Profesora universitaria e integrante de la Comisión para el Jubileo de las Cofradías

Paloma Saborido: «Recomendaría la zona de Císter y calle San Agustín, que tienen un sabor especial»

–¿Con qué palabra o frase definiría a Málaga?

–La tierra más privilegiada para poder vivir.

–Un lugar para relajarse.

–Cualquier playa de la provincia.

–¿Qué playa elegiría para echar el día?

–La de Benagalbón.

–Una excursión o ruta por la provincia.

–La zona de Maro-Cerro Gordo y el entorno del Chorro y el Caminito del Rey; un Caminito que hice muy joven cuando aún no estaba rehabilitado.

–Su palabra o expresión malagueña favorita.

–'Pechá', 'petao' y, sobre todo, me encanta 'majarón'.

–Un bar donde desayunar.

–Me encanta tomar churros en Casa Aranda, donde iba con mi padre (Jesús Saborido).

–¿Dónde ir de cañas?

–En el Almacén del Indiano.

–¿Dónde comer?

–Uno que me encanta es El Almijara. Es de unos amigos y es un sitio muy familiar. También me gusta Araboka, que es maravilloso.

–¿Y cenar?

–En el Uvedoble, en el Centro.

–Su plato preferido.

–No puedo pasar sin un buen jamón. Cuando di a luz a mis dos hijos, mi mejor amiga me trajo al hospital un paquete de jamón de pata negra. También me encantan el gazpacho, el ajoblanco y unas sardinitas.

–¿Dónde ver atardecer o amanecer?

–Cualquier punto de la costa, pero me quedo con un pequeño acantilado que hay entre El Peñón del Cuervo y La Cala.

–¿A dónde iría para pasar una noche loca?

–Al Centro, a Fuengirola que está muy viva, Marbella, Torre del Mar,…

–¿Qué rincón de Málaga recomendaría a un amigo?

–La zona del Císter y calle San Agustín, que tiene un sabor muy especial. También les recomiendo un vino en la Casa del Guardia y unas gambas en el Mercado de Atarazanas, un sitio especial.

–El mejor sitio para un 'selfie'.

–La plaza del Obispo.

–Una visita cultural imprescindible.

–Hay muchísimas. A mí me gustan muchos los museos. El que venga a Málaga y se pierda el Thyssen es una barbaridad; me encanta el Pompidou, el Ruso… tenemos una amplia variedad. También recomendaría el Teatro Cervantes y las pintura del salón de tronos de la Esperanza. Somos unos privilegiados.

–Lo mejor de Málaga.

–Sin ser chovinista, la gente. Los malagueños somos capaces de acoger, de adaptarnos a los tiempos y aunque muchas veces se nos achaca que no defendemos lo nuestro, sí lo defendemos, pero sabiendo adaptarnos a todo lo que nos viene y puede ser bueno.

–Y lo peor.

–Que no nos creemos realmente el potencial que tiene la ciudad y el malagueño.

–Algo que eche de menos.

–Que ese reconocimiento internacional de la relevancia y la trascendencia de Málaga no se está produciendo al mismo nivel internamente.

–Una tradición que no debe perderse.

–Nuestra tradición religiosa en todos los sentidos. Y hay una que no debería perderse y debería fomentarse al máximo que son los verdiales, que es algo muy nuestro.

–Su malagueño favorito.

–Hay muchos, pero voy a citar un cofrade clave que a mí me sorprendió mucho cuando leí su biografía: Antonio Baena. Una persona que luchó por Málaga no sólo a nivel cofrade sino socialmente para que la ciudad tuviera una presencia en el ámbito nacional. Me parece una figura muy relevante.

–Para una cristiana y cofrade, ¿qué supone estar trabajando con el Vaticano en la organización del Jubileo de las Cofradías?

–Un privilegio. Estoy viviendo una experiencia que sobrepasa la propia experiencia religiosa, personal y cofrade ya que es una experiencia vital. Además de tener el orgullo de que hayan aceptado mi propuesta personal para hacer por primera vez en la iglesia una procesión de nuestras características en Roma, que va a marcar un punto y aparte en la consideración de la religiosidad popular y de las cofradías dentro de la propia jerarquía eclesiástica. Para mí es un aprendizaje brutal trabajar codo con codo con el Vaticano y con la máxima autoridad encargada de la organización del Jubileo, monseñor Rino Fisichella; no voy a tener ni modo ni tiempo para agradecer suficientemente la elección de Fisichella hacia mi persona.