad. Respecto al perfil de los participantes, aunque hay de todo entre quienes se reúnen, hay mucho docente y también personas muy cualificadas.

También hay actividades como deporte, con clases de yoga, por ejemplo; o baile –como el taller de rumba flamenca del sábado, 15 de julio, que tuvo lugar en el parque al lado de la fuente de colores del barrio de Teatinos y en el que participó una veintena de personas–, las manualidades –con su correspondiente mercadillo, como el que se celebró hace unos días en Huelin–las visitas a museos, fiestas temáticas... y el terraceo.

Precisamente, éste es el nombre que da nombre a la asociación y... ¿por qué? Tal y como explica Marengo, la primera convocatoria se realizó en la terraza del hotel Salles de Málaga. «Y qué mejor imagen enlazar terraza con Málaga», añade Marengo. Esa primera quedada tuvo lugar en el año 2018 y ya acudieron 95 personas. De esos componentes del grupo fundador hay algunos que permanecen, pero hay otros que no. Hay fluidez. Las que suelen fallar más tras unas primeras citas son las personas más jóvenes.

En todo caso, la organización es muy seria. Y todo se planifica muy bien. Ahora mismo, por ejemplo, se está diseñando un grupo de inglés, para que pueda practicarlo quien sepa el idioma o para poder aprenderlo si es que no se ha tenido oportunidad hasta el momento de hacerlo. Y está generando mucha expectación.

Este periódico asistió hace unos días a la asamblea anual de socios, que tuvo lugar en los Baños del Carmen. En ella, se rindieron cuentas sobre la evolución del número de usuarios –que participan gratuitamente en las actividades– y se analizaron cuestiones como los espacios en que se pueden desarrollar los próximos encuentros –porque la Asociación Terrazas no tiene sede– y que van desde locales municipales (el Ayuntamiento está obligado a ceder espacios a las asociaciones registradas) a otros lugares pactados con sus propietarios. También se habló de la conveniencia de pedir subvenciones, porque todas las actividades son gratuitas para los usuarios, salvo la aportación necesaria para cubrir gastos –por ejemplo, para pagar el material de las manualidades, o el abono de las consumiciones cuando se queda a tomar una cerveza–. Los administradores de la Asociación también explican que la agenda de eventos se consensúa entre todos ellos: nada se deja a la improvisación. Porque, para las conferencias, por ejemplo, presumen de que buscan a primeras espadas de cada disciplina que se vaya a tratar. Lo que está claro es que pasarse por una de sus quedadas, incluso si es una tan solemne como la asamblea anual de socios, es una inyección de energía y de buen rollo.