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Martes, 23 de abril 2019, 23:00

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Entre el pantano de Iznájar y el pueblo de Cuevas de San Marcos, se encuentra la Falla de la Sierra del Camorro, una formación caliza declarada como monumento natural de Andalucía por su valor geológico. Entre un mar de olivos emerge este macizo kárstico que supera los 900 metros de altitud sobre el nivel del mar. Sus espectaculares cortantes verticales tienen su origen en el Jurásico. En este enclave, se encuentra precisamente la cueva de Belda, una de las grutas más interesantes del país, que actualmente no está abierta al público debido a la presencia de una amplia colonia protegida de murciélagos. En la zona alta de la falla se encuentran los restos de lo que fue la ciudad medieval de Belda.

Javier Almellones
Entre el pantano de Iznájar y el pueblo de Cuevas de San Marcos, se encuentra la Falla de la Sierra del Camorro, una formación caliza declarada como monumento natural de Andalucía por su valor geológico. Entre un mar de olivos emerge este macizo kárstico que supera los 900 metros de altitud sobre el nivel del mar. Sus espectaculares cortantes verticales tienen su origen en el Jurásico. En este enclave, se encuentra precisamente la cueva de Belda, una de las grutas más interesantes del país, que actualmente no está abierta al público debido a la presencia de una amplia colonia protegida de murciélagos. En la zona alta de la falla se encuentran los restos de lo que fue la ciudad medieval de Belda.
Entre el pantano de Iznájar y el pueblo de Cuevas de San Marcos, se encuentra la Falla de la Sierra del Camorro, una formación caliza declarada como monumento natural de Andalucía por su valor geológico. Entre un mar de olivos emerge este macizo kárstico que supera los 900 metros de altitud sobre el nivel del mar. Sus espectaculares cortantes verticales tienen su origen en el Jurásico. En este enclave, se encuentra precisamente la cueva de Belda, una de las grutas más interesantes del país, que actualmente no está abierta al público debido a la presencia de una amplia colonia protegida de murciélagos. En la zona alta de la falla se encuentran los restos de lo que fue la ciudad medieval de Belda.

El único árbol malagueño que de momento tiene el privilegio de ser monumento natural tenía que ser un pinsapo. Concretamente, es el que se encuentra en uno de los bosques de esta especie mejor conservados, el que recibe el nombre de Alcojona. De hecho, allí se encuentra tanto el que se conoce como el de la Escalereta como el de la Falsa Escalereta. El primero es por sus dimensiones (26 metros de altura y su copa proporciona una sombra de unos 200 metros cuadrados) y su antigüedad (se le calcula entre tres y cuatro siglos) el más importante. Fue uno de los primeros enclaves declarados como monumento natural en Andalucía. Eso sí, en los últimos años, debido a su edad, se encuentra en declive. El segundo, situado cerca del cerro Alcojona, tiene una magnitud similar, lo que hace que muchas veces se confunda por el de la Escalereta.

Javier Almellones
El único árbol malagueño que de momento tiene el privilegio de ser monumento natural tenía que ser un pinsapo. Concretamente, es el que se encuentra en uno de los bosques de esta especie mejor conservados, el que recibe el nombre de Alcojona. De hecho, allí se encuentra tanto el que se conoce como el de la Escalereta como el de la Falsa Escalereta. El primero es por sus dimensiones (26 metros de altura y su copa proporciona una sombra de unos 200 metros cuadrados) y su antigüedad (se le calcula entre tres y cuatro siglos) el más importante. Fue uno de los primeros enclaves declarados como monumento natural en Andalucía. Eso sí, en los últimos años, debido a su edad, se encuentra en declive. El segundo, situado cerca del cerro Alcojona, tiene una magnitud similar, lo que hace que muchas veces se confunda por el de la Escalereta.
El único árbol malagueño que de momento tiene el privilegio de ser monumento natural tenía que ser un pinsapo. Concretamente, es el que se encuentra en uno de los bosques de esta especie mejor conservados, el que recibe el nombre de Alcojona. De hecho, allí se encuentra tanto el que se conoce como el de la Escalereta como el de la Falsa Escalereta. El primero es por sus dimensiones (26 metros de altura y su copa proporciona una sombra de unos 200 metros cuadrados) y su antigüedad (se le calcula entre tres y cuatro siglos) el más importante. Fue uno de los primeros enclaves declarados como monumento natural en Andalucía. Eso sí, en los últimos años, debido a su edad, se encuentra en declive. El segundo, situado cerca del cerro Alcojona, tiene una magnitud similar, lo que hace que muchas veces se confunda por el de la Escalereta.

También la Costa del Sol Occidental puede presumir de tener su propio monumento natural. Se trata, en este caso, de una atípica formación dunar, que es, en realidad, un reducto de un cordón que en su día tuvo unos veinte kilómetros de longitud. Este enclave se encuentra junto a la playa de Cabopino, en la zona más oriental de la costa marbellí. Además de tres tipos de dunas y una cómoda ruta de senderismo muy bien señalizada, en este enclave se puede ver también un interesante vestigio medieval, la conocida como Torre de los Ladrones, protegida hoy como Bien de Interés Cultural. Muy cerca de este enclave se encuentra el puerto deportivo de Cabopino.

Javier Almellones
También la Costa del Sol Occidental puede presumir de tener su propio monumento natural. Se trata, en este caso, de una atípica formación dunar, que es, en realidad, un reducto de un cordón que en su día tuvo unos veinte kilómetros de longitud. Este enclave se encuentra junto a la playa de Cabopino, en la zona más oriental de la costa marbellí. Además de tres tipos de dunas y una cómoda ruta de senderismo muy bien señalizada, en este enclave se puede ver también un interesante vestigio medieval, la conocida como Torre de los Ladrones, protegida hoy como Bien de Interés Cultural. Muy cerca de este enclave se encuentra el puerto deportivo de Cabopino.
También la Costa del Sol Occidental puede presumir de tener su propio monumento natural. Se trata, en este caso, de una atípica formación dunar, que es, en realidad, un reducto de un cordón que en su día tuvo unos veinte kilómetros de longitud. Este enclave se encuentra junto a la playa de Cabopino, en la zona más oriental de la costa marbellí. Además de tres tipos de dunas y una cómoda ruta de senderismo muy bien señalizada, en este enclave se puede ver también un interesante vestigio medieval, la conocida como Torre de los Ladrones, protegida hoy como Bien de Interés Cultural. Muy cerca de este enclave se encuentra el puerto deportivo de Cabopino.

En la entrada del pueblo de Igualeja, se puede ver el que se considera como nacimiento del Genal, ya que este río, en realidad, también se alimenta de diversos arroyos y riachuelos que nacen en otros pueblos de la zona como Júzcar, Cartajima o Faraján. Pero, por su belleza y singularidad, éste es el nacimiento del emblemático río que cruza el valle de mayor belleza de toda la provincia. En este rincón, distinguido como monumento natural, se puede ver cómo el agua mana con fuerza del interior de una gruta formando a su salida una gran poza cristalina y transparente que permite ver con total nitidez el fondo. No es el único lugar de donde sale el agua, ya que hay algunos huecos entre las rocas por donde este bien natural ve por primera vez la luz solar para formar parte del caudal de este río de la Serranía de Ronda.

Javier Almellones
En la entrada del pueblo de Igualeja, se puede ver el que se considera como nacimiento del Genal, ya que este río, en realidad, también se alimenta de diversos arroyos y riachuelos que nacen en otros pueblos de la zona como Júzcar, Cartajima o Faraján. Pero, por su belleza y singularidad, éste es el nacimiento del emblemático río que cruza el valle de mayor belleza de toda la provincia. En este rincón, distinguido como monumento natural, se puede ver cómo el agua mana con fuerza del interior de una gruta formando a su salida una gran poza cristalina y transparente que permite ver con total nitidez el fondo. No es el único lugar de donde sale el agua, ya que hay algunos huecos entre las rocas por donde este bien natural ve por primera vez la luz solar para formar parte del caudal de este río de la Serranía de Ronda.
En la entrada del pueblo de Igualeja, se puede ver el que se considera como nacimiento del Genal, ya que este río, en realidad, también se alimenta de diversos arroyos y riachuelos que nacen en otros pueblos de la zona como Júzcar, Cartajima o Faraján. Pero, por su belleza y singularidad, éste es el nacimiento del emblemático río que cruza el valle de mayor belleza de toda la provincia. En este rincón, distinguido como monumento natural, se puede ver cómo el agua mana con fuerza del interior de una gruta formando a su salida una gran poza cristalina y transparente que permite ver con total nitidez el fondo. No es el único lugar de donde sale el agua, ya que hay algunos huecos entre las rocas por donde este bien natural ve por primera vez la luz solar para formar parte del caudal de este río de la Serranía de Ronda.

Al ser prácticamente inaccesibles, los denominados como Tajos del Alcázar conservan un valioso ecosistema, en el que destaca la presencia de aves rapaces y cabras monteses. Eso sí, toda la belleza de este enclave ecológico, protegido hoy como monumento natural de Andalucía, se puede disfrutar en el área recreativa del Alcázar. A unos metros de allí se encuentra el mirador que permite tener una visión más amplia de este enclave de la sierra de Tejeda. Junto a un escultura dedicada a la cabra montés, se pueden conseguir las mejores vistas del cauce del río Alcázar o del tajo más importante de este conjunto, el del Fuerte.

Javier Almellones
Al ser prácticamente inaccesibles, los denominados como Tajos del Alcázar conservan un valioso ecosistema, en el que destaca la presencia de aves rapaces y cabras monteses. Eso sí, toda la belleza de este enclave ecológico, protegido hoy como monumento natural de Andalucía, se puede disfrutar en el área recreativa del Alcázar. A unos metros de allí se encuentra el mirador que permite tener una visión más amplia de este enclave de la sierra de Tejeda. Junto a un escultura dedicada a la cabra montés, se pueden conseguir las mejores vistas del cauce del río Alcázar o del tajo más importante de este conjunto, el del Fuerte.
Al ser prácticamente inaccesibles, los denominados como Tajos del Alcázar conservan un valioso ecosistema, en el que destaca la presencia de aves rapaces y cabras monteses. Eso sí, toda la belleza de este enclave ecológico, protegido hoy como monumento natural de Andalucía, se puede disfrutar en el área recreativa del Alcázar. A unos metros de allí se encuentra el mirador que permite tener una visión más amplia de este enclave de la sierra de Tejeda. Junto a un escultura dedicada a la cabra montés, se pueden conseguir las mejores vistas del cauce del río Alcázar o del tajo más importante de este conjunto, el del Fuerte.

Dentro del ya de por sí espectacular paraje natural del Torcal, hay una roca que tiene su propia distinción. Se trata de la que se conoce como El Tornillo por su semejanza con esta pieza de ferretería. Pero, más allá de su anecdótico parecido, es una buena muestra de cómo los antiguos sedimentos marinos fueron depositados en estratos horizontales. Además de ser monumento natural, es el emblema de este conjunto kárstico. De hecho, actualmente forma parte de su imagen corporativa. Se encuentra muy bien señalizado y cuenta con un acceso fácil una vez que se llega al Torcal de Antequera. En el otoño de 2016 sufrió la rotura de una de sus lascas, aunque se han tomado medidas para evitar el contacto directo por su posible deterioro.

Javier Almellones
Dentro del ya de por sí espectacular paraje natural del Torcal, hay una roca que tiene su propia distinción. Se trata de la que se conoce como El Tornillo por su semejanza con esta pieza de ferretería. Pero, más allá de su anecdótico parecido, es una buena muestra de cómo los antiguos sedimentos marinos fueron depositados en estratos horizontales. Además de ser monumento natural, es el emblema de este conjunto kárstico. De hecho, actualmente forma parte de su imagen corporativa. Se encuentra muy bien señalizado y cuenta con un acceso fácil una vez que se llega al Torcal de Antequera. En el otoño de 2016 sufrió la rotura de una de sus lascas, aunque se han tomado medidas para evitar el contacto directo por su posible deterioro.
Dentro del ya de por sí espectacular paraje natural del Torcal, hay una roca que tiene su propia distinción. Se trata de la que se conoce como El Tornillo por su semejanza con esta pieza de ferretería. Pero, más allá de su anecdótico parecido, es una buena muestra de cómo los antiguos sedimentos marinos fueron depositados en estratos horizontales. Además de ser monumento natural, es el emblema de este conjunto kárstico. De hecho, actualmente forma parte de su imagen corporativa. Se encuentra muy bien señalizado y cuenta con un acceso fácil una vez que se llega al Torcal de Antequera. En el otoño de 2016 sufrió la rotura de una de sus lascas, aunque se han tomado medidas para evitar el contacto directo por su posible deterioro.

La espectacular orografía del Valle del Guadiaro tiene uno de sus mejores exponentes en la garganta caliza de Las Buitreras, un cañón de impresionantes dimensiones, catalogado como monumento natural de Andalucía. Se trata de un insólito desfiladero, fruto de la erosión del propio río, que atraviesa estas angosturas para encaminar sus aguas hacia la provincia de Cádiz. Esta formación vertical alcanza los cien metros de altitud y apenas cuenta con un metro de anchura en algunos tramos. El conjunto kárstico tiene un gran valor desde el punto de vista geológico, ya que una de sus paredes verticales tiene su origen en la era jurásica, es decir, hace millones de años. Para contemplar estos espectaculares cortantes, hay dos opciones recomendables, ir hasta el denominado 'Puente de los Alemanes' (en realidad es una antigua canalización para el agua) o buscar una perspectiva desde la zona más alta del desfiladero, tomando, en ambos casos, las máximas precauciones posibles.

Javier Almellones
La espectacular orografía del Valle del Guadiaro tiene uno de sus mejores exponentes en la garganta caliza de Las Buitreras, un cañón de impresionantes dimensiones, catalogado como monumento natural de Andalucía. Se trata de un insólito desfiladero, fruto de la erosión del propio río, que atraviesa estas angosturas para encaminar sus aguas hacia la provincia de Cádiz. Esta formación vertical alcanza los cien metros de altitud y apenas cuenta con un metro de anchura en algunos tramos. El conjunto kárstico tiene un gran valor desde el punto de vista geológico, ya que una de sus paredes verticales tiene su origen en la era jurásica, es decir, hace millones de años. Para contemplar estos espectaculares cortantes, hay dos opciones recomendables, ir hasta el denominado 'Puente de los Alemanes' (en realidad es una antigua canalización para el agua) o buscar una perspectiva desde la zona más alta del desfiladero, tomando, en ambos casos, las máximas precauciones posibles.
La espectacular orografía del Valle del Guadiaro tiene uno de sus mejores exponentes en la garganta caliza de Las Buitreras, un cañón de impresionantes dimensiones, catalogado como monumento natural de Andalucía. Se trata de un insólito desfiladero, fruto de la erosión del propio río, que atraviesa estas angosturas para encaminar sus aguas hacia la provincia de Cádiz. Esta formación vertical alcanza los cien metros de altitud y apenas cuenta con un metro de anchura en algunos tramos. El conjunto kárstico tiene un gran valor desde el punto de vista geológico, ya que una de sus paredes verticales tiene su origen en la era jurásica, es decir, hace millones de años. Para contemplar estos espectaculares cortantes, hay dos opciones recomendables, ir hasta el denominado 'Puente de los Alemanes' (en realidad es una antigua canalización para el agua) o buscar una perspectiva desde la zona más alta del desfiladero, tomando, en ambos casos, las máximas precauciones posibles.

Esta gruta, muy frecuentada por los amantes de la espeleología, es uno de los lugares más emblemáticos de la Serranía de Ronda. No sólo lo es por sus dimensiones sino también porque durante milenios ha servido de refugio natural, desde los primeros pobladores de la zona hasta los bandoleros de los siglos XVIII y XIX. La cavidad ha sido formada por un río subterráneo, el Gaduares, que se une metros más abajo con el curso de Guadiaro. El arroyo tiene un recorrido dentro de la cueva de más de 4 kilómetros. Aunque no se puede entrar en la gruta si no se tiene la autorización previa y el equipamiento necesario, sí se puede contemplar el gran salto de agua y la poza de agua cristalina que deja el río en su entrada.

Javier Almellones
Esta gruta, muy frecuentada por los amantes de la espeleología, es uno de los lugares más emblemáticos de la Serranía de Ronda. No sólo lo es por sus dimensiones sino también porque durante milenios ha servido de refugio natural, desde los primeros pobladores de la zona hasta los bandoleros de los siglos XVIII y XIX. La cavidad ha sido formada por un río subterráneo, el Gaduares, que se une metros más abajo con el curso de Guadiaro. El arroyo tiene un recorrido dentro de la cueva de más de 4 kilómetros. Aunque no se puede entrar en la gruta si no se tiene la autorización previa y el equipamiento necesario, sí se puede contemplar el gran salto de agua y la poza de agua cristalina que deja el río en su entrada.
Esta gruta, muy frecuentada por los amantes de la espeleología, es uno de los lugares más emblemáticos de la Serranía de Ronda. No sólo lo es por sus dimensiones sino también porque durante milenios ha servido de refugio natural, desde los primeros pobladores de la zona hasta los bandoleros de los siglos XVIII y XIX. La cavidad ha sido formada por un río subterráneo, el Gaduares, que se une metros más abajo con el curso de Guadiaro. El arroyo tiene un recorrido dentro de la cueva de más de 4 kilómetros. Aunque no se puede entrar en la gruta si no se tiene la autorización previa y el equipamiento necesario, sí se puede contemplar el gran salto de agua y la poza de agua cristalina que deja el río en su entrada.

El valle del río Turón es uno de los enclaves más espectaculares de Andalucía. Adquiere especial belleza en el término municipal de El Burgo, que tiene enclaves ribereños que parecen sacados de una postal. Para tener una perspectiva más amplia de todo este paisaje se puede ir en vehículo hasta el mirador del Guarda Forestal, situado en una zona elevada en el puerto del Viento, en la carretera que une a Ronda y El Burgo. Desde este balcón natural se pueden apreciar con nitidez las principales cimas de la Sierra de las Nieves, el propio valle del Turón, la sierra Hidalga o el puerto de Lifa.

Javier Almellones
El valle del río Turón es uno de los enclaves más espectaculares de Andalucía. Adquiere especial belleza en el término municipal de El Burgo, que tiene enclaves ribereños que parecen sacados de una postal. Para tener una perspectiva más amplia de todo este paisaje se puede ir en vehículo hasta el mirador del Guarda Forestal, situado en una zona elevada en el puerto del Viento, en la carretera que une a Ronda y El Burgo. Desde este balcón natural se pueden apreciar con nitidez las principales cimas de la Sierra de las Nieves, el propio valle del Turón, la sierra Hidalga o el puerto de Lifa.
El valle del río Turón es uno de los enclaves más espectaculares de Andalucía. Adquiere especial belleza en el término municipal de El Burgo, que tiene enclaves ribereños que parecen sacados de una postal. Para tener una perspectiva más amplia de todo este paisaje se puede ir en vehículo hasta el mirador del Guarda Forestal, situado en una zona elevada en el puerto del Viento, en la carretera que une a Ronda y El Burgo. Desde este balcón natural se pueden apreciar con nitidez las principales cimas de la Sierra de las Nieves, el propio valle del Turón, la sierra Hidalga o el puerto de Lifa.

El río Guadalhorce comienza a cobrar vida en uno de los parajes de mayor belleza de la Sierra Norte de Málaga, la Fuente de los Cien Caños, un imponente nacimiento donde mana con fuerza el agua proveniente de la cordillera que forman las sierras Gorda y de Gibalto. Rocas calizas, pinos y olivos, junto a la vegetación típicamente ribereñas, sirven para componer un hermoso paisaje de contrastes alrededor de esta mítica fuente. Es, sin duda, el lugar más emblemático para los habitantes de este municipio y otros de la comarca. Eso sí, se trata de un manantial muy estacional. De ese modo, hasta que no llegan las primeras lluvias de intensidad del otoño puede estar prácticamente seco. Además, desde este enclave, que hipnotiza a los primerizos por la cantidad de chorros concentrados en tan poco espacio, se puede realizar la denominada Ruta de los Nacimientos. A través de un sendero muy cómodo se puede ir dando un agradable paseo en una zona forestal que tiene como hitos principales el nacimiento de otros arroyos como la Pita o el Borreguero.

Javier Almellones
El río Guadalhorce comienza a cobrar vida en uno de los parajes de mayor belleza de la Sierra Norte de Málaga, la Fuente de los Cien Caños, un imponente nacimiento donde mana con fuerza el agua proveniente de la cordillera que forman las sierras Gorda y de Gibalto. Rocas calizas, pinos y olivos, junto a la vegetación típicamente ribereñas, sirven para componer un hermoso paisaje de contrastes alrededor de esta mítica fuente. Es, sin duda, el lugar más emblemático para los habitantes de este municipio y otros de la comarca. Eso sí, se trata de un manantial muy estacional. De ese modo, hasta que no llegan las primeras lluvias de intensidad del otoño puede estar prácticamente seco. Además, desde este enclave, que hipnotiza a los primerizos por la cantidad de chorros concentrados en tan poco espacio, se puede realizar la denominada Ruta de los Nacimientos. A través de un sendero muy cómodo se puede ir dando un agradable paseo en una zona forestal que tiene como hitos principales el nacimiento de otros arroyos como la Pita o el Borreguero.
El río Guadalhorce comienza a cobrar vida en uno de los parajes de mayor belleza de la Sierra Norte de Málaga, la Fuente de los Cien Caños, un imponente nacimiento donde mana con fuerza el agua proveniente de la cordillera que forman las sierras Gorda y de Gibalto. Rocas calizas, pinos y olivos, junto a la vegetación típicamente ribereñas, sirven para componer un hermoso paisaje de contrastes alrededor de esta mítica fuente. Es, sin duda, el lugar más emblemático para los habitantes de este municipio y otros de la comarca. Eso sí, se trata de un manantial muy estacional. De ese modo, hasta que no llegan las primeras lluvias de intensidad del otoño puede estar prácticamente seco. Además, desde este enclave, que hipnotiza a los primerizos por la cantidad de chorros concentrados en tan poco espacio, se puede realizar la denominada Ruta de los Nacimientos. A través de un sendero muy cómodo se puede ir dando un agradable paseo en una zona forestal que tiene como hitos principales el nacimiento de otros arroyos como la Pita o el Borreguero.

La Junta de Andalucía ha destacado de la famosa garganta de la localidad rondeña que se trata de una «impresionante» formación geológica que han labrado, con el paso de los años, las aguas del río Guadalevín. «Destaca además la importante colonia de cernícalo primilla que habita en sus riscos y escarpes», manifestaron. Además, cabe destacar que se trata de uno de los parajes más visitados a diario en Ronda y que se localiza en pleno conjunto histórico de la localidad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde los años sesenta.

J. Velasco
La Junta de Andalucía ha destacado de la famosa garganta de la localidad rondeña que se trata de una «impresionante» formación geológica que han labrado, con el paso de los años, las aguas del río Guadalevín. «Destaca además la importante colonia de cernícalo primilla que habita en sus riscos y escarpes», manifestaron. Además, cabe destacar que se trata de uno de los parajes más visitados a diario en Ronda y que se localiza en pleno conjunto histórico de la localidad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde los años sesenta.
La Junta de Andalucía ha destacado de la famosa garganta de la localidad rondeña que se trata de una «impresionante» formación geológica que han labrado, con el paso de los años, las aguas del río Guadalevín. «Destaca además la importante colonia de cernícalo primilla que habita en sus riscos y escarpes», manifestaron. Además, cabe destacar que se trata de uno de los parajes más visitados a diario en Ronda y que se localiza en pleno conjunto histórico de la localidad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde los años sesenta.

Se trata de una de las bocas del Sistema Hundidero-Gato, una joya de la espeleología andaluza. «El monumento natural comprende tanto la boca de la Cueva del Hundidero como el río Guadares y parte de sus riberas. Esta cavidad alberga una de las mayores colonias sedentarias de murciélagos cavernícolas»

Javier Almellones
Se trata de una de las bocas del Sistema Hundidero-Gato, una joya de la espeleología andaluza. «El monumento natural comprende tanto la boca de la Cueva del Hundidero como el río Guadares y parte de sus riberas. Esta cavidad alberga una de las mayores colonias sedentarias de murciélagos cavernícolas»
Se trata de una de las bocas del Sistema Hundidero-Gato, una joya de la espeleología andaluza. «El monumento natural comprende tanto la boca de la Cueva del Hundidero como el río Guadares y parte de sus riberas. Esta cavidad alberga una de las mayores colonias sedentarias de murciélagos cavernícolas»

En el caso del Monte de Jabalcuza, declarado Monumento Natural, entre otros valores, destaca por su situación estratégica. En su expediente se ha hecho especial hincapié en la presencia de «mármoles dolomíticos blancos y azules y un suelo especial conocido como terra-rossa, debido a su alto contenido de arcilla»

Javier Almellones
En el caso del Monte de Jabalcuza, declarado Monumento Natural, entre otros valores, destaca por su situación estratégica. En su expediente se ha hecho especial hincapié en la presencia de «mármoles dolomíticos blancos y azules y un suelo especial conocido como terra-rossa, debido a su alto contenido de arcilla»
En el caso del Monte de Jabalcuza, declarado Monumento Natural, entre otros valores, destaca por su situación estratégica. En su expediente se ha hecho especial hincapié en la presencia de «mármoles dolomíticos blancos y azules y un suelo especial conocido como terra-rossa, debido a su alto contenido de arcilla»

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