Mejor un mal acuerdo que un buen pleito
Crónica política ·
El temor a unas terceras elecciones supera el escepticismo a un pacto con Unidas Podemos en el PSOE de Málaga. Persiste el recelo, eso sí, a los partidos nacionalistasSecciones
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Crónica política ·
El temor a unas terceras elecciones supera el escepticismo a un pacto con Unidas Podemos en el PSOE de Málaga. Persiste el recelo, eso sí, a los partidos nacionalistasHay personas que despiertan poca simpatía entre la militancia del PSOE de Málaga y luego está Pablo Iglesias. Si se quiere ilustrar ese sentimiento de animadversión, sirve recordar algunas de las frases que se pronunciaron la noche electoral del 10N, en la sede de ... la calle Fernán Núñez. «Si hay alguien al que aquí se puede ver ni en pintura, es a Pablo Iglesias». Metabolizando la resaca de unos resultados, las bazas para alcanzar una investidura pasaban, con unanimidad de criterio, pasaban por forzar de una manera u otra la abstención del PP y de Ciudadanos.
Este plano teórico, que contemplaba no tener que contar con los partidos independentistas, quedó desenfocado por el propio Pedro Sánchez y su preacuerdo con Unidas Podemos para un gobierno de coalición. El PP y Ciudadanos subrayaron enseguida su rechazo frontal a un ejecutivo con presencia morada y el éxito de la investidura quedó colocada en manos de los nacionalistas. En especial medida, en los 13 diputados de ERC.
Soberanismo, referéndum de autodeterminación y amnistía a los políticos presos volverán a estar en el meollo central de las negociaciones entre Adriana Lastra y Gabriel Rufián. Una mezcla explosiva que genera escepticismo entre los socialistas malagueños, aunque de puertas para fuera nadie quiere despertar los viejos fantasmas de la disidencia que llevó a una guerra fratricida.
Aunque no trasciendan, sigue habiendo voces críticas que advierten del riesgo de ir de la mano con Unidas Podemos y los nacionalistas. Sin embargo, ese escepticismo a un 'gobierno Frankenstein', como lo denominaba el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, está quedando anulado por el miedo a unas terceras elecciones. Creen en el PSOE de Málaga que unos nuevos comicios equivaldrían a ponerle la alfombra roja a un gobierno de la derecha y ultraderecha. Además, aseguran fuentes oficiales de la dirección provincial, cuentan con la certeza de que Pedro Sánchez no va a traspasar dos líneas rojas que se consideran inamovibles: aceptar un diálogo entre dos gobiernos, como lo pide ERC, y hablar de la autodeterminación en cualquiera de sus formas y acepciones.
Tolerando estos vectores, en el socialismo malagueño se ha instalado la sensación de que en realidad hay poco que perder y mucho que ganar. «Nadie espera nada de este gobierno de coalición», asegura un integrante importante de la dirección provincial del PSOE de Málaga a este periódico. «La gente está cansada de padecer las consecuencias de no tener un gobierno», añade otro miembro de la ejecutiva provincial y recuerda que el PSOE tiene un suelo de votos consolidado: «Si sale mal, saldrá mal para los dos y eso perjudica más a Unidas Podemos».
Luego está la consulta entre los militantes socialistas sobre el preacuerdo con Unidas Podemos. En el PSOE de Málaga se utiliza ahora como un baremo para justificar la postura adoptada en Ferraz y en La Moncloa. Frente a posibles reparos que flotan en el ambiente como la mala conciencia, la voz de las bases. El propio José Luis Ruiz Espejo celebró el respaldo del 92 por ciento de los votos emitidos. «Es un acuerdo positivo para España», aseguró.
Aunque la gobernabilidad quede condicionada por los partidos nacionalistas. Las consultas a la militancia se han convertido en una ayuda interna para los partidos ante situaciones complicadas y peliagudas. Pero lo que se celebra y se jalea en la nueva era de la política como democracia interna, podría convertirse en una factura a pagar a medio y largo plazo. «Trasladar a la militancia las decisiones, es como si en el Real Madrid deciden los fichajes los Ultras Sur. Motivación no va a faltar, pero esta puede ser perjudicial para la organización», advierte un cargo destacado sobre darle demasiado protagonismo a la militancia. Aunque sin atreverse a cuestionar en público un mecanismo que ahora se percibe intocable.
Los próximos días se aguardarán con cierta inquietud y con cierta ilusión. En el PSOE de Málaga han querido detectar un cambio de actitud en Pablo Iglesias que invita a ser optimista. Las negociaciones se están mascando sin grandes filtraciones y a las voces más impertinentes dentro de Unidas Podemos se les ha puesto un bozal. Las formas en política pueden llegar a ser más importante que el fondo y así lo subrayan en el PSOE de Málaga: «La actitud de Pablo Iglesias es distinta. Por ahora, no se ha salido del tiesto ni ha permitido que nadie de los suyos lo haga».
En el seno del partido, se admite, persiste el recelo hacia los partidos nacionalistas, y que el debate territorial siempre genera tensiones dentro del partido. El PSC celebra su congreso en diciembre. Volverá a reivindicar que Cataluña es una nación y que España es un Estadoplurinacional. No es nada nuevo y esas ideas están formalizadas en los principios fundamentales del partido. Pero también son conceptos que provocan divergencia entre el PSC y las otras federaciones del PSOE, especialmente con la andaluza.
Susana Díaz ya ha dejado caer que es un error mezclar la investidura con la resolución de la crisis catalana. «Uno puede sentirse como quiera, pero no cuestionar el Estado español», dijo sin estar dispuesta a exceder los funambulismos. No pocos coinciden con ella en que es un error que el PSC ponga el foco político en el concepto de nación, cuando el pacto con Unidas Podemos ya presenta multitud de aristas.
«El debate territorial es un debate que no hemos solucionado en el partido. Bastaría con aplicar el federalismo, pero no el federalismo asimétrico», demanda un dirigente del PSOE de Málaga.
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