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Prisión provisional, comunicada y sin fianza. Esa es la decisión que ha tomado el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Fuengirola respecto al joven detenido por protagonizar una persecución en la que finalmente resultaron heridos 11 policías (nueve de ellos precisaron asistencia en un primer momento, tal y como informó SUR la semana pasada, mientras que los otros dos acudieron más tarde al médico).
El juez atribuye al conductor presuntos delitos contra la seguridad vial, atentado a agente de la autoridad, lesiones y daños, ya que, en la persecución, derribó un árbol y una farola, y posteriormente acabó provocando una colisión entre un taxi –que trataba de impedir que se metiera en el maletero– y uno de los coches patrulla que lo perseguían.
Según fuentes cercanas al caso, el juez, que estaba en funciones de guardia, tomó la decisión de enviarlo a la cárcel por la gravedad de las penas que supondrían esos delitos, en caso de confirmarse en una sentencia, y que con toda seguridad superaría los dos años de prisión; así como por la falta de arraigo del joven, para asegurar su presencia en el acto del juicio y también para evitar una posible reiteración delictiva, dado que fue este mismo individuo quien, el pasado enero, estrelló un coche patrulla contra la entrada de la Comisaría Provincial. La investigación no ha conseguido aclarar, por el momento, la motivación de ambos episodios, que hicieron pensar a los agentes que el joven tiene algo contra la policía.
La persecución que ahora le ha llevado a la cárcel comenzó la madrugada del miércoles en la plaza Solymar, en Benalmádena. Al parecer, el joven se saltó un control de alcoholemia (cuando fue detenido, después de su huida, dio positivo en drogas). La sala de coordinación alertó a todas las unidades de que un vehículo Renault Megane rojo se había dado a la fuga. Trataron de hacerle la primera encerrona aprovechando que un autobús bloqueaba el carril en la avenida Antonio Machado, aunque el sujeto hizo una maniobra evasiva y huyó en dirección a Arroyo de la Miel. El fugitivo se saltó todos los semáforos en rojo que encontró a su paso, según las fuentes consultadas. A la altura del casino de Torrequebrada, se metió en el carril en sentido contrario, es decir, en dirección a Fuengirola, pero yendo por la calzada que va hacia Málaga. Los coches que circulaban correctamente tuvieron que apartarse de su trayectoria para evitar chocar con él de frente.
Intentaron interceptarlo otra vez en Torremuelle. El individuo se subió a la acera, piso el acelerador a fondo y enfiló a uno de los patrulleros, que hizo un disparo intimidatorio al aire. La persecución saltó a Fuengirola, donde se le tendió una nueva emboscada; se subió otra vez a la acera, derribó un árbol y golpeó con el coche en el costado a los policías, que resultaron heridos.
Tras un breve paso por la autovía A-7, tomó de nuevo la salida hacia el centro de Fuengirola, donde puso en peligro a los demás usuarios, que tenían que apartarse constantemente para evitar la colisión. Ahí fue cuando el conductor intentó acceder al cuartel de la Guardia Civil de Mijas. De nuevo, dos unidades policiales le cortaron el paso. Hubo disparos al aire, incluso a las ruedas. Pero huyó.
Poco después, acabó estrellándose contra una farola, dejó abandonado su coche y escapó a pie. Intentó subirse al coche de un taxista, pero la pericia de éste impidió que el prófugo se subiera. En ese momento, los agentes que lo perseguían pudieron alcanzar al fugitivo, que ofreció fuerte resistencia a su detención, aunque pudo ser reducido.
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