«¿Cuánto voy a cobrar con la nueva PAC?» «¿Qué cambios supone para mis terrenos la implantación de los eco regímenes?» «¿La convergencia hará que ... cobre menos de lo que cobraba?». Los teléfonos no dejan de sonar estos días en la sede que tiene Asaja en la calle Mauricio Moro Pareto, cerca de la estación de autobuses. Las dudas del inicio de esta información son ejemplos de algunas preguntas que reciben los técnicos de la institución agraria con más socios de la provincia. La nueva Política Agraria Común (PAC), que entró en vigor el 1 de enero, trae de cabeza a los agricultores y ganaderos. Temen que los cambios sustanciales que plantea la Unión Europea mermen las subvenciones que reciben de este mecanismo, que busca garantizar que la actividad agraria sea viable. Un temor justificado, según Asaja, que ha calculado que el campo malagueño perderá un 20% de lo que se percibía hasta ahora.
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La razón: muchos ganaderos y agricultores lo tendrán más complicado para cumplir con los nuevos criterios que determinan el reparto de ayudas y, por tanto, se quedarán fuera. En 2022, el último año con el cálculo realizado con la vieja PAC, el campo malagueño recibió 84 millones de euros. Con las nuevas coordenadas, estas ayudas se reducirán, según las estimaciones de Asaja, a 67,2 millones. Supone una pérdida de 16,8 millones por año.
Estirando las cantidades que se dejarán de percibir al periodo de vigencia de la nueva PAC, que es hasta el 2027, el menoscabo para el campo malagueño se eleva a 67,2 millones. Asaja, Coag y Cooperativas Agroalimentarias no han dejado de criticar el nuevo reparto de las ayudas. En vano. Ahora los esfuerzos están se concentran en informar a sus asociados para que se adadpten al nuevo marco de la mejor manera posible.
La PAC es un sistema de reparto de ayudas que riega a todos los países miembros de la Unión Europea. También ha sido y es sinónimo de burocracia. ¿Cómo afectarán los cambios a la provincia? A esta cuestión contesta Santiago Sánchez, el responsable de Ayudas PAC en Asaja, con décadas de experiencia.
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En un principio, asegura, el dinero que hay en el 'bote común' es el mismo de siempre. Lo que ha cambiado son las exigencias medioambientales, que determinan, en última instancia, el reparto de las ayudas. La nueva PAC es más estricta en este sentido. También se ha modificado la llamada «convergencia», que es un grado corrector para reducir la brecha entre las explotaciones que percibían más y las que recibían menos ayudas.
Con estos parámetros, ratifica Sánchez, las ayudas que recibirán los agricultores y ganaderos menguará de forma considerable: «Puede ser que alguien, en un caso muy determinado, perciba más que antes. Pero, a niveles generales, vamos a perder todos».
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El experto vaticina sorpresas negativas. «Nosotros estamos poniendo todo de nuestra parte para informar a los asociados. Estamos convocando jornadas de formación para dar a conocer los nuevos parámetros. Pero ya sabemos como es esto… Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena», señala.
En la provincia de Málaga hay unos 18.000 ganaderos y agricultores que perciben la PAC. A los primeros les afectan, sobre todo, las nuevas exigencias para reducir el uso de productos fitosanitarios. A los agricultores, la aplicación de los llamados eco regímenes. Estos sustituyen lo que antes se conocía como «pago verde». Cada agricultor decide si se acoge a estas prácticas y cuántas hectáreas de terreno dedica a ello.
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Los eco regímenes son voluntarios, pero tendrán un peso importante a la hora de fijar el dinero que llega. «Dicen que es la potestad de cada uno. Pero no deja de ser algo que resta del bote que hay para repartir. Porque para que pueda seguir cobrando lo que cobraba, tendré que realizar esas prácticas medioambientales que me piden y exigen», lamenta el técnico de Asaja.
Los eco regímenes hacen referencia al uso de determinado espacio para prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles. La UE ha recogido estas prácticas, que divide en nueve segmentos, y en las que se abarcan actividades como el pastoreo extensivo, la rotación de cultivos o la creación de cubiertas vegetales.
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Con el foco puesto en el olivar, el principal cultivo en Málaga, Sánchez solo ve un eco régimen plausible para el agricultor malagueño: dejar cubiertas vegetales con la intención de fijar carbono al suelo. Esta práctica, sin embargo, trae consigo otros problemas añadidos.
«Conozco a muchos agricultores que dicen que tienen suelos que se rajan con facilidad, que tienen que darle una pasada de gancho», advierte Sánchez. Eso se traduce en que el olivar se me viene abajo si no se hace esa pasada de gancho y, por ende, sí se realiza la práctica de dejar cubiertas vegetales.
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«Aquí es cuando le tenemos que decir al agricultor que tiene que valorar si ese dinero que te dan por eco régimen compensa la pérdida de cosecha», sentencia que se dibuja un callejón que solo ofrece dos salidas: mal o peor.
Bajar al terreno y esbozar un ejemplo sirve para entender mejor el nuevo reparto que marca la PAC. La ayuda a una hectárea de olivar en Villanueva de Algaida, que venía cobrando 600 euros por ese espacio con la vieja PAC, se dividía de la siguiente manera: 400 euros por el pago básico y 200 euros por pago verde. Con la nueva PAC, para el mismo espacio, los 400 euros se reducen por la convergencia. Y los 200 euros del pago verde quedan vinculados a la aplicación de los eco regímenes. Si no se realiza ninguna práctica medioambiental o solo en parte, también mermará la ayuda.
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