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La última tecnología ha llegado a las cárceles. Teléfonos móviles en miniatura que se cuelan en las prisiones, en lugar de las antiguas limas ... y cuchillos, y que los reclusos utilizan para seguir dirigiendo sus negocios desde la celda. Los funcionarios de prisiones no dan abasto ante la facilidad con la que los internos se hacen con estos aparatos que se venden en Facebook especialmente para los presos.
Son del tamaño de un dedo gordo o de un pequeño mechero. Suelen ser de plástico, funcionan con una microtarjeta SIM y disponen de puerto USB para su carga, e incluso de adaptador para el oído.
Desde el colectivo 'Tu abandono me puede matar', la asociación de trabajadores penitenciarios que exigen una dignificación de su labor, denuncian que la falta de personal y de medios en las prisiones está provocando que se cuelen a diario estos aparatos que son casi indetectables en los cacheos. Comentan que se suelen introducir los días de visita en el interior de un bote de desodorante, de una máquina corta pelo, de unas zapatillas, en los pañales de los bebés. Pero lo más habitual es en el interior del cuerpo. Se mete el teléfono dentro de un preservativo y después en el recto.
Hace meses, en la prisión de Huelva descubrieron en una radiografía cómo un preso, de nacionalidad española que había sido trasladado desde una cárcel de Sevilla, llevaba en su interior uno de estos aparatos.
La adquisición de estos móviles es tan fácil como acudir a Internet, a las tiendas especializadas en artículos de espías, o a través de Facebook. Algunos incluso los presentan como «mini móviles para la cárcel», destacando que no suenan y que son pequeños para no ser detectados. El precio de venta en el mercado suele rondar los 30 euros, aunque una vez dentro de la prisión, pueden alcanzar en la reventa hasta los 200 euros.
Los funcionarios se incautan de una media de diez mini móviles a la semana aunque reconocen que es muy difícil localizarlos. «Si están en el patio pueden llevar una capucha y debajo pueden estar hablado con el móvil. Cuando están solos en sus celdas pueden hacer llamadas sin problema y si oyen llegar al funcionario lo ocultan en cualquier lugar», comenta uno de los responsables de seguridad. El peligro de estos diminutos aparatos es que los reclusos pueden seguir delinquiendo desde sus celdas. El uso más habitual de los mini móviles, según los funcionarios, es el del control del negocio del narcotráfico. También es frecuente para el adoctrinamiento terrorista. Recuerdan que las cárceles son «el mayor campo de cultivo del yihadismo», además denuncian que los funcionarios carecen de la formación necesaria para detectar este tipo de delincuentes. Incluso usan el teléfono para seguir amenazando a sus mujeres. «Nos han llamado mujeres para denunciar que sus maridos, encerrados por violencia de género, les estaban acosando desde la cárcel», lamentan.
Los funcionarios alertan además de que los presos utilizan los mini móviles para avisar a socios o familiares cuando van a ser llevados a otro centro penitenciario. «Esto supone un gran peligro porque pueden atacar los vehículos cuando van a ser trasladados», advierten.
Los reclusos sólo pueden realizar diez llamadas de teléfono semanales de cinco minutos cada una desde las cabinas que se encuentran en la cárceles. Además sólo tienen diez contactos autorizados por el departamento de seguridad a los que pueden llamar. Cada interno tiene asignado un número de identificación y diez contactos. El reglamento de prisiones prohibe el uso de teléfonos móviles y de Internet en las cárceles. Pero se ha comprobado que presos han actualizado sus perfiles estando en prisión. «Ni siquiera son discretos para eso», comenta el funcionario. Desde el colectivo 'Tu abandono me puede matar' denuncian que la falta de personal impide realizar los cacheos y registros necesarios para detectar estos y otros elementos peligrosos. Insisten en que «si tienes que estar haciendo las tareas burocráticas, repartiendo comida, medicamentos, vigilando las actividades; te sobrepasa el trabajo y no se puede controlar todo». Y lamentan que el Ministerio del Interior llegue a organizar cursos de boxeo para los reclusos en lugar de técnicas de relajación, afectividad y de control emocional.
Los funcionarios de la prisión de Alhaurín de la Torre se encontraron esta semana uno de estos aparatos. Concretamente en el módulo diez de esta prisión. Tras proceder a un cacheo localizaron este aparato junto a una pequeña cantidad de estupefaciente en el interior de un vaso. Como puede comprobarse en la imagen, todo medía menos que un bolígrafo, lo que pone en evidencia la facilidad con la que estos aparatos pueden introducirse en las cárceles. En Reino Unido, ya en 2017 el ministro de Justicia pidió que dejaran de fabricarse estos móviles pues en un año se incautaron 7.000 microtarjetas SIM en las cárceles y una media de 35 mini móviles al día.
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