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Es un fenómeno conocido, estudiado y habitual en los embalses. La acumulación de sedimentos afecta a los órganos de desagüe y al propio vaso y ... merma su capacidad de almacenamiento. Todo eso altera significativamente la vida útil de las infraestructuras. Siempre hablamos a muchos años vista, pero en este campo es clave la planificación. No es el único con este problema, pero Casasola, que lamina el río Campanillas en Almogía, representa el ejemplo más claro en la provincia.
La Consejería de Agricultura ya maneja dos escenarios: a corto plazo con las obras de emergencia y a largo, con trabajos de corrección hidrológica. Y es que, según fuentes de toda solvencia, el embalse, cuando está lleno, como es el caso tras el paso de los trenes de borrascas por la provincia, tiene un 30% de aterramiento. Esto significa que un tercio de su contenido son sólidos y arrastres. Cañas, barro, arcillas...
Caben muchas soluciones: diques, reforestaciones, vaciados del embalse y retirada de los depósitos... No se va actuar de manera inminente pero ya está sobre la mesa.
Es un problema que también acucia, pero en menor medida, al sistema Guadalhorce. Mucho menos, por el tipo de cuenca, a La Concepción. El caso es que por eso con cierta frecuencia se hacen batimetrías que 'devuelven' una representación física del fondo de los embalses.
Casasola se inauguró en 2000 con 23,64 hm3 y ahora marca 21,72 de límite de llenado, si bien esto tiene matices, como se ha visto. Esa es la capacidad marcada por el primer aliviadero superior, el central, el situado a cota más baja. El embalse aguanta más de 25 hm3.
Precisamente una batimetría de fondo se va a realizar en próximas fechas para tratar de solucionar el problema de atoro del desagüe de fondo, que ha impedido desembalsar de manera adecuada durante la crisis de Laurence y sus momentos previos.
La Junta inició unas obras de emergencia con palas especiales, llamadas bivalvas por su semejanza a los moluscos. Las danas del otoño habían dañado el sistema de evacuación aludido. Pero la turbidez excesiva impedía el trabajo de buzos o identificar el atasco.
Y los trabajos se vieron sorprendidos por el tren de borrascas, sin tregua. El embalse duplicó su nivel en apenas unos días. Se intentó poner en marcha la válvula que bombea el agua hacia afuera. Funcionaba, pero hay un atoro físico que impide el proceso.
Hay otra estrategia que se acaba de contratar: una nueva tubería de desagüe, que se quedará de manera permanente. Estará antes de Semana Santa y permitirá extraer de mantener controlada 3 hectómetros cúbicos a la semana.
Ahora lo importante es mantener la presa por debajo del nivel de seguridad, en el que empieza a aliviar por arriba. Y, posteriormente, bajando su nivel, se podrán hacer las tareas de desatasco con mayores garantías.
Las tareas de apertura de compuertas se hacen periódicamente en embalses como éste, Limonero o el Guadalhorce. Es necesario mantener despejados los órganos de desagüe, que, además, a veces necesitan de fuertes inversiones como la realizada hace tres años en el Conde de Guadalhorce.
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