Salvador Pendón: «Por desgracia el PSOE se está convirtiendo en una agrupación de cuadros»

–¿Qué le ha llevado a escribir este libro?

–Desde siempre he escrito y era normal que dejara constancia de mi paso por la política. Empecé a recopilar lo que escribí hace tiempo uniéndolo a reflexiones recientes para dejar constancia de mis convicciones ideológicas. Creo que una obligación de quien escribe para ser bien entendido por quien lee descubrirse interiormente y también ideológicamente, dejar claro quién sé es y a qué responde cómo uno actúa y cómo piensa.

–En ese sentido, lo deja muy claro en el título.

–Sí, porque define a la perfección lo que siento. Mis ideas de libertad, igualdad y de redistribución, que en esencia eso es lo que es la solidaridad, pasan precisamente por el socialismo y por el republicanismo.

–En estas memorias, ¿hay muchas revelaciones sobre su paso por la política?

–En el libro, en vez de hacer una descripción farragosa de las ideas, lo que hago es aplicar las mismas a hechos concretos. Es decir, valiéndome de circunstancias, actuaciones y momentos aplicar esos criterios ideológicos y dar mi visión desde el socialismo y desde el republicanismo. Y va en cuestiones muy extensas: artículos periodísticos, algunos de principios de los 90 donde ya se trataba de la necesaria renovación en el PSOE porque un partido que quiere ser de izquierda y no se plantee la constante renovación es un proyecto frustrado; se habla del PER y de la economía del medio rural; también abordo algunas cuestiones históricas del PSOE de Málaga; hay publicaciones que he hecho en un blog personal y en Facebook y reflexiones que no he publicado nunca.

–¿En esas memorias hay ajustes de cuentas políticas?

–No hay ajustes de cuentas. Lo que sí hay en algunos momentos es dejar claras cuestiones que en su momento no pudieron quedar claras.

–En ese sentido, ¿por qué dejó la vida política? ¿Fue una decisión personal o porque vio que no tenía el apoyo de su partido?

–Por aclararlo. Se decía que el partido me había abandonado; el partido se portó conmigo divinamente. El partido me propuso ser presidente de la Autoridad Portuaria y la respuesta textual que le di a Miguel Ángel Heredia (entonces secretario general) es que yo ya era funcionario y que me venía a la escuela de funcionario. Después me propusieron encabezar la lista para el Senado en las elecciones de 2011, pero tenía absolutamente decidido que una vez que terminase en la Diputación me venía a la escuela. Por tanto, no tengo resquemor ninguno ni rencor al partido por el trato.

–¿De su trayectoria política cuál destacaría como el momento más importante?

–En el libro hablo en muy pocos casos de mi experiencia en el ejercicio público, sino que me centro más bien en los aspectos ideológicos que puedan tener las diferentes actuaciones de la política. Respecto a la pregunta, más que un momento, lo que yo destacaría de mi trayectoria es el Plan de Concertación de la Diputación porque fue una actuación que cambiaba los cimientos mismos de la Diputación, al cambiar la subvención por el acuerdo, donde los alcaldes proponían las actuaciones a realizara. La desgracia es que el Plan de Concertación ahora no tiene prácticamente importancia. Veo con preocupación cómo en la Diputación, cada vez más, lo que priman son los fondos incondicionados. Para eso no tiene sentido la Diputación. La Diputación es un órgano intermedio para planificar estratégicamente la provincia y atender económicamente actividades que tienen que ver con la vertebración del territorio. Si los fondos se reparten directamente en actuaciones no finalistas, para eso que los reparta el Estado y se puede ahorrar un paso.

–¿No le gusta la gestión que se está haciendo ahora mismo de la Diputación por el PP?

–No. No quiero decir eso en absoluto. La Diputación sigue haciendo un trabajo muy decente en favor de la provincia, lo que pasa es que yo tengo ese criterio y los actuales gobernantes tienen otro.

–¿Su peor momento en política fue la pérdida de la Alcaldía con los votos de IU y Falange?

–Fue un momento duro, pero no el peor. Yo entonces ya estaba curtido en muchas batallas dentro de la política y ya era capaz de asumir el comportamiento de algunas fuerzas políticas. En este caso fue un hecho lamentable que retrató a esas dos formaciones. El peor momento en la gestión no fue uno sólo sino que fueron muchos miles de momentos malos, que era cuando los responsables locales me pedían algo y no podía atenderlos.

–¿No iniciar la rehabilitación del Caminito del Rey bajo su mandato es su gran espina clavada?

–Sí. Fue un proyecto al que le dediqué años, mucha ilusión, mucho esfuerzo y conseguí unificar el esfuerzo de mucha gente pero no fue posible. En el último momento, la Diputación con sus fondos decidió acometer la actuación y teniendo dinero en el presupuesto para una primera fase y el proyecto redactado no se pudo hacer por la dilación en las autorizaciones por parte de la Consejería de Medio Ambiente (entonces en manos del PSOE). Una dilación que nunca comprendí, porque casi inmediatamente después todo fueron facilidades (cuando el PP llegó a la Diputación). Aquello no lo entendí y me dolió. Fue el momento de mayor frustración de mi vida política.

–¿Cómo ve actualmente el socialismo en España?

–En una situación muy complicada, pero es una circunstancia que trasciende la voluntad o las intenciones de Pedro Sánchez y que tiene que ver con el devenir de la sociedad. La sociedad cambia y lo hace a una velocidad de vértigo y nosotros no hemos sido capaces de adaptarnos a ella y seguimos con muchos planteamientos que sirvieron en su momento pero que ya no tienen efectividad alguna. Por otra parte, veo que algo que sí tuvo una capacidad importante en el pasado y podría seguir teniéndola ahora como es la militancia, que es capilar para nosotros para poder llegar a la sociedad, pues se está perdiendo. Por desgracia, el PSOE se está convirtiendo en una agrupación de cuadros, de gente que tiene responsabilidad en el partido se solapa con las que la tiene a nivel institucional, con lo cual perdemos una voz; tenemos voz como gobierno pero no como partido. Además, tampoco tenemos actividad como partido. Y eso es especialmente preocupante cuando tenemos una situación política muy complicada donde no hay mayorías y hay necesidad de pactar mucho, habiendo momentos donde hay que hacer pactos que una parte de la sociedad no lo va a entender, pero que son necesarios hacerlo si se quiere que la política transcurra con cierta normalidad. Por ejemplo tenemos logros del Gobierno como la situación actual en Cataluña, los incrementos del salario mínimo, el avance en los derechos sociales,… Pues eso coincide cuando tenemos un gobierno progresista y resulta que el partido que lo sustenta, pues está perdiendo relevancia. Y eso es peligroso porque los gobiernos pueden cambiar cada cuatro años, mientras que si se tiene un partido fuerte, siempre se tiene la posibilidad de recuperarse. Ahora bien, si la labor de Gobierno significa abandonar el partido y debilitar al partido, cuando se pierde el Gobierno tenemos muy complicado recuperarlo.

–¿Y la figura de Pedro Sánchez cómo la valora? Hay cierta controversia en torno a él.

–Creo que está haciendo lo que puede. Es un ejemplo de resiliencia y está haciendo políticas muy importantes. Algunas veces lo pienso: hasta aquellos mismos en favor de los cuales legisla el Gobierno de Pedro Sánchez lo critica. Y además hay una crítica absolutamente ridícula cuando le reprochan que quiere mantenerse en el poder. Pero, ¿quién no ha actuado en política para mantenerse en el poder? ¿En política hay muchos políticos gobernantes que hayan actuado para perder el gobierno?.

–¿La política malagueña como la ve?

–Mal. El PSOE no tiene presencia ni voz en la sociedad malagueña y estamos sin proyecto alguno. Como partido prácticamente no existe ya que las agrupaciones están prácticamente cerradas, no hay debate, los comités provinciales son incienso para la dirección…. Así no se fortalece un partido político. Soy pesimista y veo en mala posición al partido en la provincia. Ahí están los resultados electorales en la provincia.

–Usted es crítico con la dirección provincial, ¿Dani Pérez no es a su juicio el líder que el partido necesita?

–No. Y cuando lo digo no lo digo con ánimo de confrontación. Mantengo una magnífica relación personal de afecto y de respeto con Dani y creo que es mutuo, pero lo que pasa es que digo las cosas tal como las pienso. Y como responsable provincial del partido no está sacando del mismo todo el rendimiento y no está propiciando un reencuentro de las distintas sensibilidades del partido en la provincia, sino que cada vez está más atrincherado en posiciones propias y en la guardia pretoriana y eso va en detrimento de la fortaleza del partido.

–¿Y qué perfil ve en la provincia que pudiera liderar el partido?

–Ahí no entro. Desde mi posición de militante pacífico y tranquilo no voy a empezar a proponer nombres porque eso corresponde a quienes quieran hacerlo. Cuando las diferentes alternativas se propongan, tomaré mi opción y la defenderé.

–¿Cree que Juan Espadas es el líder que necesita el PSOE andaluz?

–No. Y se está viendo. Juan es incapaz de movilizar el partido y no tiene capacidad para darle esa presencia que se echa en falta. Y cometió un error gravísimo. Quien quiera liderar el PSOE en Andalucía y quiera ser opción de gobierno para la Junta, no puede aceptar el cargo de portavoz del Senado porque eso le quita presencia y le impide dedicar toda la atención en exclusiva a Andalucía. Juan no ha dado con la tecla de ilusionar a la militancia y ha sido incapaz de restañar heridas y unir las distintas sensibilidades del partido en Andalucía.

–Sigue siendo militante.

–Sí. Soy militante directo.

–¿Qué significa eso?

–Quiere decir que estoy afiliado directamente al comité federal, no tengo agrupación.

–Es decir, no pertenece a la agrupación de Ardales.

–Pertenecí hasta que hubo problemas en la agrupación y me hice afiliado directo, donde tengo todos los derechos excepto que no puedo votar cuestiones locales como elegir al secretario provincial.

–En su libro habla de republicanismo. Estos días estamos conociendo informaciones que afectan a Juan Carlos I, ¿puede dañar todo esto a la Corona como institución y dar alas al republicanismo?

–Todo lo que afecta en negativo a los responsables o a los directamente implicados con una institución pues fragiliza esa institución. Juan Carlos me parece a mí que es quien más favor le ha hecho al republicanismo con su actitud. Ahora están saliendo cosas de hace muchísimos años que para mí son muy graves en tanto lo que supone determinadas actuaciones de chantaje y que el Estado se prestara a ese chantaje. Para mí lo que es absolutamente grave son esas acusaciones de que había irregularidades de tipo económico sobre las que no se le podía exigir responsabilidades judiciales por la inviolabilidad que le da la Constitución. Además, alguien que ha sido Jefe del Estado tenga que salir huyendo de España no aporta mucho a la Corona como institución. Veo que el actual Jefe del Estado está haciendo esfuerzos por situar en la normalidad todos los despropósitos que cometió el padre. Pero sigo prefiriendo un Jefe de Estado que lo elijan los ciudadanos.