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La provincia de Málaga es uno de los graneros más importantes a nivel nacional. En los campos que van desde Campillos hasta Teba se cultivan cereales como la cebada, el trigo duro y el trigo blando. En esto días, se puede observar como las cosechadoras ... se van abriendo camino para recolectar y convertir el trabajo de muchos agricultores en materia palpable. Gracias a las lluvias de Semana Santa, el cereal ha agarrado y la provincia volverá a tener cosecha. Después de un 2023 que fue el peor de la historia por la falta de agua, ahora se vuelve a algo parecido a la rutina y la provincia recupera una importante actividad agrícola. Para establecer bien el contexto, conviene mirar las cifras de 2022. Según el balance agrario de Asaja, en la provincia de Málaga se llegó a una producción de 131.066 toneladas y a una facturación de 573,64 millones de euros. La presente cosecha aún no está finalizada, pero a estas alturas ya se puede hablar de una recuperación y las fuentes consultadas coinciden en vaticinar una mejor campaña que la del año pasado, aunque sin acercarse a los históricos más altos. Esta recuperación de la actividad se topa, sin embargo, con unos precios mínimos que menguan los rendimientos.
María Dolores Bravo, agricultora de Árdales, se encuentra apurando los últimos días antes de entrar con su cosechadora. «El cereal aún está un poco húmedo y prefiero esperar. Lo que sí está claro es que el campo presenta un buen aspecto. Las lluvias de Semana Santa han sido muy buenas», explica. El comportamiento esperado en un cultivo sediento que revive con las primeras aportaciones de agua. El terreno ha respondido como una esponja. «Si hubiera llovido algo más, imagina. Podríamos estar hablando de una campaña muy buena», añade. Lo que más le preocupa en estos momentos es el precio al que se paga el cereal.
En todo caso, con lo que ha caído de agua da para que los agricultores vuelvan a tener trabajo en junio y julio, que son los meses en los que se cosecha el cereal en la provincia. El grano, así lo asegura Benito Avilés, un agricultor de Campillos, presenta un estado «aceptable». «El rendimiento que estamos viendo es más o menos normal. No para tirar cohetes, pero bien», señala. Aunque resalta que hacer comparaciones con el año 2023 puede resultar engañoso. «Es que no había nada. Y mejorar la nada es muy fácil».
El 2023 pasará a la historia como un año negro. Muchos agricultores de la provincia de Málaga quemaron el dinero. Sin agua, fue imposible recuperar el gasto en semillas y fertilizantes. Los más afortunados aseguraron sus cosechas y pudieron llorar con un ojo. Los que no tuvieron que lidiar con una gran ruina. En municipios en los que el cereal lo es todo, como Teba, las pérdidas llegaron al 90% con respecto a cosechas normales de años anteriores.
La sensación de que algo se ha recuperado, sin embargo, la ratifican todos los agricultores consultados. La mayoría del cereal que se cultiva en Málaga se destina a la fabricación de piensos para animales. El 10% se utiliza para la alimentación humana (trigo blando). Una parte de la producción de la cebada se dedica a la producción de cerveza. Pero el problema ahora está en los mercados. En las últimas semanas, se ha afianzado una clara tendencia a la baja. El trigo duro se paga en estos momentos a 277 euros y el trigo blando a 215 euros por tonelada. «Un precio que permite al agricultor respirar estaría en unos 450 euros», precisa Avilés.
Gonzalo Silvia es gerente de la cooperativa de Teba. Cuando se le pregunta por cómo ha ido la campaña, dibuja una cosecha desigual. «Mientras que por la zona de Teba, Cuevas del Becerro, Árdales o Ronda la cosa ha estado regular, los municipios pegados a Antequera o Campillos han tenido un mejor comportamiento», detalla. En Teba, señala, la pérdida con respecto a cosechas buenas, en esta ocasión, estaría entre el 60% y el 65%.
Pero lo que le provoca verdadero dolor de cabeza son los precios. «Son irrisorios y no dan para cubrir los gastos», asegura y detalla luego que todos los gastos se han triplicado para el agricultor. «Hablamos de las semillas, hablamos de los fertilizantes y hablamos de la maquinaria». Estos incrementos de coste no quedan compensados con los precios de ahora.
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