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–Va camino de cumplir medio año como consejero después después de una larga carrera como alto directivo. ¿Es la política como esperaba?
–Para mí es un privilegio la posibilidad de aportar a Andalucía la experiencia que he adquirido estos más de 20 años ... en la empresa privada en puestos de responsabilidad. Es un momento en el que Andalucía quiere ser más protagonista de su propio futuro, en el que las oportunidades que se presentan son dignas de aprovechar y además tenemos un líder que me hace confiar en ello.
–Su caso ilustra como pocos ese mantra repetido por el PP a la hora de querer gestionar lo público como una empresa privada. ¿Son tan diferentes ambos ámbitos?
–Es muy distinto, pero creo que el presidente me elige como consejero para que trate de mantener criterios de empresa privada en la gestión y en eso estamos volcados. Estoy empeñado en establecer criterios de la empresa privada en la gestión de la consejería.
–¿Cómo lleva los tiempos de la Administración pública?
–Soy una persona a la que siempre le han gustado los retos grandes y soy muy adaptable. Tengo otros defectos, pero la capacidad de adaptación creo que no es uno de ellos. En ese sentido, lo estoy disfrutando. Sí que es verdad que a veces te tienes que hacer a la idea de que asuntos que tú das ya por aprobados aún tienen por delante una tramitación y adquieren unas formas que son completamente distintos a los de la empresa privada.
–Ha sido alto directivo del Grupo Heineken. ¿Se ha llevado ya algún trago amargo como consejero?
–No… Hasta ahora no. También es que soy una persona muy optimista. Insisto: lo estoy disfrutando mucho. Tienes que aceptar las reglas del juego político y elementos con los que no estaba familiarizado, pero ninguno ha supuesto un trago amargo.
–De Heineken pasó al Sevilla CF como director de Negocio. Tengo un amigo muy sevillista que me dice que usted es el Monchi del gobierno de Juanma Moreno...
–(Ríe) Eso no me lo habían dicho… (Ríe) No… A veces me dicen ‘Eres el consejero de moda’. No, no… Soy el más nuevo o el que tiene un perfil más distinto. Y de nuevo, insisto, el privilegio es poder contribuir a este momento.
–Veo que cuida los detalles, porque ha quedado hoy (por el jueves) con el alcalde de Málaga y lleva puesta la corbata azul con la Farola que él suele regalar a sus invitados.
–Me la regaló hará cinco o seis años. En mi vida anterior… (Ríe). Son detalles que no cuestan nada. Miras el corbatero, la ves ahí y piensas ‘Hoy es del día’.
–¿El amor en política también está en los detalles?
–Los detalles son importantes en todos los ámbitos. Se ha fijado en la corbata, pero le sorprendería más saber que hay un cuadro, de dimensiones importantes además, con la Farola de Málaga en el apartamento de veraneo que tenemos en Cádiz. Es decir, en la casa de un sevillano en Cádiz, hay un cuadro de la Farola de Málaga.
–Eso es difícil de superar.
–Pues ahí lo tiene.
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