Fernando de Miguel y Juan Molina observan una de las colmenas que tienen en Colmenar. Salvador Salas

La miel de Málaga ya tiene premio

El sector afronta con optimismo una temporada que esperan buena tras ser reconocidos como DOP y lograr mayor protección frente a los productos que llega de fuera

Juan Soto

Málaga

Sábado, 15 de marzo 2025, 00:05

Juan Molina y Fernando de Miguel van prácticamente todos los días del año al campo. A apenas unos kilómetros del centro de Colmenar, en un ... terreno que forma parte del Parque Natural Montes de Málaga, estos apicultores cuentan con una colmena donde producen su propia miel. «Cuando se habla de producto de cercanía, la miel puede ser su expresión máxima», razonan. Ambos pertenecen a la Asociación Malagueña de Apicultores y han hecho de la miel su forma de vida.

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Aunque siempre van de buen humor, estos días lo hacen con una sonrisa algo más amplia de lo habitual. Tras años de lucha y de trabajo incansable, la miel de Málaga ha sido certificada como Denominación de Origen Protegida y ha sido protegida por el Gobierno gracias a la implantación de nuevas normas de calidad; dos hitos que deben servir para impulsar un sector que no vive su mejor momento. Y es que la pertinaz sequía y la amenaza que suponen las plagas, entre ellas la del avispón oriental, han mermado considerablemente la producción en la última década.

La provincia de Málaga cuenta con alrededor de 600 explotaciones y 100.000 colmenas, según los datos que maneja la Asociación Malagueña de Apicultores. En años buenos, esto es, antes de que la falta de lluvias se cebara con el campo, se producían entre 25 y 30 kilos por colmena, aunque ahora pasar de 15 se considera todo un éxito.

Abejas en el interior de una colmena. Salvador Salas

Este año, sin embargo, los productores afrontan el inicio de la temporada con optimismo. Las lluvias que han caído durante los últimos meses, fundamentalmente desde la dana, han mojado el campo y hecho florecer los cultivos. Juan se muestra ilusionado porque sus colmenas ya han comenzado a producir néctar y espera poder llegar a los 18 ó 20 kilos de miel por colmena. «Desde la dana el campo está un poco mejor y las colmenas están al nivel de hace diez años». Todo ello, por supuesto, si esta primavera no se sufren grandes episodios de terral que arruinen los cultivos y dejen sin comida a las abejas. «Siempre tenemos que estar atentos a muchas variables», añade.

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La miel de Málaga se produce fundamentalmente en tres zonas: Axarquía, Antequera y Valle del Guadalhorce, aunque hay pequeños productores repartidos por toda la provincia. Ellos, en concreto, cuentan con varias colmenas en Colmenar, donde también tienen un museo, la sede, y dan cursos de formación a profesionales y escolares. «Es una de nuestras misiones más importantes».

Ocho variedades

La miel de Málaga cuenta con una marca de garantía desde hace diez años, y el pasado mes de junio fue certificada como DOP. En concreto se han incluido como autóctonas ocho variedades: milflores, azahar, romero, tomillo, eucalipto, castaño, bosque y aguacate. Una vez reconocido de forma oficial, los siguientes pasos han sido crear etiquetado distintivo (que se ha presentado esta misma semana) y darla a conocer entre el gran público.

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Juan Molina y Fernando de Miguel, en el Museo de la Miel. Salvador Salas

Los apicultores malagueños han comenzado a cosechar este año en el mes de febrero, fundamentalmente miel de romero, y la temporada se prolongará hasta finales de septiembre, cuando se recolecte la miel de bosque y la de encina. En invierno las abejas apenas sale de sus colmenas porque no son amigas del frío.

Cara al ejercicio que acaba de comenzar, los apicultores se muestran especialmente preocupados con dos variables: 'varoa destructor', un parásito que disminuye la población de las colmenas y no se puede erradicar, y el avispón oriental, que inhibe a las abejas y les impide salir a polinizar. Respecto a este último advierten: «Va a ser un problema social porque ya están anidando en el centro de las ciudades».

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El sector alerta sobre el aumento del avispón oriental, que impide polinizar a las abejas y merma la producción

Por esto mismo consideran que debe haber una implicación mayor de las administraciones, que necesitan encontrar la fórmula de acabar con ellas. «El avispón va a afectar a muchos sectores; incluso al turismo porque no va a ser cómodo estar en un bar y que haya varias alrededor», añaden.

También se detienen a analizar la amenaza que supone la miel exportada de China, de mucho menor calidad y que incluso ha llevado al sector a realizar numerosas protestas. Explican que la que se vende de importación y se encuentra en numerosas cadenas de alimentación «es miel mezclada con jarabe», y alertan de que se están vendiendo incluso por debajo del precio de producción.

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Nuevo etiquetado de la Miel de Málaga. Sur

Pese a ello, y en el lado contrario de la balanza, agradecen que cada vez haya un cliente más experto que valora los productos de calidad. Tanto a nivel particular como en restauración. «Hasta hace pocos años la miel sólo se utilizaba para los resfriados y estaba guardada en la zona de los medicamentos», recuerda Fernando, que se dedica a la apicultura desde el año 1983. «Ahora –agradece– es habitual verla en la cocina para utilizarla en recetas y porque marida a la perfección con quesos, lácteos».

Como les gusta predicar con el ejemplo, los dos apicultores malagueños aseguran desayunar una tostada de pan con aceite y miel. Juan recomienda utilizar la de aguacate o incluso añadirle un poco de dicha fruta; mientras que Fernando apuesta por un valor seguro como es la de eucalipto. Sea una u otra, ambos enumeran los numerosos beneficios para el organismo que tiene este producto, que debe tomarse a temperatura ambiente para que no pierda sus propiedades.

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Nuevo etiquetado

Para luchar contra el fraude, el Gobierno acaba de modificar la norma de calidad de la miel y ha establecido nuevos requisitos para el etiquetado, como reflejar el origen de las mieles, incluyendo los países y la proporción en porcentaje en la mezcla. Se trata de una medida que «va a fortalecer la imagen del sector apícola de la provincia ante el mercado exterior, protegiéndola de las amenazas de fraude de otros productos en los que se mezclan la miel con siropes y ejercen una competencia de precios desleal».

Esta misma semana, de hecho, se ha celebrado un acto para colocar las primeras etiquetas como Miel de Málaga. En dicho encuentro participó el delegado provincial de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Sostenible, Fernando Fernández Tapia-Ruano, quien puso en valor el esfuerzo de la asociación en la consecución de este reconocimiento y destacó las dificultades por las que atraviesa el sector a causa de la sequía y otras cuestiones como plagas y enfermedades.

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Por esto mismo, y debido a las pérdidas de colonias de abejas y la reducción en producción, anunció que se ha propuesto que para el ejercicio del IRPF 2024 haya una disminución de un 40% en el índice de rendimiento neto en la declaración por módulos. Sin duda, otro empujoncito más para un sector que es el exponente máximo del producto local y de cercanía.

8.000 visitas al año entre escolares y profesionales

El Museo de la Miel de Colmenar es uno de los lugares de visita obligada para miles de estudiantes malagueños. Los responsables de la Asociación Malagueña de Apicultores detallan que unos 8.000 visitantes acuden cada año al centro para conocer en primera persona de dónde sale y cómo se produce este producto. «Muchos no conocen ni lo que es la miel, y les gusta tanto que después vienen con sus padres», aseguran Fernando y Juan.

Además de formación a escolares, la asociación también organiza de forma habitual cursos para estudiantes universitarios y para nuevos emprendedores que quieren trabajar en este sector. En la actualidad está formada por 350 personas, aunque el sector se encuentra dividido entre este colectivo y Coag Málaga.

Explican que los cursos que realizan en la asociación cuentan con una gran acogida, ya que cada vez hay más personas interesadas en dedicarse al mundo de la miel, aunque advierten de que no es tan sencillo como parece y que la formación es básica. «Aunque parezca paradójico, cada vez hay más personas que se dedican a la apicultura pero no por eso tenemos más miel».

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