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El número diez de la calle Refino, ahora un bloque de edificios, era entonces un corralón típico andaluz. Allí nació Pepa Flores, que durante gran parte de su infancia y adolescencia fue Marisol, la niña prodigio del cine español. Fue la cara más popular del país durante los años sesenta y setenta. Su legado sigue siendo tan potente que en 2020, décadas después de su retirada, fue reconocida con el Goya de Honor. Leal a su decisión de apartarse para siempre de los focos, no acudió a la gala. Pero también su ausencia, la de una mujer respetada y querida como pocas, agrandó la leyenda.
'Un rayo de luz', estrenada en 1960, supuso su debut como actriz y la lanzó a la fama. Fue su primer trabajo en la serie de películas que realizó junto al director Luis Lucia Migarro, entre las que destaca 'Tómbola'. Pero Marisol también triunfó en la música; llegó a representar a España en el Festival de la OTI de 1972, donde consiguió hacerse con el tercer premio, grabó multitud de discos y puso voz a poemas de Rafael Alberti y García Lorca, además de colaborar con Serrat o Aute, entre otros cantautores. Fue su paso a la canción protesta, a su faceta más reivindicativa, volcada en causas sociales y la defensa de los más desfavorecidos.
Más tarde inició una retirada progresiva de la vida pública que ha prolongado hasta la actualidad. Hoy vive instalada en su vocación de anonimato, reside en Málaga y, aunque no concede entrevistas y ha rechazado todo tipo de ofertas para retomar su vida pública, sólo participa en iniciativas solidarias.
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