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En la presentación del barómetro anterior sobre la economía malagueña, a mediados del mes de septiembre, el Colegio de Economistas de Málaga anticipaba un panorama ... sombrío y avisaba de que la provincia afrontaba «nubes en su horizonte», sobre todo por la amenaza que suponía la desaceleración de países como Reino Unido, Alemania y Francia, grandes emisores de turistas muy importantes para la Costa del Sol. Ahora, en el que ha hecho público este jueves, el horizonte que dibuja la institución es muy distinto. Y mejor. «Málaga aguanta», afirma, taxativo, Javier Font, director del servicio de estudios del Colegio de Economistas de Málaga, que reconoce que el organismo auguraba «un final de año más oscuro» del que finalmente se ha hecho realidad. Varios factores lo han hecho posible: por ejemplo, que la inflación esté dando tregua y que, como consecuencia, los tipos de interés no vayan a ir mucho más allá de los niveles actuales.
«Podemos alejar los temores de una recesión. En el último barómetro anticipábamos una contracción de la demanda. Pero la economía está aguantando bien», añade Manuel Méndez, decano del Colegio. Y, de hecho, constata que la economía malagueña supera en los principales indicadores a la del conjunto de España y a la andaluza. Y desgrana otros factores más domésticos que favorecen a la provincia: la fortaleza del turismo y la tecnología, que son los dos sectores que impulsan el crecimiento de Málaga; así como el récord de empleo en la hostelería, que además se ha desestacionalizado, al igual que la temporada turística, que ya no se circunscribe al verano, sino que se reparte a lo largo de todo el año, al igual que su carácter de palanca para el empleo.
Con todo, los economistas malagueños observan dos «peros» a esta situación tan benévola: el paro y los precios de la vivienda. De esta manera, resaltan que la tasa de desempleo continúa en Málaga por encima de la media española; y también que si bien las afiliaciones a la Seguridad Social aumentan, el paro no mejora en la misma medida. Y ello obedece a que Málaga es una provincia que atrae población activa, lo que hace más difícil que baje el porcentaje de desempleados aunque se incrementen las contrataciones. En este sentido, señalan como reto una mayor generación de actividad económica que sea capaz de absorber a más trabajadores.
3.000-4.000 viviendas al año
Hacen falta para que bajen los precios en Málaga, según el Colegio de Economistas.
En cuanto al precio de la vivienda, Méndez abunda en que la subida de los precios obedece en gran medida a la escasez de oferta. «No hay suelo urbano susceptible de desarrollo», afirma. Y señala otra derivada: el daño al sector de la construcción que, dice, sufre más que en otras geografías y que «está en recesión» en Málaga. «Para reducir el precio de la vivienda tendría que haber más promoción y que se lanzaran al mercado 3.000 o 4.000 viviendas cada año», insiste. En opinión del decano de los economistas de Málaga, sería necesario que la proporción vivienda nueva / vivienda usada en el total de compraventas pasara del 19/81 actual a 30/70 para que el mercado estuviera más equilibrado. Aunque matiza que la construcción de inmuebles, que la nueva oferta, tendría que ser para todas las capas sociales, para todo tipo de rentas y poderes adquisitivos.
Además, los economistas malagueños señalan otros factores a vigilar: por ejemplo, la sequía, el crecimiento de los países europeos emisores de turistas, dado el crecimiento «paupérrimo» que tienen en algunos casos, y las consecuencias de la retirada de las políticas anti-inflación con la derivada en las medidas que puedan adoptar los bancos centrales. Y ponen deberes, como conseguir que se eleve el gasto medio por turista, variable en la que Cádiz supera a Málaga, así como lograr dar más impulso al turismo de congresos, además de diversificar sectorialmente la economía de la provincia hacia nuevas actividades como la educación.
En todo caso, el Colegio de Economistas valora que este 2023 «ha sido un buen año» para Málaga y si bien augura una desaceleración con vistas al próximo año, considera que los ritmos de crecimiento seguirán siendo saludables después de los ejercicios anómalos de desplome, primero, y rebote, a continuación, como consecuencia del impacto de la pandemia. Los del próximo año, avanzan, serán niveles de crecimiento «razonables» y «sostenidos».
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