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El contexto de sequía grave en el que están la Costa del Sol y de la Axarquía y en el que quedarán enmarcadas previsiblemente Málaga y el Guadalhorce en las próximas semanas exige buscar el ahorro máximo de agua procedente de embalse y potenciar recursos ... extra en la desalación y subsuelo. Son tiempos de medidas de emergencia, como las bombas para tratar de extraer agua de una calidad razonable del embalse de La Viñuela (780.000 euros de inversión), al que le quedan 12,27 hectómetros cúbicos sobre el papel. Pero, ¿hasta cuándo se puede seguir utilizando el agua de un pantano?, ¿hasta qué nivel da de sí?
Fernando Delgado es profesor de Ingeniería Hidráulica en la Universidad de Granada. «Cada embalse es un mundo. La topografía influye mucho. En la Viñuela, la cuenca es erosionable y con mucha menos vegetación y es más difícil aprovechar más volumen que en lechos más rocosos», explica, al tiempo que añade que en cada embalse se hace un cálculo de sedimentación y se ponen las primeras tomas.
«Por ejemplo, el embalse de Rules (Granada) tiene gran parte de embalse muerto porque se pensó que la cuenca era muy erosiva. No hay una respuesta única. Lo que sí que ocurre a muy bajos niveles es que hay mucho contenido de lodos, aumentan metales pesados, hay mucho menos oxígeno y mucha materia orgánica», detalla.
Los tratamientos de agua en las potabilizadoras se complican en estas condiciones. «Hay que reforzar los tratamientos. En condiciones normales, la potabilización es un proceso físico-químico en el que, por resumir, luego se pasa por filtros de arena. Y luego se clora. Pero si el agua tiene mucha materia orgánica hay que usar otros tratamientos», afina.
«Las presas, más allá de si son de materiales sueltos o de fábrica (mampostería y hormigón, sobre todo) tienen tomas de agua para abastecimiento y otros usos. Y desagües. Antiguamente se hablaba de embalse muerto a la parte que no podía ser aprovechada por las tomas. Pero, en casi todas las presas, se ha conectado el desagüe de fondo con la salida de abastecimiento y/o otros usos», comentan a SUR fuentes técnicas de toda solvencia, que añaden que en la mayoría de las ocasiones hay que interponer una estación de bombeo para elevar los caudales a la cota de salida de presa.
La Viñuela, precisamente, está en lo que se denomina embalse muerto, que es un concepto superado: «De muerto no tienen nada, suelen tener más cantidad de sedimentos y una calidad de agua inferior, normalmente con mayor cantidad de iones de hierro y manganeso, pero para eso están las potabilizadoras».
Dependiendo del embalse, se pueden, por lo tanto, apurar hasta los últimos metros cúbicos. Un caso paradigmático es el del pantano de La Concepción, entre Marbella e Istán, que almacena los caudales del Verde y del triple trasvase Guadalmina-Guadalmansa-Guadaiza. Ahora le quedan 13,18 hectómetros. En la sequía del 95 sólo se quedaron sin aprovechar los últimos 40.000 metros cúbicos. Para hacernos una idea, ese es el consumo de la Costa del Sol en unas horas de un día de verano.
Con niveles muy bajos, la calidad del agua empeora sensiblemente y cae mucho la concentración de oxígeno. Es preciso muchas veces realizar despesques y trasladar fauna. En la Viñuela está previsto realizarlo de manera inminente. La mortandad de la fauna también empeora las cosas…
Otra cuestión es el nivel de aterramiento de los pantanos, que, según factores hidrogeológicos, van perdiendo capacidad con el paso de los años. La presa corta el aporte natural de sedimentos a las playas y aumenta la acumulación en el propio vaso. El río no vuelve a ser el que era. Por ejemplo, el embalse de La Concepción tenía en 1960, 61,85 hectómetros cúbicos. Ahora, una batimetría reciente (2022), cuantifica su potencial en 57,54 . Dicho de otro modo, el pantano ha perdido 4 hectómetros de potencial en 56 años. »Esto es normal en todas las presas del mundo, en algunas, como las situadas en países desérticos, es muy elevada, del orden del 30% o superior. La reducción de estos volúmenes de sedimentos, tiene muy difícil solución técnica, de complicada ejecución, es muy costosa y medioambientalmente delicada», inciden las fuentes.
Otra fuente autorizada, muy vinculada también a la gestión del agua en la Costa del Sol, subraya que en torno a una capacidad del 5% ya hay más lodo que agua y antes de llegar a esta situación conviene utilizar bombas flotantes para «coger la poca agua que se pueda aprovechar». En este sentido, piensa que en la Viñuela se ha instalado tarde este sistema de bombeo. Mayor antelación hubiera conducido a un mayor aprovechamiento. En este punto, ratifica que en La Concepción ha habido un par de ocasiones en los últimos 40 años en los que se ha dejado el pantano prácticamente vacío.
Sobre el tratamiento de aguas de mala calidad, añade que se ralentizan los procesos de decantación (a pesar del uso de reactivos específicos) en las potabilizadoras y que hay que añadirle al proceso más reactivos, pero no considera que sea un aumento disparatado de los costes de tratamiento porque se equilibra con otros periodos en los que el agua llega con muy alta calidad. En este punto, subraya que en España la higienización es sobre todo con cloro, dada la normativa sanitaria al respecto. «En otros países como Francia, se usa mucho el ozono. Tiene un efecto muy bueno, pero allí las redes son muy cortas, además de tener puntos intermedios de tratamiento. El ozono desinfecta muy bien pero eso se dispersa en un recorrido largo», concluye.
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