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Caminar es sencillo, un juego de niños. La mayoría lo aprende con un año de vida, más o menos el mismo tiempo que se necesita para comenzar a hablar. Al contrario de lo que pasa con la adquisición de la palabra, el entrenamiento para el cerebro llega a su fin relativamente pronto. A los dos años, aquella técnica de locomoción natural que nos deslizará a lo largo de la vida sin grandes modificaciones está bastante perfeccionada: pisar, desenrollar la planta, tomar impulso desde el suelo, elevar el muslo, poner el otro pie. Andar no es un arte, ni tan siquiera un deporte. En un principio, al menos. Se convierte en ambas cosas si se modifica con un aumento de la velocidad y del ritmo, el 'running'. O si se traslada a la naturaleza, con la práctica del senderismo, una de las actividades más saludables para el cuerpo y la mente.
En Málaga la práctica del senderismo está de moda, para alegría del doctor Carlos de Teresa, el jefe de la unidad de Medicina Funcional del Hospital Quirón Málaga. «El senderismo es el ejercicio más natural que se puede hacer y para el que todo el mundo está preparado desde el siguiente punto de vista: uno puede ser senderista y andar 25 kilómetros y uno puede ser senderista y andar cinco kilómetros», detalla.
Que el senderismo sea una actividad tan accesible, explica De Teresa, tiene que ver mucho con que todas las variables se pueden controlar y adaptar a la forma física de cada uno: «Tanto la intensidad como la velocidad a la que se hace, como la inclinación del terreno, como el tiempo, deben ir relacionado con el estado de forma física del sujeto. Si eso se adapta bien estamos ante un deporte muy beneficioso».
Hay más aspectos a tener en cuenta cuando se habla de senderismo. Por encima del acto puramente motriz, se levanta una montaña de posibles significaciones o gestos simbólicos. Dependiendo de quién, cuándo, cómo o en qué compañía se practica senderismo puede sugerir casi todo: un acto espiritual, un sendero hacia el ser interior y la meditación, una señal de protesta o un gesto artístico. Todas las principales dimensiones de la existencia humana tienen su reflejo en el senderismo.
Seguramente, la forma más antigua de practicar senderismo tiene su origen histórico en la peregrinación. Miles de personas, de todos los rincones del mundo, llegan a España en busca del Camino de Santiago. La peregrinación concreta lo abstracto del senderismo. Alimenta la tarea espiritual con huesos, tendones y masa muscular. Quien ha logrado atravesar Galicia bajo el sol abrasador de agosto, hasta llegar a Santiago, tiene motivos plausibles para persuadirse a sí mismo de, muy en sintonía con el viejo dictado de Seneca 'per aspera ad astra' (por el sendero áspero a las estrellas), estar más cerca del cielo.
Para que el físico no sea un impedimento a cualquiera que sean las ambiciones del senderista o del que pretende serlo en futuro, De Teresa ofrece algunos consejos: «¿Qué le podemos a decir a la gente que le llame la atención el senderismo? Que presten atención a la aparición de posibles dolores. Son un signo de que ha habido una sobrecarga osteo-muscular. Esto no es solo que yo ande y ya está. Para hacerlo bien, es necesario que desde el punto de vista esquelético y muscular mi cuerpo esté preparado para un ejercicio prolongado. Si pudiéramos hacer un par de días unos ejercicios que permitan estar mejor preparados, sería entrenar los cuádriceps, los glúteos y los gemelos».
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