Pablo Rodríguez Durán no piensa estudiar Económicas. Ni otras carreras de área de Ciencias Sociales, como podría ser Derecho, Márketing, Comercio o Turismo. Su vocación va hacia el área de Humanidades y, en concreto, piensa estudiar Filosofía. Materias que en principio pueden parecer muy alejadas, la Economía y la Filosofía, pero que a él no le han impedido hacerse con el primer premio en la Olimpiada de Economía.
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Los exámenes se celebraron el primer fin de semana de este mes en la Facultad de Económicas de la UMA. Pablo no se había preparado de una manera especial. De hecho, explica su profesor, Santiago Olivares, apenas una semana ante les dio un modelo de examen, algo diferente a los que están haciendo estas últimas semanas, para prepararles para la selectividad.
Santiago Olivares, que es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la UMA, imparte clases de esta materia tanto en el San Francisco de Asís de Mijas como en el colegio Maravillas de Benalmádena. Lleva varios años presentando a alumnos a esta Olimpiada de Economía, aunque es la primera ocasión que se hacen con un primer premio.
En la fase local de esta XII Olimpiada de Economía han participado unos 200 estudiantes matriculados en la asignatura de Economía de la Empresa, de segundo de Bachillerato. El primer premio ha sido para Pablo Rodríguez Durán. El segundo, Jesús de la Torre Sánchez, del IES Martín de Aldehuela, y el tercer clasificado ha sido Jesús Villarejo Bandera, del IES Ciudad Jardín. La fase nacional, a la que acuden los tres primeros clasificados, será a finales de junio en Madrid. Además, la Facultad de Económicas les regala un portátil y el importe de la matrícula del primer curso en cualquiera de las titulaciones de esta facultad.
En el examen, los estudiantes tuvieron que responden ocho preguntas tipo testo, dos de respuesta corta, los de teoría larga y dos problemas matemáticos. Pablo reconoce que no llevaba una preparación especial, y que hizo el examen bastante tranquilo. Su sorpresa fue cuando a la hora de comer en el colegio recibió la llamada del decanato de la facultad para informarle de que tenía la mejor nota del examen.
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Pero a pesar de este buen nivel en Economía y Matemáticas, Pablo Rodríguez tiene una vocación profesional situada casi en las antípodas. Quiere estudiar Filosofía. Preguntado por qué está haciendo el Bachillerato de Sociales y no el de Humanidades, el joven responde que porque «siempre me ha gustado el componente matemático de la vida» y avanza que, si quiere ser un buen filósofo, «tengo que abrazar todas las ciencias».
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