La operación de desembalse en el sistema Guadalhorce por mantenimiento y seguridad tras el paso de la DANA de los últimos días de octubre por la provincia de Málaga se desarrolló durante todo el día de ayer sin sobresaltos, de manera controlada, justo a tiempo ... para preparar estas infraestructuras para otra alerta por lluvias en mitad de esta semana.
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SUR acudió a las primeras maniobras desde el Tajo de la Encantada, en el Chorro. El caudal desaguado era muy bajo a primeras horas de la mañana, pero los equipos técnicos y los operarios del organismo de cuenca, dependiente de la Consejería de Agricultura, estaban muy pendientes de la operación, al pie mismo de la pequeña presa y también sobre el puente que la atraviesa, justo al lado del hotel rural y la estación de tren.
Maniobras similares se producen decenas de veces en el año en los pantanos de la provincia. Sólo que esta vez, debido al foco de la devastadora DANA en Valencia y a la de Málaga, salvando las distancias, el contexto informativo obliga a una atención especial que sirve para divulgar, a su vez, cuestiones relevantes de la gestión hidráulica.
El subdirector de Explotación de Agua de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Sostenible, Óscar Lorente, explicaba ayer: «Como consecuencia de las lluvias torrenciales que ocurrieron en los últimos días de octubre, se produjo una aportación muy importante a los tres embalses de cabecera del Guadalhorce. Ese aporte no solamente lleva agua, sino que también lleva en suspensión una gran cantidad de sedimentos que, al entrar en los embalses y frenarse, se van depositando de manera paulatina. La acumulación de estos materiales arrastrados por la riada puede producir efectos perjudiciales en los embalses. Por un parte, disminuyen la capacidad de almacenamiento al modificar la cota de fondo y también pueden producir efectos perniciosos en los órganos de desagüe si se acumulan cerca».
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En este sentido, Lorente definía que estos órganos de desagüe son claves para situaciones tanto ordinarias, de mantenimiento, como extraordinarias, de seguridad. Mantener los embalses es algo general, pero no cabe duda de que el tipo de precipitaciones en tromba y con mucho arrastre las hace más necesarias en lugares como Málaga.
«Con este desembalse se pretenden eliminar los sedimentos. Es un caudal bajo y controlado y se pone en conocimiento de ayuntamientos y Protección Civil para que haya personal y se avise en los vados y lugares más conflictivos», añadía Lorente.
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Los tres embalses de cabecera son el Guadalhorce, el Conde de Guadalhorce y el Guadalteba. A ellos vierten principalmente las aguas del Guadalhorce, Turón y Guadalteba. A su vez, en su camino hacia Málaga capital y las huertas del Guadalhorce, llegan a la presa hidroeléctrica de la Encantada, que explota Endesa. Aguas abajo hay un canal que se divide en dos en el azud de Paredones (Álora). Ahí la margen izquierda queda para regadíos cuando se puede y la derecha es compartida por dichos riegos y el agua que se envía a Málaga capital en alta para abastecimiento urbano.
El canal parte de la margen derecha de la presa de La Encantada, que también tiene aliviaderos de fondo que van al lecho del río. Y es ahí donde se ha producido el vertido de caudales este lunes.
Precisamente el azud de Paredones, que tiene balizas de la red Hidrosur, marcó un máximo histórico el pasado 29 de octubre: 5,84 metros de profunidad. Durante varias horas estuvo en nivel 3 de riesgo de desbordamiento, marcado en color rojo. Su fluir de ayer no tuvo nada que ver, como es evidente. Desde que a las diez se empezó a desaguar hasta las tres de la tarde aproximadamente, la profundidad era de unos 60 centímetros. Ya a las cuatro de la tarde fue creciendo con un caudal de 4.600 litros por segundo que, a las cinco, ya era de 11.000. Pero la profundidad del río en ese registro era de 1,30 metros. A las seis, se rebasaron aguas abajo los 12.000 litros por segundo (1,34 metros) y ya la tendencia era a la estabilización. El nivel subió un poco a las siete de la tarde y ya quedó cerrada la salida desde La Encantada. Operación realizada con éxito.
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Básicamente lo que ha hecho el sistema es 'limpiarse de la DANA' y desembalsar más caudal del habitual (siempre hay un mínimo ecológico fijado) y más turbio.
Estas maniobras se producen en los tres embalses de cabecera cada cierto tiempo pero no se notan sus efectos en la crecida de cauces porque vierten, como se ha dicho, a La Encantada. Todos los de la provincia tienen desembalses periódicos. Por ejemplo, en El Limonero y Casasola son vitales porque son dos presas de seguridad, de laminación de avenidas. En ellas siempre se deja un resguardo muy grande y se llenan lo justo para tener ese margen ante eventuales crecidas. La situada en el Guadalmedina, en Málaga, desembalsa el primer miércoles de cada mes, y la segunda, en el Campanillas, en Almogía, lo hace el último jueves.
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La subida del nivel de los embalses de la provincia tras la DANA se ha estabilizado ya, con una ganancia global de 50 hectómetros cúbicos. Eso ha venido especialmente bien al sistema Guadalhorce, cuyos pantanos de cabecera han superado los 71 hectómetros cúbicos que marca la salida de la sequía grave. Cabe recordar que antes del episodio, estaban a punto de bajar de los 40. Con todo, sólo la Costa del Sol, por el buen estado del embalse de La Concepción, puede respirar aliviada, fuera de todo umbral de sequía.
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