Una viajera llega al aeropuerto de Málaga, protegida con una mascarilla. Salvador Salas

El miedo al coronavirus se hace palpable en Málaga

Las mascarillas se agotan en las farmacias y la mercancía empieza a escasear en los grandes comercios chinos del polígono Guadalhorce

Miércoles, 26 de febrero 2020

«Están agotadas». Este mensaje se repite varias veces al día en la Farmacia Pérez, situada en la Avenida del Doctor Marañón. Elena Pérez, su propietaria, acaba de despachar a la enésima clienta que ha venido en busca de mascarillas. Normalmente, se trata de un producto apreciado por los alérgicos, pero que cuenta con una escasa demanda. El temor al coronavirus ha conseguido, sin embargo, que las mascarillas estén agotadas en todas las farmacias de Málaga. «Nosotros pedimos todos los días al almacén, pero no nos están llegando», lamenta Pérez.

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Wuhan, la ciudad en la que se originó el coronavirus, está a miles de kilómetros, pero el miedo a una infección ya se puede palpar en Málaga. Más, desde que el virus se ha expandido por el norte de Italia, un país que sí se percibe cercano. María Ramírez es una de las muchas vecinas del barrio que se han quedado sin mascarillas. «Hombre, algo de miedo al contagio sí tengo», detalla y señala que ha visto mucho sobre el coronavirus en la televisión y es un tema de conversación en su entorno.

El miedo a una epidemia también es veneno para una economía cada vez más entrelazada. La presencia de comercios chinos en la provincia de Málaga es notable. Según la Cámara de Cooperación Hispano-China, hay entre 7.500 y 8.000 negocios, con claro dominio del comercio al por menor. La economía china en Málaga se estructura en restaurantes de comida asiática, bazares chinos e importadores de productos chinos, que tienen ubicadas sus naves en el polígono Guadalhorce.

Leticia Chen es la portavoz de los comerciantes chinos en la provincia. Preguntada sobre el impacto que ha tenido el coronavirus sobre estos negocios, detalla una situación de recuperación en el comercio al por menor, después de haber sufrido una caída notable en los ingresos, que coincidió con el estallido del virus y las primeras noticias sobre su existencia: «Los comercios a pie de calle se están recuperando poco a poco. Al principio, los ingresos bajaron entre un 30% y 35%». A pesar de que en Málaga no se haya registrado ningún caso de contagio, Chen lamenta que muchos malagueños evitaron la visita a restaurantes chinos y a las tiendas de todo a 100.

Ahora mismo, los más afectados por los efectos del coronavirus son los 250 comercios que venden al por mayor. Chen confirma que están empezando a quedarse sin mercancía. Los barcos ya no salen desde China y no se puede reponer el género. «En el polígono hay muy poco movimiento. La importación se ha frenado ante la escasez de mercancía. Además, la gente no viene a comprar a los polígonos. Hay comerciantes que han optado por cogerse vacaciones», añade y sentencia con un matiz: «La gente está recuperando la confianza poco a poco, cuando han detectado que no hay peligro».

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Esa es la versión más optimista. Habrá que ver si en los próximos días se sostiene. En Málaga aterrizaron ayer dos aviones procedentes de Italia y la terminal de llegadas se llenó de gente portando mascarillas. Una imagen poco estimulante para aminorar los miedos a un posible contagio. Los turistas con rasgos asiáticos parecen borrados de las calles del Centro Histórico. Estos grupos, cada vez más dominantes en los últimos tiempos, se han perdido. Un turista chino no es solo un tipo de turista que estaba en expansión. También es un turista que gasta por encima de la media.

Guoguang Zheng, ayer, en su restaurante Wok Asia, en el Paseo Marítimo Antonio Machado. Migue Fernández

En el Wok Asia del Paseo Marítimo Antonio Machado intentan lidiar con la situación de la mejor manera posible. Su dueño, Guoguang Zheng, depende de tener un alto volumen de clientes para hacer rentable su negocio, que ofrece buffet libre. A primera hora del medio día, el local está completamente vacío. Las mesas y los platos están perfectamente alineados. Zheng confía, sin embargo, en que acabe viniendo alguien.

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«Las primeras semanas hemos notado la bajada de clientes, pero ahora muy poco», insiste en que no hay peligros de ningún tipo y en lo saludable de su menú, basado en carne y verduras a la plancha. Zheng es optimista y cree que pronto se volverá a la normalidad. «Ya ha pasado casi un mes y pico sin que haya un caso en España», dice.  A última hora de la tarde, Barcelona se anotó el primero.

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