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La desembocadura del Guadalhorce está considerada como el humedal costero más importante de nuestra provincia. Alberga más de 260 especies de aves debido a su situación estratégica para las rutas migratorias. Ahora, se encamina hacia una doble mejora ambiental. Por un lado, se ampliará su zona protegida y, por otro, la Junta de Andalucía está en pleno proceso de elaboración de un plan de ordenación de recursos naturales que, además, deberá contar con el correspondiente reflejo económico. Esta desembocadura, además de su enorme valor ambiental está planteada como de gran estrategia por la posibilidad de continuar aguas arriba del Guadalhorce conformando un corredor verde que llegue hasta el entorno de la Sierra de las Nieves. El yacimiento fenicio del Cerro del Villar y las posibilidades para la observación del estudio y avistamiento de aves lo convierten en un paraje único en cuya preservación pretende avanzar el Gobierno andaluz. El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) ha publicado la salida a información pública del decreto correspondiente. Se abre la fase de alegaciones por lo tanto.
«La Desembocadura del Guadalhorce fue declarada Paraje Natural mediante la Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacio Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. En la actualidad, este espacio de excepcionales valores naturales y componentes de muy destacado rango natural, dignos de una protección especial, no cuenta con ninguna otra figura de protección, ni con ningún instrumento de planificación», figura en el expediente como motivación clave para intervenir.
El pasado 15 de enero la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul dictó una resolución para abrir esta fase de alegaciones sobre el proyecto que ordena los recursos naturales, amplía la zona a proteger y declara la zona como de Especial Protección para las Aves.
La publicación oficial se fundamenta en un complejo entramado legislativo y parte de un hecho relacionado con las graves inundaciones que Málaga padeció en el año 1989. La tromba afectó a urbanizaciones y polígonos colindantes al paraje y eso obligó a tomar medidas de protección: la más importante fue el encauzamiento de los últimos siete kilómetros del río, obra que llevó a cabo la Confederación Hidrográfica del Sur, dependiente del Gobierno central. Las obras las realizó OHL entre los años 1997 y 2003. El cambio en la morfología de este tramo final fue evidente, dado que el encauzamiento alteró los antiguos brazos del río. Se construyó un brazo artificial en el lado Este de la desembocadura con una mayor capacidad para desaguar en caso de avenida que el brazo originario y se profundizó el calado del brazo Oeste. Y, claro, ambos brazos conformaron un terreno en forma de isla que ocupa una superficie de 145 hectáreas de terreno. 67 ya eran Paraje Natural. «El resto de hectáreas presenta valores ambientales y tiene una continuidad ecológica con el Paraje Natural, por lo que la ampliación del espacio natural protegido constituirá un refuerzo significativo a la conservación, mejora y mantenimiento de los flujos ecológicos que se producen en él. Por todo ello, se considera necesario, proteger todo el espacio en su conjunto [...] con la finalidad de atender a la conservación de su flora, avifauna, constitución geomorfológica, especial belleza u otros componentes de muy destacado rango natural [...]», recoge el documento técnico. La declaración ZEPA, relativa a la protección de aves, redondea el procedimiento.
¿De qué se trata? De establecer los criterios básicos y de regular las actividades que están permitidas en este entorno. «La no ampliación del Paraje Natural supone dejar fuera del espacio unos terrenos contiguos que tienen los singulares valores como para formar parte de él. La alternativa de no aprobar el PORN, ampliar el Paraje Natural y declararlo como ZEPA, supondría el incumplimiento de diversas disposiciones normativas y, por otro lado, no garantizar de forma efectiva la conservación de este espacio», se incide.
Las reseñadas obras de encauzamiento se ejecutaron hasta la confluencia con el río Campanillas, afluente del Guadalhorce. En aquel río también se intervino para prevenir inundaciones con la construcción de la presa de Casasola (2000), que es de laminación de avenidas y apenas aporta 3 hectómetros cúbicos al año para suministro urbano.
Los terrenos que ahora se van a incorporar corresponden al monte Riberas del Guadalhorce (MA-10013-JA), a terrenos de dominio público hidráulico y terrenos de dominio público marítimo-terrestre.
«El valor ambiental del territorio incluido en la ampliación del Paraje Natural, viene marcado por comprender formaciones naturales, de acebuchal, lentiscar y bosques de ribera, con un alto grado de naturalidad, que a su vez forma parte de la zona de refugio, campeo y alimentación de especies de fauna relevantes que se encuentran en el ámbito de la desembocadura del Guadalhorce», se detalla en la documentación técnica analizada por SUR.
Ampliar el ámbito del Paraje contribuye, además, a englobar a un mayor número de aves silvestres, lo que refuerza esta decisión. Declarar la zona como ZEPA conlleva, además, muchas obligaciones de conservación del hábitat. «Esto atiende a una razón de interés general, que no es otra que asegurar la conservación del medio ambiente, en general, y la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats, el mantenimiento de la biodiversidad y la geodiversidad, la calidad del aire, el agua y los suelos, en particular [...]», se abunda.
La ampliación con terrenos de titularidad pública, correspondientes al monte Riberas del Guadalhorce (MA-10013-JA), afecta a 18 parcelas situadas en el término municipal de Málaga. Actualmente no tienen ningún tipo de protección.
Toda actividad dentro del Paraje deberá contar con la preceptiva autorización autonómica. Dichos permisos pueden ir encaminados a actividades científicas y de investigación que no impliquen el montaje de infraestructuras permanentes o desmontables, así como aquellas que no requieran alterar el medio natural o no impliquen la manipulación o contacto directo con organismos vivos.
También se permiten las obras de conservación y mejora de carreteras no sometidas a autorización ambiental unificada, cuando no supongan una modificación de las características de las mismas.
Por otra parte, podrían obtener permiso las obras de conservación y mejora de sendas y caminos cuando no supongan una modificación delas características de las mismas, tales como el aumento de su capacidad, la eliminación de vegetación, movimientos de tierra o cambios en su finalidad.
Y, por último, la Junta también podría autorizar la reposición o reparación de cercas, vallados y cerramientos, cuando no suponga una modificación del trazado y no afecte a una longitud igual o superior a 20 metros lineales. En los últimos años, se han otorgado apenas un centenar de permisos para actividades como pastoreo, grabación con drones, voluntariado, fotografía o investigación.
Para seguir avanzando en el documento, la Junta de Andalucía pretende establecer contactos formales con la Confederación de Empresarios de Andalucía; federaciones andaluzas (Ciclismo, Deportes Aéreos, Montaña, Escalada y Senderismo, Fotografía...), y ONG como WWF/España, Ecologistas en Acción Andalucía, Greenpeace España, SEO Birdlife... Del mismo modo, se hará lo propio con entidades públicas como el Ayuntamiento de Málaga, la Diputación, la Delegación del Gobierno en Andalucía, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, el Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio Industria, Servicios y Navegación, la UMA, el Consejo de la Juventud de Andalucía, CCOO, UGT, la Secretaría de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la secretaría de Estado de Turismo, la Dirección General de la Costa y el Mar, la Dirección General del Agua, la Oficina Española de Cambio Climático, la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, y la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental.
Recientemente la Junta de Andalucía ha intervenido en este entorno para mejorar el paisaje en dos lagunas: la Grande y la de la Casilla. Mediante movimientos de tierra se han remodelado las orillas para aumentar la lámina de agua. También estaba prevista la creación de islotes para zona de nidificación y refugio para las aves. El proyecto contemplaba además la retirada de parte de los escombros que aún mantiene este humedal de origen artificial.
Los trabajos selvícolas, especialmente en cuanto a la eliminación de las especies invasoras y la retirada de árboles muertos, y la construcción de una charca para anfibios completan la intervención, que también estipula un cerramiento para que los visitantes no molesten a las aves. Cabe recordar que la zona está surcada por senderos de uso público y que en 2020 se terminó una emblemática pasarela peatonal que ha disparado el paseo y la práctica deportiva por la zona.
Desde hace años, la Junta viene trabajando en la conservación de acuíferos y humedales en este entorno que sobrevive pese a la cercanía de la ciudad y de las actividades antrópicas. Se han regenerado, así, charcas como la Casilla, Bonita, Grande y Sucia y también se han demolido estructuras.
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