Un olivo en pleno proceso de floración, que suele iniciarse en el mes de abril SUR

Una primavera muy dura para los alérgicos: explosión de pólenes de olivo y gramíneas en Málaga

Desde la Sociedad Andaluza de Alergología, el doctor José María Vega confirma la virulencia de los síntomas, apunta a factores como los terrales en la costa y avala los resultados de las vacunas. Desde el Grupo de Aerobiología de la UMA, Antonio Picornell reporta niveles amarillos de quercus y urticáceas

Lunes, 13 de mayo 2024, 00:09

La Red Española de Aerobiología (REA) se coordina desde la Universidad de Córdoba. En ella, está integrado el grupo de Aerobiología de la Universidad de Málaga desde 1992. Esta semana y la que viene el mapa está pintado en rojo (niveles altos de polen) para ... los alérgicos al olivo y a las gramíneas. Son los principales artífices para arruinar primaveras a los sufridos pacientes, que este año están viviendo una de las peores desde el punto de vista clínico, si bien los números no la destacan en la serie de los últimos 30 años. Y es que la alergia es multifactorial y no siempre sus síntomas son proporcionales a lo que estaciones y medidores indican.

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En color amarillo (umbrales moderados) están estos días las urticáceas, que pasarán en unos días a subir a rojo en zonas como la Serranía de Ronda y la Alta Axarquía. También está en valores amarillos el quercus o roble en casi toda la provincia. Y las amarantáceas algunos días suben a amarillo en zonas costeras.

En estos días, Málaga alcanza previsiblemente su pico máximo de pólenes, aunque se trata de algo que sólo se podrá constatar una vez analizado el periodo completo.

En Andalucía casi el 25% de la población sufre de alergia respiratoria, lo que equivale a algo más de 2,5 millones de personas. La mayoría las producen los pólenes de gramíneas y el olivo y se traduce en síntomas de rinoconjuntivitis o asma bronquial, según datos de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

El punto de vista clínico: habla el alergólogo

SUR recaba el punto de vista clínico de un experimentado alergólogo, José María Vega, que ejerce en el Hospital Regional Universitario de Málaga y es miembro de la SEAIC. Y, en efecto, se preveía una primavera dura para los alérgicos. Y lo está siendo. ¿Los ingredientes? El profesional señala una floración anticipada sumada a lluvias generosas y altas temperaturas. En el litoral malagueño se da otro fenómeno añadido al de la polinización en general que es la dirección de los vientos. La abundancia de terrales está multiplicando la presencia de alérgenos procedentes de pólenes del interior de la provincia. Cuando sopla levante, la cosa cambia y el ambiente se limpia.

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«En zonas como Antequera o Archidona los niveles de pólenes de olivo están siendo brutales», explica, al tiempo que hace un llamamiento a tomarse en serio las alérgicas en el sentido que cualquier persona con rinoconjuntivitis, ya muy molesta de por sí, puede evolucionar hacia estados más acusados e, incluso asmáticos. Recomienda, en este sentido, ir más allá de los meros antihistamínicos, y acudir al recurso que todavía sigue funcionando muy bien: las vacunas.

Vega da algunas claves para un buen pronóstico y señala que pacientes jóvenes con algo de alergia a los ácaros puede evolucionar muy bien con las vacunas, que reducirían a un 20% los casos que terminan en asma. La pauta es completar el tratamiento, dado que, de lo contrario, los efectos de recuerdo en el sistema inmunológico quedan desbaratados con el tiempo. Haber dejado en su día las vacunas antes de tiempo no impide una nueva pauta.

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Por supuesto, el doctor aconseja revisiones y acudir al especialista en casos de mayor severidad, en los que puede ser incluso necesario una nueva evaluación de alérgenos, proteínas, etc.

Todavía queda un mes duro

¿Hasta cuándo van a estar los pólenes de gramíneas y olivos disparados? Al menos hasta finales de mayo, asegura este médico. En principio, las gramíneas se agostarán primero y los olivos, algo después, si hay mala suerte con vientos, lluvias y temperaturas, a mediados de junio. También dependerá de la altura sobre el nivel del mar. A 600 metros por ejemplo todo tiende a retrasarse unos 15 días. «En casos de reactividades más raras como a las parietarias, la cosa se puede alargar todavía más, pero las alergias más comunes son olivo y gramíneas», sintetiza.

El ejercicio físico o las estancias al aire libre, como es lógico, empeoran los síntomas. «Están siendo unos días horrorosos para los alérgicos», sintetiza.

Hablamos siempre de reacciones al polen, puesto que las alergias pueden acontecer en cualquier época del año y a cualquier edad y las hay de muchos tipos (alimentarias, a materiales, a pelo de animal, a los ácaros, a sustancias químicas...) Y sea cual sea la tipología puede provocar reacciones desde leves a muy graves. Y no es por una caída de las defensas, es lo contrario, por un alza en las inmunoglobulina E.

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Habla el Departamento de Botánica

Según la SEAIC, los contaminantes ambientales interaccionan con los pólenes principalmente a tres niveles: aumentan la potencia alergénica de los pólenes, haciéndolos más reactivos; actúan como transportadores de partículas alergénicas procedentes del polen y otras partes de las plantas, e irritan la mucosa respiratoria y favorecen la penetración de los aeroalérgenos.

Desde el Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal, Antonio Picornell explica a este diario que los números que arrojan los pólenes en suspensión no siempre se correlacionan directamente con la clínica. En este sentido, pueden interactuar factores como las reactividades cruzadas o las citadas partículas contaminantes en suspensión, sobre todo por el tráfico en el caso de Málaga, que dista mucho de los guarismos de ciudades como Madrid o Barcelona.

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La coordinación de las mediciones de polen las realizan de manera semanal en el laboratorio y la envían desde este departamento de la UMA a la Universidad de Córdoba, que coordina la red de vigilancia a nivel nacional. Este año, los números marcan justo la media de concentraciones en Málaga durante los últimos 30 años. En este punto, Picornell precisa que el año pasado fue el más disparado, al triple que el actual.

La floración de olivo comenzó a finales de abril y ya empieza a caer poco a poco. En cambio, las gramíneas, aún subirán. Ambos alérgenos están en niveles rojos ahora mismo en la provincia.

Muchos factores, hasta el cambio de armario

El profesor apunta que, además de los factores que inciden en la sintomatología, está la conciencia cada vez mayor de tener algún tipo de alergia. Incluso, apunta a algo tan banal aparentemente como el cambio de armario, que se hace para sacar las prendas de verano, también puede disparar las alergias.

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Algunos contaminantes hacen que se desprendan más fácilmente las partículas alergénicas del polen y causen más síntomas con niveles no tan altos de polen real.

Si compareciera la lluvia otra vez, en lugar de favorecer la floración como a principios de la primavera, limpiaría la atmósfera. De hecho, los dos días de lluvia de la semana pasada, hicieron disminuir levemente el polen recogido en el observatorio de la UMA. «Precisamente ahora estoy tiñendo las muestras», comenta.

Una particularidad de la floración del olivo es que se produce un fenómeno conocido como vecería, que es que a un año de fuerte cosecha suelen sucederle otro al contrario.

Sobre el cambio climático y la extracción de conclusiones sobre la floración, no siempre hay conclusiones constantes. A veces se adelanta el proceso pero de una manera más errática. No siempre la floración temprana multiplica la potencia de los pólenes. Al menos eso concluyen los investigadores a partir de modelos matemáticos y de inteligencia artificial.

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Consejos alérgicos

Además de los consejos sanitarios, está claro que hay algunas medidas básicas al alcance de todos: bajar las ventanillas del coche y mantener limpio el vehículo y sus filtros, además de usar filtros antipolen; gafas de sol lo más envolventes que se pueda; evitar conducir si se han tomado antihistamínicos; lavar con agua abundante la nariz y los ojos para aliviar los efectos de la alergia; las ventanas en casa, cerradas lo máximo posible; evitar parques y jardines, así como salir al campo; evitar viajar en moto y bicicleta; usar aire acondicionado en la casa porque tiene filtros; no cortar el césped ni acercarse cuando esté recién cortado, y lavarse el pelo cada noche.

Además, se deben evitar factores añadidos que pueden producir un empeoramiento de los síntomas como humos y vapores, olores fuertes, contaminación atmosférica, cambios bruscos de temperatura, realizar ejercicio físico sin preparación. Incluso, una mascarilla en el aire libre puede ser de ayuda. Otras decisiones que pueden ayudar son las de buscar zonas de playa, informarse de los niveles polínicos, una higiene de la ropa adecuada e, incluso, tratar de secarla dentro de la casa y no fuera.

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