París reconoce a su hijo de Pizarra

No es la primera mención meritoria para Bartolomé, pero sí la que más ilusión le hace. Si se había apuntado que su sueño era vivir algún día en París, este joven pizarreño puede decir que ha cumplido una de sus grandes aspiraciones. Desde el año 2014, está instalado en la capital francesa, donde también ha logrado consolidarse a nivel profesional. Porque una licenciatura en Traducción e Interpretación y un máster en Relaciones Internacionales después, Bartolomé trabaja desde hace tres meses en el Ministerio de Exteriores del Gobierno francés.

El talento y el esfuerzo por seguir aprendiendo idiomas, le ha llevado a dominar cinco diferentes (Español, inglés, francés, portugués e italiano). Aunque el lenguaje que mejor domina es el lenguaje de la solidaridad. Y por ello será distinguido en el acto que se celebra hoy en el Ayuntamiento de París.

El motivo de esta condecoración es su implicación en diferentes actividades humanitarias, sociales y asociativas tanto en España, Francia, como en América Latina.

En la actualidad colabora como responsable de acuerdos de la sección América en el Observatorio de Campos de Refugiados (O-CR), una ONG francesa que tiene como objetivo estudiar e informar sobre la situación y gestión de los campos de refugiados en todo el mundo.

«Para mí supone un orgullo enorme y también me confirma en que es necesario que la gente participe en ayudas comunitarias. Yo el granito de arena que pueda aportar, lo voy a seguir aportando. Así se lo prometió en su día a mi padres y así lo estoy haciendo», explica Bartolomé en una conversación con este periódico.

Bartolomé es licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Málaga. Después de ejercer durante un corto espacio como profesor en el MIT en el Parque Tecnológico, se marchó a Francia con primer contrato para trabajar en Disneyland. En París, realizó un máster en Relaciones Internacionales a distancia y empezó a interesarse por el mundillo de las diplomacias. Su currículum y su habilidad para las lenguas le llevaron a ser responsable de protocolo en la embajada de Sri Lanka en París.

Desde septiembre, dio el salto a al Ministerio de Exteriores de Francia. Aunque nunca ha perdido su vocación solidaria. Su primer contacto con la inmigración le llegó en Málaga, cuando se estrenó como voluntario. Ahora que la inmigración está en el punto de mira, Bartolomé aprovecha para pedir compasión y empatía: «Los españoles siempre hemos sido inmigrantes. Hay que ser más solidario y corregir algunas de las posturas más recientes».