Antonio Luque, presidente de Dcoop, posa para la entrevista en las instalaciones de la cooperativa en Antequera. A. J. Guerrero
Antonio Luque, presidente de Dcoop

«El precio razonable del aceite está en tres euros y medio el litro»

«El agua es un factor limitante para nuestro futuro», advierte e insiste en la urgencia de infraestructuras hidráulicas en la provincia de Málaga

Domingo, 29 de octubre 2023, 00:17

La falta de cosecha eleva los precios del aceite a niveles nunca vistos. Antonio Luque, el presidente de Dcoop, no duda en identificar la falta de agua como causa de todos los males. A nadie le convendría estos precios tan altos y asegura que lo ... sensato sería pagar por el litro la cantidad que está plasmada en el titular. «Yo sé que decir esto muy polémico, ahora que el precio está a ocho, nueve o diez euros», señala.

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También tiene un mensaje para los políticos, a los que ruega invertir en infraestructuras hídricas. Promete no parar hasta que alguien le haga caso. Cree en el poder revolucionario del agua para hacer de Málaga una provincia más próspera y sostenible.

–¿El aceite sigue formando parte de su desayuno?

–Sí, eso sí. Un poco caro para mí, también. Pero yo desayuno todos los días del año con mi tostada de aceite. Cuando voy a un sitio en el que no hay aceite en el desayuno intento adaptarme.

–¿Eso significa que aún queda mercado por conquistar en Europa?

–En Europa y también en España. Hay sitios no tan lejanos en los que todavía tienes que pedir el aceite de manera expresa.

–¿Teme que la gente empiece a buscar alternativas al aceite y se acabe popularizando la mantequilla?

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–Vamos a pasar una situación difícil. La gente va a disminuir el consumo. Eso significa que, cuando volvamos a producciones normales, vamos a tardar un tiempo en recuperar esos consumos. Ahora estamos sufriendo por no tener producción, pero cuando la tengamos, lo vamos a hacer por no tener mercado.

–Diez euros el litro de aceite ya suena hasta normal. ¿Hasta dónde cree que van a escalar los precios que se pagan en el lineal?

–El aceite no tiene porque subir ya mucho más. Espero, incluso, que pueda bajar un poco el precio. Sobre todo, si llueve y podamos tener una campaña que no sea tan mala. De todas maneras, el consumo tiene que caer. Es que no hay mercancía para el consumo que había.

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–¿Qué espera de la próxima cosecha?

–Creo que va a ser similar a la del año pasado. Nos dan 750.000 toneladas de producción en España. Mi opinión es que puede ser un poco menos. Dos cosas quedan por saber en los próximos meses: la pluviometría de este otoño e invierno y los consumos.

–Las previsiones que ha marcado la Junta tampoco invitan al optimismo. ¿Hay margen de mejora?

–Puede haber sorpresas. Es verdad que hay zonas de España, fundamentalmente fuera de Andalucía, que están mejor que el año pasado. Y es verdad que, dentro de la propia Andalucía, hay zonas muy dispares. Vamos a dejar la puerta abierta a la esperanza.

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–¿Ha habido más verdeo que en la campaña anterior?

–No. Este año ha habido menos aceituna de mesa. La aceituna de mesa se ve aún más afectada por la climatología que la aceituna para el aceite de oliva. Hemos tenido unos días con unas temperaturas altísimas, justo cuando se empezaba una recolección. En la provincia de Málaga vamos a tener una de las producciones de aceituna de mesa más baja de los últimos años.

–El olivo es un árbol muy agradecido y resistente. ¿Dónde está el límite?

–En los últimos meses hemos estado al límite en muchas zonas de Andalucía. El color amarillo que han tenido algunos árboles es el preámbulo a secarse. Nos hemos acercado peligrosamente a una situación límite. ¿Se pueden secar los olivos? Se pueden secar los olivos. El tema del agua es un factor limitante para nuestro futuro.

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–Le lanzo una reducción y matice, por favor, si es demasiado simplista: sin agua no hay aceitunas y sin aceitunas sufre el agricultor y el cliente.

–Eso es así. Yo siempre digo que el agua es importantísimo para la alimentación. Con agua producimos más aceite y el consumidor tiene un mejor precio. Y el agricultor está más contento. ¿El agricultor está más contento cuando los precios están altos? No. El agricultor está contento cuando tiene cosecha y hay unos precios razonables.

–Un gigante como Dcoop, ¿sufre también?

–Muchísimo. Porque un gigante como Dcoop tiene el único y gran objetivo de que sus socios puedan vivir dignamente de su actividad agrícola. Incluso, solo como Dcoop, por así decirlo, pues tenemos la mitad de volumen en aceite y la mitad de volumen en aceituna de mesa. Un año hemos podido aguantar y no nos hemos tenido que plantear ningún ERTE ni nada de eso. Yo tengo los dedos cruzados porque tengo mis dudas de que un segundo año así te permita tener toda la plantilla que tenemos, que pueda trabajar todo el mundo que está trabajando. Si nos dedicamos a envasar aceite, pero no hay aceite…

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–¿Hay actores en el mercado del aceite que están especulando?

–Yo creo que no. Es muy complicado especular en esta situación. No hay nadie que se la juegue. ¿Vas a comprar aceite a ocho euros el litro para especular?

–Si tuviera que aplicar el «a río revuelto, ganancia de pescadores», ¿de verdad que no habría ningún encaje ahora mismo en el sector del aceite?

–Ahora, en el sector del aceite solo han tenido posibilidades de ganar dinero aquellos agricultores que tienen mucha agua. Y cada vez son menos. Incluso los que tienen una plantación con regadío, con la sequía que tenemos, no han podido regar.

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–Hace un año, en una entrevista a este periódico, afirmó que no sería necesario que el consumidor almacene garrafas en casa. ¿Sigue pensando lo mismo?

–A los consumidores le diría que no es necesario almacenar aceite. Creo que en el lineal va a haber aceite para el consumo normal.

–Volviendo al tema concreto de los precios, ¿cuándo van a bajar?

–Si hay una climatología normal, se podrá estabilizar en los próximos meses. ¿Cuándo va a cambiar esto de verdad? Cuando llueva.

–¿Cuál sería para usted un precio razonable?

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–Los costes de producción han subido mucho. Si me haces la pregunta hace dos años, te hubiera contestado que en el entorno de tres euros. Hoy te diría que tendríamos que estar un poco por encima de los tres euros. Un precio razonable… tres euros y medio. Con tres euros y medio el litro podría vivir todo el mundo. Yo sé que decir esto es muy polémico, ahora que el precio está a ocho, nueve o diez euros. Mucha gente me va a decir que estoy loco, que el precio tiene que estar como mínimo a cinco euros el litro. Yo creo que si tenemos una situación climatológica normal, es más sensato pensar en tres euros y medio que en cinco euros.

–¿A cuánto va a pagar Dcoop el kilo de aceitunas al agricultor en esta cosecha?

–Sinceramente, hablar de eso ahora es ciencia ficción.

–España es el país que más hectáreas de olivos cultiva a nivel mundial. ¿Está amenazado este liderazgo?

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–Yo pienso que no. Es muy difícil que a España le quiten ese liderazgo. Lo único que podría hacerlo es este cambio climatológico tan pronunciado que tenemos. Y yo creo que volveremos a tener otra vez años con agua.

–¿Le preocupa que la calidad del producto quede comprometida por culpa de la sequía?

–La calidad del producto se podría ver afectada, en momentos puntuales, más por las temperaturas que por las lluvias. Ojalá la calidad se viera afectada porque de aquí hasta diciembre llueva todos los días. Ya le buscaríamos la solución a ese problema.

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–Las expectativas siempre son las que vendrá una buena cosecha y el mercado se regula. A estas alturas, ¿se puede hablar ya de una falsa expectativa?

–Para que llegue la cosecha buena el año que tiene que llover ya. Y tiene que llover mucho de aquí a enero. Si no llueve hay que pensar en que los pantanos y los pozos no están cogiendo agua. Si no llueve mucho, no es posible una cosecha buena. En función de los litros que caigan en las zonas productoras tendremos cosecha. En función de la cosecha, tendremos un nivel de precios distinto. Hay que estar muy atentos para ver qué puede pasar.

–¿El cambio climático existe?

–Vamos a ver… tenemos una sociedad muy polarizada. Yo creo que el debate no es si esta situación es consecuencia del cambio climático o es un ciclo de 30 años. Da igual. Los efectos son los mismos. Mi problema es qué es lo que estamos haciendo para luchar contra esta situación. ¿Cambio climático? Yo creo que existe un cambio climático. En cualquiera de los casos, lo que hay que plantearse es que necesitamos infraestructuras hidráulicas. El agua es imprescindible para poder producir alimentos a un precio asequible para los consumidores. Es fundamental cambiar el chip. ¿El agua es un debate entre los agricultores y los ecologistas? No. El agua es un debate entre los consumidores, que, al final, somos todos.

–¿Hay margen para que los agricultores utilicen el agua con más cuidado?

–Hay muchísimo margen en todas las partes. Dicho esto, yo creo que los agricultores han hecho una parte altísima de lo que podían hacer. Estoy seguro que han hecho más los agricultores que nuestros políticos.

–¿La palabra sostenibilidad se utiliza tanto que se ha banalizado?

–Yo creo que se ha banalizado mucho. ¿Qué es sostenibilidad para nosotros? Es tener un colectivo de personas que vive en nuestros pueblos, que pueda seguir viviendo dignamente, que contribuya a mantener el medioambiente y que se genera riqueza. Y mantener los precios a unos niveles asequibles para nuestros consumidores. Si eso no es sostenibilidad con mayúsculas, que venga alguien y me lo explique.

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El presidente de Dcoop cata aceite en el laboratorio de la cooperativa. A. J. Guerrero

–¿Subestimamos el poder revolucionario que tiene el agua? Cada vez que pronuncia la palabra se le iluminan los ojos.

–Veo el potencial que otros no ven. Con agua es factible cambiar un entorno por completo. Lo que tenemos que buscar es cómo organizarnos y hacerlo.

–La falta de agua no es una novedad. Usted lleva años avisando y pidiendo infraestructuras. ¿No se cansa?

–Es que es tan importante lo que estamos defendiendo que no me puedo cansar. Es muy importante para nuestro futuro. Yo llevo insistiendo en esto. Mucho antes de que la sequía se convirtiera en un problema.

–¿Mantiene eso de que en Andalucía, con agua, no habría paro?

–Lo mantengo, claro que sí. Si para algo nos viene bien esta sequía, y digo bien entre comillas, es que la sociedad se está concienciando sobre la importancia que tiene el agua. Sobre todo, nuestros políticos, que empiezan a tener grandes preocupaciones. Me entristece que todavía no se pongan a trabajar y que se puedan perder oportunidades de todos estos fondos europeos que se están gestionando. Me da pena que pase ese tren.

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–¿Diga una infraestructura que le pediría a los políticos para la provincia de Málaga?

–La autopista del agua. Traer agua que se está tirando al mar al interior de la provincia. Con el agua que se está tirando al mar se podrían regar 40.000 hectáreas en el norte de la provincia. Y eso nos cambiaría el interior de la provincia de manera radical. Y es algo que es factible.

–Con la mano en el corazón, ¿realmente la agricultura tiene futuro?

–Yo creo que la agricultura tiene futuro. La agricultura tiene que continuar profesionalizándose. Y si se hiciera una buena gestión del agua, la agricultura tiene, en Andalucía, todo el futuro del mundo.

–¿Hacía dónde va el mundo de las cooperativas? ¿Sigue siendo un modelo solvente?

–Las cooperativas tienen un problema y es que son un tipo de empresa muy social, muy abierta. Somos muchos propietarios. Y ahora ha entrado una situación nueva, que son las comunicaciones. Antes, cada cooperativa tenía a sus dos tontos del pueblo. Entonces, los dos tontos nos criticaban en el bar del pueblo. Ahora son los mismos dos tontos, pero con whatsapp. Tenemos que mejorar nuestra comunicación. Intentar transformar una debilidad en una fortaleza.

–¿Qué fecha de nacimiento marca su DNI? ¿La vanidad le impide hacerlo público?

–20 de julio de 1958. Estoy muy orgulloso de tener 65 años.

–¿El día de su adiós a nivel profesional se acerca? ¿Le da vértigo?

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–Esto es algo que hablo mucho con mi consejo, abordamos el tema de la gobernanza. Con lo que acabo de revelar de mi DNI es lógico pensar en eso. Es más, yo era de esas personas que pensaba que con 58 o 60 años me iba a jubilar. También es verdad que ahora creo que a mí me quedan unos cuantos años. No muchos, pero sí es verdad que hay proyectos que mi consejo me va a pedir que termine antes de jubilarme.

–¿Pero usted será parte activa en preparar su sucesión?

–Cuando una persona ha hecho el trabajo que yo he hecho aquí, con sus cosas buenas y malas, todo el mundo dice, ¿quién va a ser el sustituto de Antonio Luque? No es cuestión de sustituto sino de cómo va a ser la gobernanza para que esto funcione bien. Probablemente, por mi característica personal, en el futuro, en vez de una persona tenga que haber tres. ¿Por qué? Porque yo soy el presidente de esta casa y el máximo ejecutivo. Pero, además, soy la persona que más años tiene en el mercado del aceite. Yo doy nombres en mi consejo, que si a mí me pasara algo, yo creo que esta persona es la más indicada para ser presidente de esta casa. Está dicho.

–¿No quiere revelar al elegido?

–No. Ese nombre no se puede decir, vayamos a quemarlo.

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