El PSOE de Málaga pierde la euforia por Susana Díaz
Crónica Política ·
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La dirección del partido evita dar un respaldo firme a su intención de repetir como candidata a la presidencia de la Junta de AndalucíaEn el PSOE de Málaga no se discute sobre la idoneidad de Susana Díaz para repetir como candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía y menos ante los medios de comunicación. Pero tampoco se protagonizan ya respaldos cerrados como era costumbre hasta no ... hace tanto. Por eso cuando se le pregunta estos días a algún cargo del partido sobre si Díaz merece una segunda oportunidad en las urnas, nadie pronuncia ya un «sí» rotundo. Hasta ahora, se invitaba a pasar pregunta y a señalar que no tocaba formular debates sobre el liderazgo en el PSOE de Andalucía. Pero el asunto está ahora más candente que nunca, después de que el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se haya postulado como un más que posible candidato para medirse a Díaz en unas primarias. Espadas es un hombre respetado y su trabajo como alcalde genera consenso tanto dentro como fuera del PSOE. Después de dos mandatos –el de ahora es su segundo–, ya ha anunciado que no se volverá a presentar a la alcaldía. El camino para otros retos, por lo tanto, quedaría expedito y todavía mantiene una aura de ganador. Es justo lo que le faltaba a Díaz, que viene de cerrar un año para olvidar en el plano político.
En teoría, la actual dirección provincial tiene hipotecado su apoyo con la actual secretaria general del PSOE-A. Fue Díaz quien apuntó con el dedo hacia José Luis Ruiz Espejo como sucesor de Miguel Ángel Heredia y luego lo condecoró más como secretario general del PSOE de Málaga. Llegado el momento, exigirá lealtad absoluta. Hasta hace poco, cualquier amago de duda se hubiera interpretado como una afrenta política. También es verdad que hasta hace poco a nadie en el PSOE-A se le hubiera ocurrido tratar de poner en jaque a Díaz. Pero la pérdida de la Junta y la consolidación de Pedro Sánchez en el Gobierno central han puesto en marcha movimientos orgánicos que ya no se podrán parar. Críticas a la dirección provincial como las que hizo el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, son el mejor ejemplo de ello y también apuntan a la propia Díaz de forma velada.
Este nuevo contexto también requiere equilibrios en el PSOE de Málaga. Gestionar una situación en la que ya no es recomendable poner todos los huevos en el mismo cesto.
¿Quién sabe lo que puede pasar en los próximos meses? En el caso de que echen a rodar los congresos para elegir los nuevos cuadros en el PSOE, todo puede ir muy rápido. En teoría, el calendario para elegir a los líderes no toca hasta 2021. Pero Pedro Sánchez tiene el control. Si decide apretar el interruptor, todo puede ir muy rápido. Los que no creen ya en que Díaz pueda resucitar, lo están deseando.
Y a Díaz ya no le sobran balas para combatir un posible embiste, al mismo tiempo que a algunos de sus apoyos más fieles en la provincia les está entrando cierta pájara. Otros ya forman parte del Congreso de los Diputados, como es el caso de José Carlos Durán, y pocos motivos tienen ahora para meterse en dificultades. Las mismas que tuvo este viernes el propio Ruiz Espejo, al ser preguntando durante una rueda de prensa si cree que, a día de hoy, Díaz es la mejor candidata que puede tener el PSOE-A para la presidencia de la Junta de Andalucía. Balones fuera ante una pregunta muy concreta sobre el futuro de alguien que ha dejado de ser la típica dirigente ante la que todo el mundo se cuadraba y hacía colas para recibir un beso. «Llegado el momento, ella decidirá», se limitó a contestar y luego recordó que las normas del partido permiten «dar el paso» para competir por la secretaría general a todos los afiliados que lo estimen oportuno. «Ganamos las elecciones, estamos desarrollando nuestro trabajo en la oposición y es lo que ella nos pide que realicemos ahora mismo. Hasta ahora contó con nuestro apoyo, y llegado el momento ya lo valoraremos», zanjó.
Malestar
El comportamiento de Espadas en Madrid no ha gustado en la dirección provincial del PSOE de Málaga, donde se parte de la premisa de que se tienen que «respetar los tiempos» y de que sería un error precipitar los congresos. «Mientras nosotros nos peleamos, el PP le saca renta», se advierte.
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