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Paco Ráez se ha colocado la capa que dejó colgada su hijo, el eterno Pablo Ráez con su grito de guerra 'siempre fuerte', para volar hasta Bolivia y colaborar en las labores de extinción de un fuego que arrasa desde hace meses uno de los principales bosques del país. Bombero de profesión desde hace más de 30 años en el Ayuntamiento de Marbella, ha decidido sacrificar sus vacaciones para colaborar en el drama medioambiental que vive la zona de la Chiquitanía en el país sudamericano. «Esto es un infierno», alerta.
Paco se encuentra desde hace dos semanas en la ciudad de San Rafael de Velasco, hasta donde ha llegado de la mano de la asociación SAR-Navarra. Allí, junto a otro español, el especialista gallego Manuel Martínez, han ayudado en el montaje del sistema de comando de incidencias; unidad encargada de analizar la evolución de las llamas y decidir qué estrategia seguir para impedir su avance. «Los incendios están descontrolados por la gran sequía», alerta. Según cifras oficiales ya se han calcinado siete millones de hectáreas, aunque quienes están en la zona elevan las cifras a diez.
Aunque no se encuentre en primera línea de fuego, su labor es fundamental para evitar más daños. Explica que allí no es posible apagar el fuego con agua por lo complicado que es transportarla y la escasez tan evidente que hay de medios. Por ello prácticamente lo único que pueden hacer es planificar la creación de cortafuegos tras estudiar la dirección de las llamas y el viento. «En España estamos acostumbrados a apagar el fuego con agua, pero aquí es inviable porque sólo llegar tú ya es una epopeya».
Paco es la segunda vez que acude a Bolivia para colaborar en las labores de extinción. Ya estuvo en el año 2020, cuando el gobierno solicitó la ayuda de un grupo de especialistas forestales con experiencia en misiones internacionales. En su caso ya estuvo colaborando en Lesbos, y aunque su trabajo sea urbano, está acostumbrado a lidiar con llamas en entornos naturales, ya que en Marbella existen numerosas urbanizaciones rodeadas de montaña como ocurre allí.
Entonces estuvieron 20 días y confiesa que realizaron «un gran trabajo», por lo que ahora han vuelto a contactar con él con idéntico objetivo. Inicialmente iban a viajar cinco personas desde España, pero por temas de permisos y trámites administrativos sólo han logrado hacerlo dos. Ambos están colaborando mano a mano con el gobierno local, ya que el comando de incidencias está coordinado por el alcalde Humberto Jorge Vargas Roca, «un buen hombre, inteligente y comprometido con su comunidad».
El marbellero estará en el país sudamericano hasta este sábado, 12 de octubre, ya que regresará a casa con el tiempo justo para reincorporarse a su trabajo en Marbella. «El gran problema que hay en la zona es la falta de colaboración del gobierno; hay muchos jóvenes y asociaciones que quieren prestar ayuda, pero se ven desamparados porque los medios prácticamente no llegan», lamenta.
Los incendios en aquella zona del país llevan prácticamente tres meses activos (estuvieron casi controlados pero se volvieron a reactivar por la falta de lluvias). Es por ello que la población local lo está sufriendo en propia persona. «Hay zonas que han sido completamente arrasadas; y aunque no suele haber daños personales, sí que se han perdido mucho ganado y cultivos». Además, el humo que llega desde esa zona de la preselva, ya ha tomado las poblaciones y obligado a las personas a ir cubiertas el máximo tiempo posible. «Los niños y ancianos están muy afectados».
En la actualidad están luchando con todas sus fuerzas para que las llamas no penetren en el área protegida municipal San Rafael, en el interior de los bosques secos chiquitanos, ya que sería una gran pérdida para toda la zona y la comunidad.
La fiereza con la que avanzan las llamas en aquel país ha obligado al gobierno de Bolivia a declara la figura de desastre nacional tras reportar siete millones de hectáreas de bosques y vegetación natural destruidos por el fuego. Las autoridades locales reclamaban dicha declaración desde hace semanas, lo que ahora permitirá la llegada de más medios y recursos. Incluso el expresidente del país, Evo Morales, lo había solicitado en un acto público.
Lo más importante de todo –apunta Paco– es que la ayuda llegue cuanto antes y se destinen todos los medios necesarios a controlar esta situación. «Hay un clima de enfrentamientos muy polarizados entre el gobierno y las autonomías», lamenta. Y eso que está en juego la vida y los recursos de miles de familias. Mientras eso llega, el malagueño confía en que todo comience a controlarse antes de su marcha. «Sería la mejor de las noticias».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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