La tasa de mortalidad varía hasta un 40% entre los distritos de Málaga. Los niveles más altos se encuentran en las zonas con menor nivel de ingresos, y viceversa
Hay muchos refranes que expresan la tradicional idea de que la muerte iguala a ricos y pobres. «El Papa y el monaguillo se van del mundo por el mismo portillo», «La muerte y el amor, igualadores son». «Tan presto muere el rico como el mendigo»... Pero la sabiduría popular se equivoca. No se mueren por igual quienes tienen una vida acomodada que quienes viven por debajo del umbral de la pobreza. Hay muchos estudios epidemiológicos que inciden en lo que se denomina «gradiente social» de las enfermedades. Más allá del país donde se hagan estas investigaciones o los indicadores que se midan, las conclusiones van en la misma línea: tener un bajo nivel socieconómico conlleva tener más papeletas para sufrir determinadas enfermedades (cáncer, diabetes, obesidad o cardiovasculares) y para morir prematuramente.
Esta teoría se evidencia al observar en un mapa cómo varía el nivel de mortalidad por los diferentes barrios de la Málaga metropolitana. Esto es posible gracias a las Estadísticas Longitudinales de Supervivencia y Longevidad en Andalucía, que elabora el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) integrando diferentes fuentes de datos. El indicador que se usa no es el número de residentes de la zona que fallecen en un periodo; ni siquiera es la tasa bruta de mortalidad. Se trata de un indicador más sofisticado, la Razón de Mortalidad Estandarizada, que permite comparar la mortalidad entre poblaciones con estructuras muy distintas.
La Palmilla
Todas las celdas del estudio que corresponden a este barrio pobre de Málaga tienen una alta mortalidad.
Los Corazones y García Grana
Lo mismo ocurre con estos vecindarios humildes. Rodeados de una mortalidad «algo alta», los colores rojos de sus celdas visualizan su mayor índice.
Los Asperones
La mortalidad también se dispara en el barrio más estigmatizado de la ciudad.
El Limonar, Parque Clavero, Cerrado Calderón
¿Y qué ocurre en los barrios más ricos? Los datos confirman la sospecha: la mortalidad baja hasta el mínimo valor.
Pinares de San Antón
La zona Este de Málaga es la que concentra mayores celdas del estudio con baja mortalidad.
El Lagar
En otros barrios del área metropolitana, como en Alhaurín de la Torre, también se repite esta correlación estre riqueza y baja mortalidad.
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Salta a la vista en el mapa que el nivel de mortalidad es mucho mayor que la media en los barrios más estigmatizados de la ciudad: La Palmilla y Los Asperones. Estas dos zonas aparecen en color bermellón, que marca el nivel más alto de mortalidad en proporción a la población existente. Lo mismo ocurre cuando se acerca la lupa a otras 'islas' rojas del callejero malagueño y se descubren García Grana, Los Corazones, El Bulto, la Cruz Verde, La Pelusa, Las Castañetas, San Andrés, La Corta…
En el otro extremo de este arco cromático está el color verde, que marca los lugares con un nivel de mortalidad más baja que la media. La Zona Este es la que tiene más parcelas de esta tonalidad en la capital malagueña. Los vecinos de barrios como El Limonar, Cerrado de Calderón, Parque Clavero o Pinares de San Antón tienen una probabilidad de morir menor que la media. Zonas de Teatinos, El Atabal, Puerto de la Torre, Cortijo Alto y Guadalmar también aparecen teñidas de verde en el mapa.
Las Estadísticas Longitudinales de Supervivencia y Longevidad en Andalucía del IECA analizan estas variables en áreas de dos dimensiones: en celdas de 250 metros por 250 metros –que suelen coincidir con una o dos manzanas– y zonas de 1 kilómetro por 1 kilómetro –más cercanas a la extensión de los barrios–.
Celdas de 250 m por 250 m
Celdas de 1 km por 1 km
Celdas de 250 m por 250 m
Celdas de 1 km por 1 km
Celdas de 250 m por 250 m
Celdas de 1 km por 1 km
En el siguiente mapa, se visualizan los datos en celdas de 250 metros por 250 metros (manzanas) y se pueden filtrar los resultados por sexos y por grandes grupos de edad: todas las edades, personas de entre 45 y 65 años y ciudadanos mayores de 65 años.
Hay una manera de comprobar de forma más cuantitativa la vinculación entre pobreza/riqueza y mortalidad: calcular cuál es el promedio de mortalidad de cada distrito censal de Málaga y analizar si hay una correlación con su renta per cápita. Y efectivamente, la hay: los tres distritos que están a la cola en ingresos por hogar (La Merced, Ciudad Jardín y Carretería-Álamos) son también los dos que tienen el nivel de mortalidad más alto. El de La Merced, que ocupa la parte norte de la almendra del Centro Histórico y Lagunillas, marca el máximo de la ciudad, con una tasa de mortalidad que es un 36% mayor que la media andaluza. Similar es la correlación que se produce con la tasa de pobreza.
En el otro extremo, los distritos más ricos la ciudad, que son Málaga Este y el Centro, están también entre los mejor situados en cuanto a nivel medio de mortalidad. Aunque curiosamente, el que disfruta de la menor tasa de todos es Victoria, que tiene un nivel medio de ingresos.
Área metropolitana
En los otros municipios del área metropolitana se observan también diferencias de nivel de mortalidad entre zonas, aunque son menos acusadas que en la capital. Especialmente homogéneo es Rincón de la Victoria, donde la mayor parte del territorio habitado está en el color marrón que marca el nivel medio y también hay una buena porción de manzanas teñidas de amarillo, que señala la mortalidad «algo por debajo de la media». Las pocas celdas rojas se concentran casi todas en el núcleo de Benagalbón, mientras que las verdes tienden a concentrarse en la parte occidental de La Cala.
En Torremolinos tampoco hay contrastes tan marcados como en la capital, pero sí se puede observar que la zona norte tiene una mortalidad mayor que la media.
Cártama, por su parte, registra una mortalidad mayor que la media en buena parte de su casco antiguo y, además, en sus diferentes barriadas y diseminados (Estación de Cártama o El Sexmo) también se pueden observar pequeños focos donde este indicador marca un nivel más alto de lo normal.
'En Alhaurín de la Torre hay zonas marcadas en rojo en El Romeral, El Peñón y algunos diseminados de la parte noroeste, mientras que los barrios con menor mortalidad son El Lagar y Capellanía.
Hablan los expertos
Manuel Franco es profesor e investigador en Epidemiología y Salud Pública en las universidades de Alcalá y Johns Hopkins (Baltimore). Sus proyectos de investigación se centran en la promoción de la Salud Urbana y la Epidemiología Social. En conversación con este periódico, explica: «Las desigualdades en mortalidad que existen en nuestras ciudades –y que van a más– se explican no sólo por la clase social a la que pertenecemos y a nuestro nivel de ingresos, sino por dónde vivimos, el contexto físico donde nos movemos».
«Las desigualdades en mortalidad se explican no sólo por la clase social y nuestro nivel de ingresos, sino por dónde vivimos»
Manuel Franco
Profesor e investigador en Epidemiología y Salud Pública
Franco da más detalles de ese contexto físico: la disponibilidad de zonas verdes y deportivas y de parques infantiles, el transporte público, el tipo de viviendas y de diseño urbano, la contaminación ambiental… Todo ello, asegura, influye en cómo vive la gente en los diferentes barrios y en que tengan unos hábitos más o menos saludables, al igual que lo hacen los condicionantes socioeconómicos de cada familia. «Cuando hablamos de los determinantes sociales de la enfermedad, nos referimos a qué tipo de vivienda tienes, qué trabajo tienes, qué nivel de ingresos, qué nivel educativo... Eso, en nuestras sociedades urbanas, te coloca en un barrio o en otro. Y a efectos de salud y de enfermedad, acaba importando no sólo quién eres tú sino qué hay alrededor tuyo», añade.
La ciencia ha demostrado que el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares o cáncer aumenta con la mala alimentación, la obesidad, el sedentarismo, el estrés y el consumo de alcohol y tabaco. Y que, por ende, mantener unos buenos hábitos (actividad física regular, buena alimentación, descanso) ayuda a prolongar la vida. Lo que dicen expertos como Franco es que no en todos los barrios es igual de fácil mantener esos buenos hábitos y evitar los malos. Y lo dicen apoyados en datos; por ejemplo, los diez años de diferencia que hay entre la esperanza de vida de unos y otros barrios de Madrid. También en estudios como el del Centro Alemán de Investigación Oncológica que determinó que las personas que viven en las regiones más desfavorecidas de Alemania tienen hasta un 20% más de probabilidad de desarrollar un cáncer que las de las regiones más prósperas.
«La evidencia encontrada muestra que los efectos adversos de la enfermedad son mayores para los pobres»
Antonio J. GarcíaA
Director de la Cátedra de Economía de la Salud y Uso Racional del Medicamento de la UMA
Antonio J. García es director de la Cátedra de Economía de la Salud y Uso Racional del Medicamento de la UMA. Al ser preguntado por este tema, recuerda que ya Abraham Horwitz, que fue director de la Organización Panamericana de la Salud desde 1958 a 1975, acuñó el concepto de «círculo económico de la enfermedad» para explicar que la salud no pertenece exclusivamente a los médicos, sino que es un producto social de responsabilidad compartida. «Numerosos estudios analizan la relación existente entre la renta y la salud para distintos países concluyendo que la salud es una función creciente cóncava de la renta per cápita. La evidencia encontrada muestra que los efectos adversos de la enfermedad son mayores para los pobres, al estar expuestos a riesgos más elevados y condiciones peligrosas, por lo que tienen una mayor probabilidad de enfermar y recuperarse más lentamente», explica García, que cita un estudio realizado en España en 2016 por el Ministerio de Sanidad, que sugiere que la renta per cápita «es el único factor que explica la diferencia en los años de vida saludable entre las comunidades autónomas españolas, que llega a ser de 6,5 años».
Pero no sólo es el nivel de ingresos lo que determina un mayor o menor probabilidad de sufrir una muerte prematura. Tener o no estudios es otra variable, también relacionada con la anterior, que hace cambiar ese índice. Así, en los barrios de Málaga donde la proporción de población con estudios superiores es mayor que la media el nivel de mortalidad es inferior a la media, y viceversa.
Mortalidad por causas
La estadística del IECA permite analizar la mortalidad por diferentes causas: cáncer, enfermedades infecciosas, enfermedades circulatorias y causas externas (suicidio, homicidio o accidente, entre otras). Y hay variaciones llamativas. El propio instituto de estadística destaca en su nota divulgativa cómo «en el entorno de la ciudad de Málaga se observan varias zonas donde la mortalidad debida a problemas del sistema circulatorio en mujeres es mayor que la del total de Andalucía».
Ciertamente, buena parte del centro, el oeste y el norte de la capital, así como Alhaurín de la Torre y Cártama, están teñidos de color rojo y rosa –los que marcan un nivel más alto de la media– en el mapa de mortalidad femenina asociada a enfermedades cardiovasculares. También la letalidad asociada a tumores es ligeramente superior a la media para las personas que viven en algunos barrios del norte y el oeste de la ciudad, así como en parte de El Palo y Churriana, especialmente en el caso de las mujeres.
Metodología y fuentes:
Estadísticas longitudinales de supervivencia y longevidad en Andalucía del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) de la Junta de Andalucía: el cálculo del índice de mortalidad es el resultado de la combinación de diversas variables recogidas en el Censo de Población y Viviendas de Andalucía del 2011, las estadísticas del Movimiento Natural de la Población –en concreto, los registros correspondientes a los Boletines Estadísticos de Defunción del 2002 a 2021– y las variaciones residenciales de la población entre los años 2002 y 2021, recogidas por el sistema de actualización permanente de los padrones municipales. Los datos de renta (neta media anual por hogar) y pobreza (porcentaje de población con ingresos por unidad de cosumo menor al 60% de la mediana) de los distritos censales son los últimos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (2021).
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