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Nuria Triguero
MÁLAGA
Jueves, 24 de octubre 2019, 10:15
Algo no está yendo como debería en el mercado laboral malagueño. La señal de alarma está en la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre; sólo hay que saber leer los datos. Málaga ha sumado parados, en vez de restarlos, entre el verano de 2018 ... y 2019, y eso no ocurría desde los peores años de la crisis. Concretamente desde 2014 no se había registrado una subida interanual del desempleo en ningún trimestre. Sí entran dentro de lo normal las variaciones negativas entre trimestres, debidas a factores estacionales: por ejemplo, del verano al otoño habitualmente aumenta el paro. Pero de un año a otro siempre se había ido reduciendo el desempleo desde que se superó la gran recesión. Ahora Málaga tiene 3.500 parados más que hace doce meses, lo que la sitúa de nuevo por encima de la barrera de los 140.000 (exactamente 143.600) y con una tasa de paro del 18,09%. Respecto al trimestre anterior la subida es todavía mayor, de 7.900 parados.
¿Por qué ha subido el paro? Por una combinación de dos tendencias: el ritmo de creación de empleo se ha ralentizado y la población activa ha crecido más de lo que dicho ritmo puede absorber. La EPA revela que Málaga ha sumado 7.100 ocupados en el último año (y, por cierto, sólo 700 en el último trimestre, lo que sugiere que esa ralentización ha ido en aumento conforme avanzaba el año), mientras que la población activa ha aumentado en 10.800 personas durante esos mismos doce meses. Es decir, que se ha creado empleo pero se ha incorporado tanta gente a la búsqueda de trabajo que el resultado final es que ha aumentado el paro.
El aumento de población activa no es una mala noticia en sí misma: de hecho, lo malo sería que disminuyera consistentemente, como ocurre en provincias del norte de España, porque eso es síntoma de despoblación y decaimiento económico. Lo que ocurre es que como vienen avisando expertos y representantes del tejido empresarial, Málaga se ha convertido en un foco de atracción de mano de obra de otras zonas de España. La población activa se sitúa ya cerca de 800.000 personas. Lo que sí es preocupante es que el ritmo de creación de empleo se esté frenando, dadas las altas cifras de desempleo que todavía soporta la provincia.
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A nivel andaluz los resultados de la última EPA son desiguales, ya que hay provincias donde todo son buenas noticias (Almería, Sevilla, Cádiz y Huelva, donde en el último año ha bajado el paro y aumentado la ocupación); en medio están Málaga y Córdoba, que tienen una buena noticia y una mala (crece el empleo pero sube el paro); Granada, donde se ha destruido empleo y sin embargo ha bajado el paro (por efecto de la caída de la población activa) y finalmente Jaén, donde ha caído el empleo y ha subido el paro. En conjunto, Andalucía sale del verano de 2019 con una subida de 30.300 parados respecto al trimestre anterior, pero respecto al año anterior el desempleo sí se ha reducido en 32.400 personas. En cuanto a la ocupación, disminuyó en 35.000 personas durante el verano, pero en comparación con el mismo periodo de 2018 hay 68.100 empleados más.
En cuanto a la evolución del empleo por sectores, resulta llamativo que el ramo dominante de la economía malagueña, el de los servicios, haya perdido 8.100 ocupados en el último año y que sea el sector más pequeño, el de la industria, el que lidere la creación de empleo, con un aumento de 10.300 ocupados que suponen un crecimiento porcentual del 34% respecto a 2018. La construcción ha sumado 5.000 trabajadores en los últimos doce meses, mientras que la agricultura se mantiene igual.
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