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La delegación malagueña del Partido Popular, la que aporta un mayor número de compromisarios de Andalucía, llegó ayer al hotel Warriot de Madrid en un estado de incertidumbre por las dudas sobre el resultado de la votación de hoy y de la que saldrá el nuevo líder de los populares y en un clima de prudencia, donde ni los sorayistas ni los casadistas provinciales quisieron desvelar sus cartas cara al futuro del partido. Sólo una certeza parece clara a tenor de lo que cuentan las fuentes consultadas: gane quien gane, Málaga tendrá su recompensa en la futura dirección nacional.
Los afines a Soraya Sáenz de Santamaría son mayoría entre los compromisarios malagueños y este viernes se mostraron convencidos de la victoria de la exvicepresidenta del Gobierno aunque admitieron que «todo va a estar muy ajustado». En el seno de este grupo se da por seguro que la aspirante triunfa, Elías Bendodo, presidente provincial del PP, entrará en la dirección nacional a cuyas puertas se quedó en el último congreso.
Sería, según las fuentes, la «justa» recompensa a la implicación de Bendodo en la campaña de Sáenz de Santamaría y al papel protagonista que el político malagueño ha venido jugando durante este proceso, donde ha estado en la sala de máquinas del equipo de la exvicepresidenta.
Preguntado al respecto, el también presidente de la Diputación dejó claro que él no ha pedido ningún cargo y que se ha volcado porque cree que el proyecto de Sáenz de Santamaría es el que necesita el PP.
Por su parte, desde las filas casadistas malagueñas se mostraron convencidos de la victoria de su candidato. Su cabeza más visible en Andalucía es Esperanza Oña, actual vicepresidenta segunda del Parlamento regional, y cuyo nombre suena con fuerza para entrar en el núcleo duro de la cúpula nacional del PP si vence Pablo Casado. Ante las especulaciones que la situaban como posible secretaria general, fuentes consultadas lo descartaron aunque sí admitieron que está llamada a jugar un papel relevante.
La exalcaldesa de Fuengirola, preguntada por SUR, dijo que no ha hablado de cargos con Casado y subrayó que apoya su proyecto desde el principio porque es la regeneración que necesita el PP.
Esperanza Oña estuvo acompañada, entre otros, por malagueños afines a Casado como el exparlamentario andaluz Miguel Ángel Ruiz, el exsubdelegado el Gobierno en Málaga, Carlos Rubio, el senador Joaquín Ramírez, o el responsable de estrategia y organización política en Andalucía del equipo casadista, Juande Villena.
Uno de los principales apoyos institucionales de Pablo Casado en Málaga es el del alcalde la ciudad, Francisco de la Torre, quien ayer se mostró cauto sobre el imprevisible resultado de la votación de hoy.
Y es que fue una jornada intensa en los pasillos donde los malagueños afines a cada aspirante se dedicaron a comentar y difundir los apoyos con los que cuenta y a mostrarse confiados en la victoria.
Ana Pastor, presidenta del Congreso de los Diputados, fue elegida presidenta del congreso junto a un equipo donde una de las vocalías la ocupó la alcaldesa de Fuengirola, Ana Mula, la única malagueña presente en este órgano. Su elección llamó la atención porque la sucesora de Oña en el Ayuntamiento fuengiroleño apoya a Sáenz de Santamaría. «Nada es casual y todo tiene su lectura política», apuntó una fuente consultada en referencia a la división que hay en el PPde la Villa Blanca en estas primarias.
Ambas facciones aparcaron por unas horas sus diferencias y celebraron una cena en común, organizada por el PP de Málaga, en el restaurante 90 Grados, situado en la zona del Retiro y el barrio de Salamanca. No todas las delegaciones pudieron mostrar esta buena sintonía ya que hubo provincias donde sorayistas y casadistas cenaron por separado.
En las pugnas dialécticas previas a la gran batalla que se dirimirá hoy en las urnas para elegir al nuevo presidente del PP, Celia Villalobos se descolgó ayer con unas declaraciones en las que apuntó que «la extrema derecha» apoya a Casado y que el partido debe alejarse de esas posiciones porque el PP «no debe abandonar el centro». Con esta argumentación, la veterana diputada por Málaga justificó su apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría.
Villalobos dijo desconocer si Casado es de extrema derecha pero sí se mostró convencida de que «muchos» de los que le apoyan sí se sitúan en ese espacio ideológico. Tras acreditarse, la exalcaldesa de Málaga sostuvo que al PSOE lo que más le interesa es que el PP «se radicalice a la derecha y se convierta en un partido apoyado por Vox y HazteOir (organización ultracatólica)».
En su línea de hablar claro, lo que la sitúa en muchas ocasiones en el centro de la polémica, Celia Villalobos subrayó que apoya a Sáenz de Santamaría desde el inicio de las primarias y recordó que el PP (primero como Alianza Popular) estuvo catorce años en la oposición, entre 1982 y 1996, y este último año ganó las elecciones tras haber realizado «un esfuerzo enorme para centrar el partido».
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