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La pandemia ha acelerado el pago con tarjeta y el uso de otros métodos que no exigen un contacto directo con el dinero. Una tendencia que ya se venía observando en los últimos años, constatada por parte de las entidades financieras. Son varios pueblos que ... ya no disponen de cajeros ni de oficinas bancarias. Un hecho que ha propiciado el llamado fenómeno de la «exclusión financiera», que afecta sobre todo a las personas mayores, acostumbradas a pagar siempre en efectivo.
Para cerrar esta brecha, la Diputación y CaixaBank han puesto en marcha un proyecto piloto en la provincia que permite que las farmacias de estos municipios puedan dispensar dinero en efectivo. Por ahora, funciona en Cútar y en los próximos días se pondrá en marcha en Júzcar. El objetivo es extender esta red de nuevos 'cajeros' por toda la provincia. El importe máximo que se podrá retirar es de 150 euros. El desarrollo de este proyecto cuenta con la ayuda del Colegio de Farmacéuticos de Málaga y el Colegio de Graduados e Ingenieros Técnicos de Telecomunicación.
Este viernes ha sido presentando ante los medios en el salón de pasos perdidos de la Diputación. El presidente de la institución provincial, Francisco Salado, ha destacado que se trata de una iniciativa que forma parte de las políticas iniciadas durante esta legislatura para luchar contra la despoblación en la provincia y para reducir la brecha digital en el ámbito rural.
En estos momentos, hay 13 municipios en la provincia que no disponen de un cajero: Alfarnatejo, Alpandeire, Árchez, Arenas, Atajate, Cartajima, Cútar, Faraján, Júzcar, Macharaviaya, Moclinejo, Parauta y Salares. «El asunto es especialmente grave porque afecta de lleno a nuestros mayores. Son municipios pequeños, cuya población está sensiblemente envejecida, lo que supone una seria dificultad en caso de necesitar desplazarse a otro pueblo vecino», ha explicado Salado.
El director territorial de Andalucía Oriental y Murcia de CaixaBank, Juan Ignacio Zafra, ha resaltado la labor social que cumplen las farmacias en los pequeños municipios, que trascendería a la mera venta de medicamentos. «Los farmacéuticos en los pueblos pequeños hacen una labor tremenda. El no uso del efectivo afecta más a la gente más vulnerable. Las entidades financieras tenemos una obligación, que es compensar las herramientas digitales con el uso presencial para los que más lo necesitan. CaixaBank tiene el compromiso de mantenerse ahí donde es la única sucursal que queda», ha señalado.
Además, ha garantizado que así seguirá una vez que se formalice la fusión con Bankia.
Esta iniciativa tiene en un principio un periodo de duración de seis meses para comprobar su funcionamiento y la capacidad de llevarla a otros municipios. «Confiamos en que tenga un gran éxito porque supone una importante mejora para el día a día de las personas mayores de estos pueblos. A partir de los resultados que obtengamos podrá implantarse en más pueblos», ha señalado Salado.
El funcionamiento es el siguiente: la retirada de efectivo irá siempre vinculada a una compra realizada en la farmacia con una tarjeta CaixaBank y por un importe mínimo de un céntimo para que automáticamente aparezca la posibilidad de realizar la retirada de efectivo. La farmacia debe instalar un terminal de punto de venta (TPV).
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