El peso de cuidar: el 80% de los parados mayores de 44 años sin empleo anterior son mujeres

Lo que pasa en Málaga no es nada diferente de lo que sucede en Andalucía o en el conjunto de España. En la región, de las 78.228 personas que están apuntadas en el paro sin haber tenido empleo con anterioridad, ellas son cerca de 51.500. Y de los 26.391 que tienen más de 44 años, cerca de 22.200, es decir, prácticamente un 85%, son mujeres. En España, de las 81.671 personas mayores de 44 años que buscan empleo por primera vez o tras largo tiempo fuera del mercado de trabajo, ellas son más de 67.000.

Estas cifras implican que las mujeres, que ya están de por sí sobrerrepresentadas en las listas del paro, lo están en mayor medida entre quienes no han tenido empleo anterior y, por tanto, se encuentran en desventaja respecto a los colectivos que cuentan con mayor o también más cercana experiencia laboral. De esta manera, si en agosto -último dato disponible- había 125.000 personas apuntadas en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en Málaga, si los hombres no llegaban a los 49.500, las mujeres superaban las 76.000. El reparto, por tanto, entre varones y mujeres, era a razón de un 40% para ellos y un 60% para ellas el mes pasado. A ello Inmaculada Sánchez, secretaria de política social de Comisiones Obreras, añade que el 58% de las mujeres que están desempleadas en la provincia tienen más de 45 años.

De acuerdo con Cristina García Romero, responsable de Igualdad de UGT Málaga, hay que tener en cuenta que el colectivo mayor de 44 años abarca momentos históricos muy amplios, también el de quienes llegaron a la edad de trabajar en un contexto en el que lo más habitual para las mujeres era dedicarse al cuidado del hogar o, a lo sumo, se ocupaban de trabajos accesorios al principal del hogar -que era el del varón- e incluso en muchos casos sin asegurar, es decir, invisibles a efectos estadísticos -circunstancia que podría explicar en parte que dentro de la rúbrica «sin empleo anterior» de las estadísticas del Ministerio del Trabajo haya mujeres que sí han trabajado con anterioridad, pero quizás lo han hecho en la economía informal.

A ello, Susana Torres, secretaria de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras, añade que las mujeres de la generación 'baby boom', la que ahora mismo tiene entre 46 y 60 años, han sufrido el grueso de la precariedad en los últimos años: además de la carga que suponen los cuidados y la economía sumergida, también los contratos precarios y los salarios más bajos -en Málaga la brecha salarial aún ronda el 20%-. Por eso eran ellas las que más fácilmente caían en el desempleo o dejaban su trabajo cuando en la familia era necesario más tiempo para cuidar a los hijos primero y a los padres a continuación.

Ahora, explica Torres, si bien hay más contratación indefinida aupada por la reforma laboral y la que es a tiempo parcial -más precaria que a tiempo completo- está repartida prácticamente al 50% entre las mujeres y los hombres, la contratación que proporciona la mayor precariedad en la actualidad, la parcial y marcada por las circunstancias de la producción, es en un 60% femenina, por lo que las mujeres siguen siendo más vulnerables en el mercado laboral. De hecho, en la provincia, el 54,4% de las asalariadas cobran el salario mínimo interprofesional o menos que esa cifra.

Por eso, las mujeres que engordan la nómina de los parados sin empleo anterior también pueden venir de la inactividad. Y García Romero explica que los motivos que aducen hombres y mujeres para explicar ésta son diferentes. De esta manera, en el caso de ellas, el hecho de que no participen en el mercado de trabajo se debe a razones personales, familiares o de cuidados. Mientras que en el de ellos, suele ser una enfermedad o una discapacidad propia, la jubilación o periodos de formación lo que motiva su inactividad.

Después de estos lapsus en las carreras laborales de las mujeres por motivos de cuidados, muchas vuelven al mercado de trabajo o irrumpen en él por primera vez. Según ha detectado Susana Torres, las mujeres, a los 46 o 47 años, cuando ya tienen hijos adolescentes, pueden volver a entrar en el mercado laboral, o al menos lo intentan. Aunque Torres señala que la ventana que se les abre es muy estrecha, no sólo porque la reentrada les es muy complicada, sino también porque pronto muchas se ven abocadas a dejar el mercado laboral de nuevo para abordar los cuidados de sus padres.

Además, como ha percibido la sindicalista de UGT, las mujeres también regresan o se incorporan al mundo laboral en momentos de crisis, cuando el sustentador principal del hogar pierde su empleo o con su salario ya no puede salir adelante la familia. La posición de la mujer en el mercado laboral es muchas veces subalterna.