Los precios suben en Málaga más que en el resto del país

El Miércoles Santo ha amanecido despejado en Málaga después de una jornada de aguaceros, pero sigue lloviendo sobre mojado en la economía doméstica de miles de familias de la provincia. Porque la tormenta perfecta que ha disparado los precios en los últimos meses descarga con más fuerza en Málaga que en el resto del país. Así lo confirma la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC) detallado esta mañana por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que ya sitúa la inflación interanual en Málaga en el 10,1%, frente al 9,8% registrado en el conjunto del país si se comparan los datos de marzo con los del mismo mes de 2021.

Suben más los precios en Málaga que en el resto del país y lo hacen espoleados por la alimentación y las bebidas no alcohólicas, la vivienda (sobre todo por las facturas de la electricidad y del gas), los muebles y artículos del hogar, el transporte y la enseñanza. Todas esas categorías ofrecen un alza de precios en Málaga superior a la media nacional.

En concreto, la cesta de la compra se ha encarecido en Málaga durante el último año un 7,8% (alimentos y bebidas no alcohólicas) frente al 6,8% del promedio nacional, los muebles y artículos del hogar son ahora un 5,5% más caros de media en la provincia mientras que en España se han encarecido un 4,2% de media y los precios en la enseñanza han crecido en Málaga un 1,7% frente al 1,2% nacional.

Sin embargo, donde la inflación hace mayor mella es en los precios vinculados al gasto energético en la vivienda y el transporte. El primer caso resulta especialmente llamativo hasta elevar los precios en Málaga en este terreno hasta el 34,7% en un año. La cifra es incluso superior a la media nacional, situada en el 33,1% según los datos dados a conocer este miércoles.

Pero el INE baja todavía a un mayor nivel de detalle y con esa lupa de aumento se aprecia con mayor claridad por dónde se escapa el dinero de las familias malagueñas: sobre todo, en pagar la factura de la electricidad y del gas. La invasión rusa en Ucrania se ha sumado al alza incesante del precio de la energía durante los últimos meses hasta situar aquí la inflación anual en un 88,1% en Málaga. La cifra es casi diez puntos superior a la media nacional, situada en el 80% durante el último año.

La sangría, bien lo saben los conductores malagueños, llega también hasta el surtidor de la gasolinera, porque los precios vinculados a la utilización de los vehículos personales han subido un 26,2% en Málaga, también por encima del 25,4% del promedio nacional. Los alimentos (con una subida anual del 7,9% frente al 6,9% nacional), el calzado, el mobiliario y los aparatos domésticos y la enseñanza secundaria y superior también son más caras en Málaga que en el conjunto del país.

“La inflación está siendo una ruina para millones de familias”, critica el presidente de la Asociación de Consumidores de Málaga, Jesús Burgos. “Málaga es la capital andaluza que tiene mayor consumo y la subida de los precios se nota más que en otros lugares”, sostiene el representante de los consumidores malagueños, que no espera un cambio de tendencia significativo en la inflación hasta, al menos, la segunda mitad del año. “Entonces habrá que revisar las pensiones y los salarios puede que algo cambie, pero será un maquillaje, no algo real”, critica Burgos.

El presidente de la Asociación de Consumidores de Málaga denuncia el aumento “bestial” en el precio de la cesta de la compra que, según sus propias palabras, “es lo que está reventando todo”. Burgos recuerda que ese encarecimiento recoge alzas de otros ámbitos como el transporte, la energía y los salarios, pero avisa: “Tenemos que centrarnos en la cesta de la compra con los artículos básicos. Unos zapatos o una prenda de ropa los compras cada cierto tiempo, pero la compra de alimentos básicos es algo casi diario y está siendo una ruina”.

En su reflexión, Burgos tiene claro hacia dónde dirigir el foco de las críticas: los intermediarios. “Hace falta una reforma estructural, porque el problema está en la distribución y los intermediarios que se están aprovechando de la situación y no bajan sus márgenes de negocio”, defiende.

“La situación es insostenible, son muchas criaturas las que no pueden comprar. Hay que empezar a hacer política. Si hay una crisis, vamos a repartirla entre todos, lo que no puede ser es que todo repercuta en el consumidor y en el productor. Hay que regular los márgenes comerciales de los intermediarios, crear un reglamento económico y que todos tengamos que cumplirlo”, sostiene Burgos.

Desde Facua, Rubén Sánchez afirma que la escalada de la inflación “pone de manifiesto la urgencia de que se apruebe una Ley de Vivienda que incorpore un límite a los precios de los alquileres, tal y como se prevé”. Y en relación al sector energético, el representante de Facua lanza: “Hay que tomar medidas mucho más contundentes en relación con la electricidad y la gasolina. Lo que se ha hecho con la gasolina es absolutamente insuficiente y creemos que en Bruselas habría que debatir volver a la política de precios máximos que teníamos en España hasta finales de los años 90”.

“Y en cuanto al gas -cierra Sánchez-, el tope de 30 euros que ha planteado el Gobierno nos parece demasiado alto, porque va a provocar para el usuario medio recibos de 100 euros, que están muy por encima del ya de por sí caro recibo de 71 euros que tenía ese mismo usuario medio en marzo del año pasado”.

Porque llueve sobre mojado en las menguadas economías domésticas, caladas hasta los huesos por el coste de la vida cada día más elevado.

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