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María Jesús Montero, el pasado fin de semana en Málaga. Ñito Salas
Montero se une a la cruzada del Gobierno contra los jueces
REPASO SEMANAL

Montero se une a la cruzada del Gobierno contra los jueces

Javier Recio

Málaga

Domingo, 6 de abril 2025, 02:00

La vicepresidenta del Gobierno y líder del PSOE andaluz, María Jesús Montero, se despachó a gusto el pasado fin de semana soltando una de las ... burradas más grandes que se recuerdan al afirmar que la presunción de inocencia no podía estar por encima de la declaración de una mujer que ha denunciado una agresión sexual. O sea, que para ella la mera declaración de una mujer sería un nuevo derecho fundamental, como lo es la presunción de inocencia, una de las principales bases de cualquier estado democrático. Todo en nombre de un falso feminismo muy dañino. Se tira de populismo en este asunto y se plantea el consentimiento como la nueva piedra filosofal, como si antes de la nueva ley del sólo sí es sí el consentimiento no tuviera relevancia. Falso sí era relevante, al igual que ahora, pero en los juicios lo determinante de verdad es la prueba, algo que olvidan esta especie de nuevos constituyentes que están redefiniendo las nuevas fuentes del derecho. Montero ha tenido que pedir disculpas con la boca pequeña un par de días después, tras el aluvión de críticas recibidas. Pero dijo lo que dijo. Ya se sabe lo que piensa realmente. Y no hay que extrañarse, porque la deriva en la que está el Gobierno en los últimos años coincide bastante con lo que soltó Montero, que no fue fruto de la exaltación propia de los mítines. La Justicia está bajo sospecha del sanchismo. Y no hay más que hacer un recuento de todo lo que han hecho despreciando la independencia del Poder Judicial y un principio tan básico como es el de la igualdad ante la ley. Se empezó con los indultos a los golpistas, pese a que el presidente del Gobierno había dicho por activa y por pasiva que no era partidario de indultar a políticos. Lo hizo con la opinión en contra del Supremo. Después se dio un paso más y no dudó en amnistiar a Puigdemont y a otros destacados líderes del 'procés', aunque ahí se ha encontrado con el problema de la malversación, ya que la ley no la contempla porque las instancias europeas hubieran echado para atrás la vergonzosa norma. No han sido pocos los ministros, entre ellos, la propia Montero, los que han criticado que el líder golpista no esté ya en España de vuelta paseándose con total impunidad, algo que por cierto ya hizo cuando se constituyó el Parlament de Catalunya burlando la vigilancia policial. Todas sabían que venía, vino, se fue y ningún cuerpo policial lo detuvo, pese a la orden judicial que persiste para su busca y captura. Desprecio absoluto a la resolución judicial. Es más, el Gobierno se reúne con un fugado de la Justicia para tratar asuntos fundamentales para la marcha del país. Esa es la realidad, que no lo olvide nadie pese a que se quiera normalizar esta situación. Después está el Constitucional, que se ha convertido en una especie de nuevo Ministerio. Se ha llegado a un punto impensable en España por su marcado cariz político. El órgano que preside Conde Pumpido está enfrentado al Supremo, tomando decisiones muy polémicas como es la nulidad de la sentencia del caso de los ERE. ¿Quién iba a pensar que una audiencia, como la de Sevilla, plantee ir al tribunal europeo al considerar que el Constitucional se ha extralimitado de sus funciones? Es increíble hasta donde ha llegado el desprestigio de algunos órganos judiciales. También resulta anormal que el fiscal general del Estado se mantenga en su puesto pese a estar investigado por la presunta filtración que hizo de un caso en el que está implicada la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Se está produciendo una colonización muy preocupante de la Justicia por parte del poder ejecutivo, que parece no pararse ante nada con el fin de mantenerse en La Moncloa. El Gobierno sabe que a día de hoy sus grandes enemigos son los jueces, porque la inmensa mayoría de ellos no se pliegan ante ellos, como puede apreciarse en los casos que afectan a la mujer o al hermano del presidente del Gobierno, pese a la fortísima presión ejercida a nivel político para que se archivaran rápidamente. No ha sido así, de ahí que los ataques persistan y cada vez se respeten menos las resoluciones de los jueces cuando no responden a los intereses del Gobierno...

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