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Entre el público del Monegros, uno de los festivales más punteros de España, destaca una joven que atrae todas las miradas. Un ligero top blanco deja entrever unos hombros alineados con una estrecha cintura. Los pechos dibujan una proporción áurea en perfecta sintonía con un pelo y unos labios voluminosos. Detrás de las gafas de sol se intuye una ligera sonrisa y una autoestima que parece decir lo siguiente: «Estoy viviendo una historia de éxito». Los ojos de terceros, es inevitable, se clavan en ella.
Aitana López, así se llama, vive en Barcelona. Sus primeros pasos profesionales los dio como modelo de lencería. Aún se pueden ver algunas fotos sugerentes de sus inicios. Desde entonces, se ha convertido en un imán para hombres y mujeres. Su rostro ha llegado hasta las pantallas de Times Square. Fue con una campaña para Llongueras. Entonces, decidió cambiar su característico pelo rosa por un tinte de color cobrizo. «Estás aún más guapa con ese color», reza el mensaje de una fan.
Da igual que sea un top para hacer deporte o un blazer. Que el pantalón quede ceñido a la cintura o que caiga algo más suelto, estilo 'baggy'. Toda la ropa que se pone encaja de manera perfecta. Aitana o 'Fit Aitana', como la conocen sus más de 350.000 seguidores, es demasiado bella para ser realidad. Y no lo es.
La mujer inmaculada que destaca entre el público de Monegros es un avatar generado con inteligencia artificial.
«Belleza es la verdad, verdad lo bello», escribió el poeta inglés John Keats como una oda a la urna griega. Hoy día, las dos cosas ya no son ciertas y por todas partes se trabaja para minar esta observación ingeniosa. Un golpe de 'click' basta para llegar a agencias que ofrecen influencers o modelos para promocionar cualquier tipo de evento o marca.
No todos los avatares tienen la misma presencia en redes sociales como Aitana. Con cientos de miles de seguidores y unas plataformas en las que sus creadores le cuentan al público fábulas sobre vidas perfectas. Eso sí, el resto de mujeres-IA también tienen un aspecto fabuloso. Pelo llamativo, pechos firmes, piernas largas y un cutis suave.
Hay una conclusión a la que se llega muy pronto y ésta es que aquí la perfección resulta bastante unidimensional. O dicho de otra manera: el ideal de belleza, en el mundo generado por la inteligencia artificial que se abre camino, es muy occidental-anglosajón.
El interés potencial de las marcas en modelos como Aitana López es inmenso. Nunca envejecen, no sorprenden con excentricidades y, en todo momento, se tiene el control absoluto sobre sus actos. Esta ecuación aún se podría escalar más, hasta provocar la excitación en cualquier contable que solo entiende y piensa en fríos números: no duermen, no comen y cuestan mucho menos.
Rubén Cruz, pelo rubio, cuerpo tapizado con tatuajes, piercing en la nariz, es de carne y hueso. Su carnet de identidad marca 28 años y sí tiene una fecha de caducidad. Cruz es el CEO de The Clueless Aigency, la agencia detrás de Aitana López. Él y su socia, Diana Núñez, que apenas ha rebasado los 30, son los padres de la 'criatura'.
Los dos se conocieron en la universidad. Luego fundaron una agencia de publicidad y comunicación. Primero fue una agencia al uso. «Al final, teníamos muy poco trabajo. Es un mercado que está muy copado y se mueve por contactos», rememora Cruz en una conversación con SUR.
En la búsqueda de un hueco de mercado surgió un proceso de reflexión trascendental: «Nos dimos cuenta de que hay mucho dinero que se va en cosas externas. Modelos, fotógrafos, influencers, catering… En un arrebato tonto dijimos: es el mundo de las influencers, pero estamos en el mundo de la IA». De esta manera nace The Clueless Aigency. El portfolio que ofrecen se compone solo de avatares generados por inteligencia artificial.
The Clueless Aigency no es una gran sede ubicada en el parque tecnológico de turno. Es un bajo de 40 metros cuadrados. Un espacio justo para sus seis trabajadores. Al lado, el típico chino que vende cigarrillos sueltos y bebidas estimulantes. No hay futbolín y sí mesas pulidas con ordenadores.
Tampoco se necesita más para propagar el futuro. Los objetivos que detalla el joven CEO se pueden sintetizar un poco así: ayudar a marcas y empresas a comercializar mejor sus productos con la ayuda de la IA. «En un año hemos evolucionado un mil por ciento. Para una foto acabada de Aitana tardábamos una semana. Hoy, te digo que puedo hacer 300 en un día», deja caer el potencial de la experiencia adquirida.
Desde su creación, Aitana tiene siempre la misma edad. En su tarjeta de presentación se describe a sí misma como «alma virtual» y «amante del fitness». A través de Instagram, publica contenido para sus seguidores y con ello genera dinero. Unos 10.000 euros al mes en la horquilla baja, aunque con picos ascendentes. «La tecnología que se necesita tampoco es tan cara. Me he podido gastar, no sé, unos 50.000 euros en ordenadores. Es dinero, sí. Pero puedo ofrecer un servicio que le ahorra mucho a las empresas. Así, yo puedo ganar dinero con un coste bajo», explica Cruz.
«Hay una marca de moda con la que estamos trabajando. Un 'shooting' cuesta 80.000 euros. Vale. ¿Es caro o barato? Yo ahí no me meto. Es el mercado y ya está. Entonces, esta marca me llama y le digo que yo le puedo hacer el mismo proceso sin que sea real y solo costará unos 35.000 euros», detalla.
Tampoco hay que llevar a engaño. Crear avatares a este nivel no es como jugar a 'Los Sims'. A Cruz y a su equipo les ha costado un año largo de rodaje. Cuando se le pregunta por las horas que trabaja al día, se limita a contestar que duerme poco. Al final, no deja de ser un equipo entero volcado en insuflar una vida real a una figura hiperralísticamente falsa.
Aitana López es también un departamento creativo que escribe una línea de continuidad, una biografía lo más concluyente posible, que tiene que renunciar a escándalos o albortos, para así garantizar un entorno publicitario sin riesgos. De lo logrado del 'storytelling', que se administra en pequeños bocaditos a través de Instagram o Tik-Tok, depende si el número de seguidores sube o baja. Los avatares tienen que transmitir simpatía y generar sentimientos.
En estos momentos, en los que amanece algo nuevo, se moldea la alocada pregunta de si acaso el futuro pertenece al mundo virtual. ¿Para qué viajar a hacer fotos a playas alejadas si se puede representar la misma playa de manera más perfecta en un ordenador? ¿Para qué afrontar la producción analógica de una campaña publicitaria, –incluido cámaras, equipos de producción, casting, catering, noches de hotel, conductores y parque móvil– si se consiguen resultados iguales o mejores con el ordenador.
Es aparente que en la gran transformación de la IA ha comenzado también una nueva época. Las historias sobre ordenadores que juegan mejor al ajedrez que los grandes maestros suenan a ayer, un poco a carroza. Pero sí narran la primera fase de unas irrupciones que ahora, en cierto modo, se han vinculado a nuestras vidas a través del ordenador.
Antonio Diéguez es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Málaga. En estos momentos, advierte de los riesgos de haber traspasado esa frontera en la que la IA se asemeja al ser humano, hasta el punto de que los signos de diferenciación se han difuminado por completo. «El caso de los avatares entra dentro de todo lo que se hace con la inteligencia artificial generativa. Veo varios problemas. El primero es la confusión entre realidad y ficción, ¿no? Eso puede llevar a mucha gente a tomar por real lo que no es», señala.
¿Qué propone ante algo que parece tan imparable como un tsunami? La palabra más repetida por Diéguez es la siguiente: regulación. «Exigir, por ejemplo, que todo vídeo o imagen generado con IA tenga una marca de agua muy visible», detalla.
«Muchas veces se dice que regular la tecnología va contra la innovación y que por eso en Europa no innovamos. Yo creo que eso es falso. Las tecnologías más innovadoras, como la biotecnología, están muy reguladas desde hace mucho tiempo. Y eso no ha ido en contra de la innovación. Lo que no podemos hacer es dejar que la IA se convierta en el salvaje oeste», resalta.
Juan Carlos Pérez es el vicerrector adjunto de Cultura de la UMA. Su visión es muy crítica y cree que la inteligencia artificial apunta a otra dimensión. Si bien reconoce el potencial de la IA en el campo de la medicina, se horroriza con los efectos que va a tener y estaría teniendo para los creadores artísticos. «Miles y miles de trabajos están en peligro. Los avatares lo dejan claro. Pero es mucho más. Ahí están los diseñadores gráficos», describe. También alerta de la propagación y de los efectos psicológicos que puede tener un ideal de belleza inalcanzable.
Al mismo tiempo dibuja un mundo distópico en el que el actores, periodistas, músicos y muchos más gremios pueden ser sustituidos por la máquina. «Con la violación de fondo de todos los derechos de autor», hace alusión a cómo la IA se entrena y nutre de contenido creado por personas de carne y hueso a las que ahora amenaza con dejar sin trabajo.
¿Hay reticencias morales en los 'padres' de Aitana López, uno de los avatares más exitosos de España? Rubén Cruz admite que en este año largo de viaje su ética personal se ha ido moviendo. En estos momentos, opta por una vía que suena más a pragmatismo que a reflexión: «Creo que por moralidad no haría las cosas que tampoco haría en la realidad. Por ejemplo, ¿tú has visto en el cine alguna vez a alguien pegando a un bebé? Me explico…».
Cruz ya está pensando en cómo expandir el negocio. ¿Un avatar para seguir vivo después de la muerte? En su cabeza, reconoce, es algo que se ha planteado.
De vuelta en la frontera entre lo real y lo irreal, en una de las historias de Aitana López, en su cuenta de Instagram, se revela que está en el aeropuerto. La puerta de embarque que aparece deja claro que va a coger un avión a Nueva York. En la siguiente, aparece una caja de donuts con el emplazamiento correspondiente de una marca. La modelo ya está disfrutando de la riqueza culinaria de Estados Unidos. Sabe que puede comer las cajas de donuts que quiera porque nunca va a engordar, que sus abdominales siempre van a estar marcados.
¿Es posible acabar enamorándose de un avatar? La pregunta parece razonable. A partir de ahora, eso sí que ha quedado claro, la autenticidad será un elemento mucho más cotidiano. Un niño que nace hoy tendrá que hacer malabares entre lo que es real y lo que no a lo largo de toda su vida. En realidad, el juego de la verdad o no verdad ya ha comenzado para todo el mundo.
En una de las mejores canciones de Los Planetas hay una parte que hace alusión a una realidad tan objetiva como nostálgica: «Si te esfuerzas puedes desaparecer».
La inteligencia artificial, aunque quisiera, ya no podría hacerlo.
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