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Muface, en el alambre: hablan funcionarios afectadosEmpleo público
Muface, en el alambre: hablan funcionarios afectadosSergio Fernández tiene 41 años y, pese a su juventud, hace alrededor de un año le diagnosticaron osteoporosis después de romperse unas vértebras: «Descubrieron que mis huesos se parecían a los de un señor de ochenta años». Así que está en el ecuador de un ... tratamiento de dos años que consiste en inyecciones diarias de hormonas y citas médicas bimensuales que ha de solicitar con mucha antelación porque se trata de una especialidad muy específica. El objetivo es lograr que le mejore su calidad ósea. Pero ese tratamiento puede quedar en suspenso y, mientras tanto, su salud puede deteriorarse. Es docente de Primaria en la zona de Torre del Mar. Primero fue interino unos años. Pero después logró la plaza y es funcionario de carrera. Así que, desde entonces, desde hace diez años, al igual que sus compañeros del sector educativo público, los trabajadores de la Administración General del Estado y los de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, su atención sanitaria se encuentra dentro del esquema de Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado). El concierto actual, a cargo de Adeslas, Asisa y DKV, finaliza este año, y el que venía a sustituirlo se quedó desierto, obligando al Gobierno a emprender un nuevo proceso de licitación, del que aún no hay detalles, y con el riesgo de que de nuevo ninguna aseguradora privada concurra y todas esas personas -en Málaga, cerca de 60.000, y en España, un millón y medio entre titulares y beneficiarios (sus familiares)- tengan que ser atendidas por la sanidad pública.
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El Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública informó la semana pasada a través de una nota de prensa de que incluso si el proceso se demora más allá de la fecha de vencimiento del contrato actual, «se garantizará la continuidad de las prestaciones sanitarias con arreglo a los mecanismos previstos en la Ley de Contratos del sector público». Esto significa, según fuentes ministeriales, que hasta que haya una nueva licitación, esa normativa cuenta con mecanismos para que todos los mutualistas disfruten de las mismas prestaciones que tienen hasta el momento.
Pero, según el testimonio de Sergio Fernández, la compañía aseguradora que le presta a él la atención sanitaria, DKV, le ha informado de que el próximo 31 de euro se acaba su cobertura. Así que califica su situación como de «incertidumbre brutal»; «a partir de enero no puedo hacer nada y es mi salud». Teme que si le pasan a la Seguridad Social, con lo «saturada» que está, y partiendo de cero, tendrá que esperar turno con el especialista para que le realice el diagnóstico con las pruebas pertinentes y, a continuación, le pongan el tratamiento correspondiente. Eso supone perder mucho tiempo. Lo mismo teme que puede suceder si, por ejemplo, DKV no va a la nueva licitación del Gobierno y le pasan con otra aseguradora privada: ¿Le darían cita cuando lo necesitara?. No es seguro que le puedan pasar el historial de una compañía a otra, sea pública o privada. Teme, por tanto, un deterioro de mi salud: «Todos estamos de los nervios. Estamos desconcertados. Yo en diciembre ya tendría que estar pidiendo las citas de febrero o marzo». Está inquieto porque aunque las aseguradoras concurran al concurso, dice que el proceso se demorará: entramos en unas fechas muy malas, la Navidad, el fin de año, ¿le dará tiempo a organizar las recetas que necesita y las consultas que requiere?
Alicia F. L., de 46 años, es Policía Nacional. Lleva desde 2007 bajo el esquema de Muface, atendida por DKV. «Mi madre falleció de cáncer de mama. Se hizo la prueba genética y se descubrió que tenía el gen mutado de cáncer y luego nos la hicimos todos los hermanos y yo di positivo. Así que decidí extirparme los pechos y luego reconstruirlos», explica. «Cuando tienes un hijo, quieres estar bien para él. Y por eso me hice esas dos operaciones. Fue un año muy complicado. Y ahora voy cada seis meses a revisiones con mi ginecóloga de toda la vida. Si se cayera Muface, entonces tendría que empezar de nuevo porque no tendrían mi historial. Además, ¿en la Seguridad Social tendría revisiones cada medio año como ahora?, ¿tendría esa certeza?, ¿me lo garantizarían? Porque aunque me han extirpado los pechos, el riesgo de cáncer no ha desaparecido», explica Alicia.
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A la atención sanitaria que requiere ella misma se suma el problema que ahora afecta a su hijo: tiene once años y hace tres empezó a tener dolores en la mano derecha. A partir de esos síntomas, desde el servicio de traumatología comenzó a someterse a pruebas como TAC, resonancias con contraste… hasta que se le descubrió un ganglio entre los tendones. Como es un niño, han decidido no operarlo aún, para ver cómo se va desarrollando la cuestión a medida que va creciendo. Pero tiene que ir a revisiones periódicas. El temor de Alicia respecto a la salud del niño es el mismo que siente por la suya: «Además de que en la aseguradora ya tienen nuestros historiales y ahora sería todo vuelta a empezar, creo que en la sanidad pública -si es que es la solución que termina aplicándose para la cobertura del colectivo ahora atendido por el sector privado bajo el esquema de Muface-, además, no tendría tanta celeridad a la hora de darnos citas médicas y atención», concluye Alicia.
Antonio Castro tiene 58 años y lleva prácticamente cuatro décadas trabajando en la Jefatura de Tráfico de Málaga. Desde siempre su sanidad y la de su familia ha estado cubierta por Muface, y durante la mayor parte de este tiempo, por la aseguradora Adeslas. «Tenemos mucha incertidumbre y preocupación», comenta. En su caso, por sus familiares que están bajo tratamiento -no sólo los propios trabajadores públicos están cubiertos por Muface, también sus familiares-. Así, por ejemplo, Antonio cuenta que su hijo se ha operado del ligamento cruzado anterior y necesita revisiones periódicas. «Si perdemos la atención de Adeslas porque no vaya a la nueva licitación que prepara el Gobierno, a ver cómo ponemos en antecedentes al nuevo médico que lo tenga que atender», se plantea Castro. También tiene familiares mayores en tratamiento por enfermedad mental: «Éstas son dolencias en las que hay una gran variedad de situaciones y los especialistas que tratan a mi familiar ya conocen su situación, su historial, y cuándo y cómo tienen que subir o bajar el tratamiento. Ahora, si cambian de especialistas a otros que no lo conozcan, va a ser una lotería», asegura Castro.
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Este funcionario de Tráfico también pone sobre la mesa otra de las reivindicaciones que el colectivo llevaba realizando en los últimos años: «Últimamente, la atención ya había bajado. La financiación es escasa, lo que ha provocado que los cuadros médicos se hayan reducido y que muchos profesionales hayan dejado la sanidad privada. La situación nunca había sido peor que ahora. Antes de esta incertidumbre, los mutualistas ya estaban preocupados por el deterioro de los servicios. Y el Gobierno debería proteger Muface, porque la financiación de la mutualidad sale más barata que la Seguridad Social. Además, pasar a toda la gente a la sanidad pública es inviable, la llevaría al colapso», concluye Castro.
Los empleados públicos malagueños se movilizaron este lunes ante la Subdelegación del Gobierno en Málaga convocados por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) de manera simultánea en todo el país para exigir al Gobierno la reactivación de la negociación en la Función Pública. En la capital malagueña fueron alrededor de 200 personas las que se concentraron para reclamar unos presupuestos para 2025 que permitan abordar la mejora de las condiciones laborales y salariales, además de la continuidad de la asistencia sanitaria en Muface, que la fuerza sindical considera «seriamente comprometida tras el abandono de las aseguradoras por una oferta insuficiente del Gobierno». CSIF defiende la continuidad del mutualismo administrativo por tratarse de, defiende, «un mecanismo de prestación asistencial eficaz y económico» y que «descongestiona el sistema público de salud». «La Administración debe garantizar la calidad en la asistencia sanitaria en Muface con una financiación adecuada», reclama la central sindical. La semana pasada las aseguradoras dejaron desierto el concurso para la renovación del contrato y el Ejecutivo ahora preparara una nueva licitación que previsiblemente mejorará el precio ofrecido al sector privado, además de otras condiciones. CSIF también recordaba ayer que la Mesa General de las Administraciones Públicas no se ha convocado desde la constitución del Gobierno en noviembre de 2023, que aún no hay un acuerdo de financiación autonómica y que existen conflictos laborales en organismos como el SEPE, la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y la Inspección de Trabajo. Así que el sindicato reclama al Ejecutivo unas cuentas para 2025 que incluyan un nuevo acuerdo retributivo plurianual y vinculado al IPC que «permita reparar la pérdida de poder adquisitivo acumulada». De acuerdo con sus cifras, los empleados públicos han perdido un 20% desde los recortes de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010. Otras reivindicaciones pasan por la negociación de una oferta de empleo público para 2025 eliminando la tasa de reposición y la culminación del plan de estabilización de plazas del personal interino, ya que, el acuerdo de España con la Unión Europea pasa porque a cierre de este año la tasa de temporalidad del empleo público no debe superar el 8% y denuncian que las convocatorias que afectan a miles de personas «van con meses de retraso». CSIF emplaza a una nueva movilización que tendrá lugar el 16 de diciembre.
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