No es ningún tipo de chovinismo de un mundo occidental, con demasiado tiempo libre por padecer aquello que llaman problemas del primer mundo. Simplemente, está pasando. El mundo digital y las redes sociales crean nuevas realidades en las cabezas de las personas. En los jóvenes ... de hoy y en los adultos del mañana. Y en los que ya lo son.
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Aplicaciones como Instagram se consolidan como herramientas colectivas que influyen, guste o no, en nuestra manera de percibir el entorno. Aplicaciones como Tinder ofrecen posibilidades nuevas para encontrar pareja o establecer relaciones esporádicas. La última década está marcada por una gravitación social que galopa a lomos de un mundo hiperconectado, a golpe de 'click' y en el que esperar cinco minutos ya puede parecer demasiado. La inmediatez es el nuevo rey. Todo este caldo de cultivo influye también en las relaciones de pareja, en la manera que se producen los emparejamientos y las rupturas. La generación que ha nacido en la era digital quiere seguir viviendo en pareja, pero anhela una relación distinta a la relación tradicional que han tenido sus padres. Y la facilidad para encontrar nuevas parejas resta traumatismo a las rupturas. Estas son algunas de las conclusiones que se pueden sacar del estudio realizado por la Universidad de Málaga, 'La gestión de la intimidad en la sociedad de la información y el conocimiento. Parejas y rupturas en la España actual', realizado por el profesor de Sociología, Luis Ayuso, bajo la dirección del catedrático Félix Requena, y con el apoyo de la Fundación BBVA.
El estudio, que abarca casi 500 páginas, hace un amplio repaso a todo tipo de relaciones y emparejamientos con una ambición inédita hasta el momento. «Queríamos conocer las formas de emparejamiento y desemparejamiento en la sociedad actual. Analizamos desde los matrimonios de toda la vida hasta las nuevas formas de emparejamiento digital», explica Ayuso en conversación con este periódico.
Horas y horas de entrevistas personales nutren un estudio que deja vislumbrar un cambio en la vida de las parejas. Si bien el deseo de encontrar a otra persona con la que compartir la vida sigue vigente, la manera de canalizar todo esto cambia. El estudio habla de un nuevo amor, el «amor digital».
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El matrimonio tradicional pierde fuerza, las parejas homosexuales se normalizan y las rupturas se digieren con menos traumatismo que antes. Pero también surgen aspectos más negativos. Crece la incertidumbre en los jóvenes, baja la capacidad para lidiar con frustraciones y disminuye la capacidad del esfuerzo.
A pesar de los cambios experimentados en los últimos años, la relación en pareja sigue siendo la figura predominante. Un 70% de los españoles están emparejados en estos momentos. Entre los que no la tienen, un 43% afirma no haber encontrado aún la persona adecuada. En este sentido, el estudio presta atención a cómo se producen ahora las rupturas y los reemparejamientos.
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Ayuso destaca que los adultos que se mueven en una franja entre 40 y 50 años se han subido de lleno a la era digital. «Una persona que se ha divorciado con 50 años se puede reemparejar perfectamente a través de Tinder. Eso significa que ese emparejamiento no ha tenido nada que ver con el primer emparejamiento», destaca. La discoteca y la barra del bar se han sustituido por los móviles y las personas mayores han roto con tabús de antaño. «El covid ha conseguido que muchos le pierdan el miedo a lo digital», resalta.
Solo una generación, los mayores de 65 años, quedan al margen de estos cambios estructurales que se están produciendo en la sociedad. «Ahí hay una brecha clara. El cambio en esta franja de edad se va a producir en el momento en el que sean mayores la generación que hizo los grandes cambios sociales. Cuando lleguen las mujeres que hicieron la revolución sexual de los años 60, cuando lleguen las primeras que se divorciaron, cuando lleguen las primeras que fueron a la universidad de manera masiva», matiza Ayuso.
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Los nativos digitales, esos jóvenes de menos de 30 años, viven las relaciones de manera más satisfactoria. «La gestión de la intimidad basada en las emociones, unida a la búsqueda del bienestar y placer inmediato, conduce a que las relaciones de pareja sean más satisfactorias, pero al mismo tiempo menos duraderas», explican los autores.
El estudio también refleja que se ha producido un cambio en la manera de vivir la sexualidad. Los nativos digitales encuentran satisfacción en encuentros que pueden ser exclusivamente digitales. Así, las nuevas tecnologías se convierten un un protagonista de las relaciones de los jóvenes.
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«La ruptura también ha cambiado. Los jóvenes quieren vivir las relaciones a día de hoy, eso de cultivar para mañana no va con ellos. Por otro lado, sabemos que una relación de pareja supone sacrificio, supone esfuerzo, supone bajones. Pero ellos están acostumbrado a la media hora. Tenemos que educar en el sacrificio, pero constatamos que el valor del esfuerzo y del sacrificio no está en alza», concluye Ayuso.
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