Negocio familiar. Ulrico Quevedo lleva 27 años moviendo hamacas. Marilú Báez

El negocio con las hamacas de playa en Málaga: «No es tan rentable como piensa la gente»

La zona de la Axarquía y la Costa del Sol Occidental mantienen precios comedidos, con coste medio de 7 euros para todo el día

Martes, 20 de agosto 2024, 00:21

Es un martes de temporada alta en Torremolinos. Aún no son las diez de la mañana pero intentar aparcar ya es como estar sentado sobre un potro de tortura. El municipio, a pocos kilómetros de la capital, es algo así como el baluarte de los ... chiringuitos. Cada pocos metros se alinea uno nuevo en una franja litoral que se divide en varias secciones. Así, hasta llegar a la del Bajondillo. Camiones que reparten mercancía traen los productos que se consumirán en pocas horas, pero los que más madrugan para trabajar por la zona son los verdaderos jornaleros del sol. Aquellos que responden al oficio de hamaquero. Algo que se lleva escrito en la piel. Una hamaca de playa es la opción más fácil para echar un día con comodidad pero sin la necesidad de venir con las sombrillas y sillas de playa a cuestas. Al contrario de lo que estima el usuario, los hamaqueros y los chiringuiteros aseguran que no es un negocio tan rentable como la mayoría cree.

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En ello influye que el precio para alquilar las hamacas en la provincia es comedido si se compara con otras zonas fuera de la provincia si se saca de la ecuación a los 'beach club' de Marbella. El presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de Málaga, Manolo Villafaina, resalta que los precios que se pagan son muy comedidos en la provincia. «La media está en unos siete euros. Hay sitios donde te pueden cobrar ocho, en otros la tienen a seis… Si quitamos algunas zonas de Marbella, alquilar una hamaca se mueve en parámetros populares», señala en una conversación con SUR.

En un contexto de encarecimiento general, echar el día de playa con hamaca sigue siendo asequible en Málaga

Hay dos modelos de explotación. Uno que consiste en la combinación de chiringuito y alquiler de hamacas y luego están aquellos que se buscan la existencia solo con las hamacas. Lo que más abunda en Málaga es lo primero, pero los hay como Ulrico Quevedo, que lleva 27 años moviendo hamacas en Playa Marcel. «Esto funciona porque somos una empresa familiar. Lo llevo con mi hijo», fija desde el principio. En julio y agosto no habría problema. Sobre todo en agosto, no tener reserva de antemano significa quedarte sin hamaca. Al menos, las que están en primera y segunda fila.

Clientela. El turista nacional sigue predominando en agosto Marilú Báez

Pero la vida del hamaquero es la de alguien que tiene que rentabilizar el negocio en pocos meses para poder tirar el resto del año. «La gente solo ve esto lleno, pero que aquí empieza septiembre y la cosa ya se pone más floja», insiste. Para una cifra que se acerca al centenar de hamacas, Ulrico asegura que paga entre 7.000 y 8.000 euros al Ayuntamiento de Torremolinos. Un canon que pagan todos y va a las arcas municipales. Costas es competencia del Estado, pero la hegemonía de las playas está en los municipios. Ulrico cobra una hamaca a siete euros y el usuario puede estar de diez de la mañana hasta las ocho de la tarde. Admite que hay ciertos acuerdos para no desatar una guerra de precios. «Los vecinos hablamos más o menos para ver lo que cobramos, aunque cada uno puede cobrar lo que quiere, claro».

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Un ejemplo de servicio integral es el que ofrece Los Manueles. El conocido chiringuito cuenta con una zona para unas 70 hamacas. Al mando está Gustavo Correa, que lleva doce años trabajando en el establecimiento. «Durante el mes de agosto, la primera y segunda fila están reservadas», señala. Hay mucho cliente internacional, pero el turista nacional sigue predominando en agosto. Una de las ventajas del servicio de hamacas está en poder disfrutar de la misma oferta gastronómica que ofrece la carta de Los Manueles, pero a pie de playa.

Lujo asequible. El sector admite acuerdos para no desatar una guerra de precios Marilú Báez

El viaje en busca de una hamaca por la provincia prosigue y ahora lleva a la Costa del Sol Oriental. «Aquí la cultura es otra», avisa Bernardo Palma, dueño del chiringuito Marina Playa. Con cultura se refiere a la manera de pasar el día de playa. «La diferencia con Torremolinos, Benalmádena o Fuengirola es grande. Tenemos mucha afluencia local. La costumbre es de llevar tu silla y sombrilla, echar así todo el día», asegura.

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Preguntado por si le es rentable, Palma insiste en la diferencia de hábitos: «Las hamacas no son rentables por sí solas. Yo las tengo como servicio añadido de mi negocio». Hasta en agosto, asegura, es raro el día que tenga todas sus hamacas cubiertas. «A lo mejor, un sábado o un domingo», precisa. «Entre semana, nunca». En la zona de la Axarquía también se mueve en los siete euros de media. En un contexto de encarecimiento general, echar el día entero en la playa con comodidad sigue siendo un lujo asequible.

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