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En torno a las desaladoras de agua de mar hay dos grandes temores: uno es el elevado coste energético del proceso de transformación; y el otro es el subproducto que se genera, la salmuera, que es contaminante y que en las plantas más antiguas se ... suele verter al mar. Pues en el proyecto que lideran Trops, el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética de la UMA y el Grupo Cobra no existe ni un problema ni el otro.
El primer aspecto, el de la producción de electricidad renovable, ya era conocido desde los inicios de la propuesta: consiste en crear un parque solar fotovoltaico flotante sobre las aguas almacenadas en el vaso del embalse de La Viñuela, con una potencia de 250 megavatios, capaces de abastecer no sólo al sistema de desalación y sus derivadas; sino también a las empresas de la comarca.
Pero la segunda derivada, la que tiene que ver con los residuos, no se había conocido hasta ahora. Dentro del proyecto, la salmuera no sólo dejará de ser un residuo, sino que se podrá vender como un recurso con múltiples usos. La estimación es que se podrían llegar a facturar hasta dos millones de euros al año gracias a este material, dentro de un modelo de economía circular.
La salmuera sirve para la producción de hidrógeno verde, pero también cloro y otros productos químicos; así como minerales como el manganeso. Aunque para ello es necesaria mucha electricidad. Enrique Colilles, director general de Trops, pone de relieve que en este proyecto la energía barata sobra, gracias a la planta fotovoltaica. «Sólo es cuestión de poner más filtros». El ejecutivo advierte de que ya hay empresas que están dispuestas a comprarles toda la producción y de este modo, se evitará el problema de la contaminación al mar.
El agua resultante, además, estará tan filtrada que se puede consumir directamente (sólo requiere el mismo tratamiento de potabilización que cualquier otra) pero no es necesario mezclarla. «Tendría calidad de lluvia; se volcará en el embalse de La Viñuela y se tratará como tal, utilizando el mismo sistema de canalizaciones y de tarificación para el regadío que hay ahora», lo que evitaría tener que construir nuevas tuberías.
La propia electricidad generada servirá para el bombeo del agua desde la desaladora, prevista en la desembocadura del río Vélez, hasta la presa, «que podría estar siempre llena». Aunque por el camino también saldrán conducciones hacia las balsas de las fincas situadas en los márgenes del río, con lo que se ahorra energía. «El sistema es redondo; es triste que exista esta tecnología y no se esté usando».
Con estos mimbres, el coste del agua estará entre 20 y 30 céntimos por metro cúbico (que es bajo). El presupuesto de las obras es de 144 millones de euros, y la producción estimada, de 20 a 40 hectómetros cúbicos, con lo que se abre incluso la posibilidad de «exportar agua» a otras cuencas deficitarias. La desaladora podría estar produciendo en sólo tres meses desde que obtuviera los permisos, y la construcción de la planta se completaría en un año. La amortización de toda la infraestructura está prevista en 19 años.
Pero la iniciativa, que ha despertado el interés de fondos de inversión internacionales, va más allá, pues se abre todo un campo de investigación y desarrollo acerca de la producción de hidrógeno verde y las aplicaciones de la salmuera, dado que la generación eléctrica no sería un problema.
La alianza formada por Trops (la cooperativa de Vélez-Málaga que es la mayor comercializadora de aguacate y mango nacional); Grupo Cobra (especializada en infraestructuras hidráulicas) y el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética de la Universidad de Málaga (IDEE), con su iniciativa 'Agua+S', compite por la concesión de la desaladora de la Axarquía contra otras dos ofertas privadas: Acciona y Magtel.
Acciona fue la que arrancó el procedimiento, tras solicitar formalmente la concesión de aguas desalinizadas. A partir de ahí, se activó un procedimiento de información pública de tres meses, al que se sumaron las otras dos. Una vez cerrado ese primer plazo, a finales de octubre, ahora una comisión técnica será la encargada de estudiar cada proyecto y proponer la concesión a la que se considere mejor desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico.
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