¿De qué se mueren los malagueños?

El cáncer y el alzhéimer son las enfermedades que más incrementaron su mortalidad en 2018, el suicidio es la principal causa no natural y las víctimas de accidentes de tráfico se reducen a la mitad

Nuria Triguero

MÁLAGA

Jueves, 19 de diciembre 2019, 18:26

El año pasado fallecieron en Málaga más personas que nunca: 13.323, un 4,8% más respecto a 2017 y cifra récord en la estadística que publica el INE. No hay que asustarse: no es que haya habido más asesinatos o que la salud ... de los malagueños haya empeorado. Por el contrario, la esperanza de vida ha crecido algo más de dos años en la última década y supera ya los 82 años en la provincia. El aumento de la mortalidad es consecuencia de dos causas: que hay más población en la provincia y que esa población cada vez está más envejecida.

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¿De qué se mueren los malagueños? La gran mayoría, de viejos. Dos afecciones propias de la vejez, como son las circulatorias y las respiratorias, están detrás de cuatro de cada diez fallecimientos, según se desprende de la estadística 'Defunciones según la causa de muerte' de 2018 publicado hoy por el INE. También relacionados con la edad están buena parte de los tumores, que siguen aumentando su incidencia: el año pasado se cobraron 3.499 vidas en la provincia, un 7,3% más que el año anterior. Uno de cada cuatro decesos se debió a alguna enfermedad oncológica. ¿Los más letales? Los de pulmón (culpables de la muerte de 742 personas), colon (372) y páncreas (224). Este último fue el que más incrementó su mortalidad el año pasado: nada menos que un 35%, mientras que descendió la del cáncer de mama (con 202 fallecimientos) y de hígado (159).

Otro grupo de enfermedades claramente vinculadas a la vejez son las del sistema nervioso, que causaron 832 fallecimientos el año pasado, de las que más de 500 fueron por la enfermedad de Alzhéimer. En esta dolencia, como en otras, la incidencia es muy diferente según el sexo: mueren más del doble de mujeres que de hombres. Siguiendo con las diferencias entre sexos, los tumores son la principal causa de muerte entre los hombres (más de un 30%) mientras en las féminas lo son los problemas relacionados con el sistema circulatorio (33,4%).

Diferencias de sexo al margen, dentro de las dolencias ligadas al corazón y el sistema circulatorio, las que causaron más óbitos fueron las cerebrovasculares: 936 de un total de 4.184. El infarto de miocardio, las enfermedades isquémicas, la insuficiencia cardiaca y las enfermedades hipertensivas son otras de las causas de muerte más frecuentes dentro de este apartado. Dentro de las enfermedades respiratorias, destaca el importante aumento de la mortalidad derivada de la gripe en 2018: fallecieron 46 personas por complicaciones de esta enfermedad, casi tres veces más que el año anterior.

Capítulo aparte merecen las defunciones por causas externas. El año pasado disminuyeron un 5% hasta situarse en 454, pero lo que no cambia es que el suicidio sigue siendo el principal motivo no natural de muerte desde que en 2004 superó por primera vez a los fallecidos en accidente de tráfico. El año pasado se quitaron la vida 134 malagueños, cuatro más que en 2017. Es un problema mayoritariamente masculino: causó la muerte a 108 hombres frente a 26 mujeres. También hay marcadas diferencias en las muertes violentas: 12 hombres murieron asesinados en la provincia en 2018, frente a 3 mujeres.

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Sin duda, la mejor noticia dentro de este apartado de fallecimientos no naturales es la fuerte bajada de la mortalidad derivada de accidentes de tráfico: la carretera se cobró 29 víctimas, menos de la mitad que el año anterior. Este descenso la empuja hacia abajo en el ranking de causas externas de muerte, de forma que la segunda por detrás del ya mencionado suicidio fueron los ahogamientos tanto por sumersión como por sofocación accidentales (84), seguidos de «otros accidentes» (65) y caídas accidentales (64). Las sobredosis provocaron el año pasado 21 óbitos, mientras otras 11 personas perecieron a causa de un envenenamiento accidental y 10, por complicaciones derivadas de la atención médica o quirúrgica. Otras buenas noticias que deja la estadística de defunciones es que el año pasado no murió ninguna mujer a consecuencia del parto o el embarazo y que sólo hubo una muerte súbita infantil (el año anterior fueron dos). El sida mantiene su mismo nivel de mortalidad de los últimos años, en torno a la veintena de fallecimientos.

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