
Comenzó de manera tímida, pero en cuestión de horas el movimiento ha tomado impulso y hay una importante organización logística para facilitar material sanitario. Casi 600 personas en Málaga, y unas 1.700 en toda Andalucía, han puesto a trabajar a sus impresoras 3D para poder fabricar las viseras que tanto necesitan los sanitarios para protegerse de posibles infecciones. Ya son más de un millar las que se han preparado solo en Málaga.
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Muchos de ellos son profesores de tecnología, que o bien tenían una impresora en casa o han ido a recogerla al instituto. Ernesto Domínguez, del IES Puerta Oscura, aprovechó que el sábado el centro abrió para que los profesores pudieran recoger material y se acercó a por la impresora. Y desde el domingo está trabajando sin parar. “Puedo hacer unas cinco cada día”, señala, y agradece la disposición del centro para permitirle sacar material. Pero lo de Puerta Oscura no es una excepción. José Carlos Clavijo, de la Asociación de Profesores de Tecnología de Andalucía, explica que en algunos casos guardia civil o policía local han acompañado a profesores, sobre todo en pueblos, a los institutos para recoger las impresoras. “Es un movimiento que ha crecido de manera brutal, todo el que tiene o ha podido conseguir una impresora está trabajando”, señala. El coordinador regional de la asociación, José Antonio González, profesor en el IES Zoco de Córdoba, señala que el desorden inicial ha dado paso a un grupo muy organizado a través de redes sociales y una web, coronavirusmakers.org Además de unos 400 profesores de tecnología de toda la región, se ha sumado la comunidad 'maker', los aficionados a la tecnología que tienen sus propias impresoras. “En algunos casos son exalumnos, a veces también universitarios, es una comunidad muy amplia que en poco tiempo ha sabido organizarse”. Cada uno trabaja en su casa, y cuando se alcanzan unas 20 piezas se avisa para que pasen a recogerlas. Al mismo tiempo, se les aporta el material que necesitan, los rollos de plástico que utiliza la impresora 3D. Este trabajo en comunidad ha permitido poner a disposición de todos los interesados los programas necesarios para que funcionen las impresoras y resuelven dudas e incluso los fallos que se pueden producir. "Hay que pensar que son máquinas pensadas para la educación y formación, no para la producción", señala José Antonio González.
Las viseras constan de tres piezas: la pieza de acetato transparente, el soporte de plástico, que es lo que hacen las impresoras, y las gomas que lo ajustan a la cara del personal sanitario.
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