En el litoral malagueño la especie predominante de medusa, la que más se deja ver por los usuarios de las playas, sigue siendo la Pelagia noctiluca, una transparente y rosácea con manchas amarillas que rápidamente reconocen los bañistas por su peculiar forma de seta. Sin embargo, este año el Aula del Mar también ha confirmado la presencia de otro tipo igualmente fácil de reconocer por los bañistas: la medusa 'huevo frito'. «Es un tipo de medusa natural del Mediterráneo. En la zona de Levante suelen registrase más concentraciones o enjambres; en Málaga se están viendo este verano de manera aislada, sobretodo en la costa oriental, en la zona de la Axarquía», explica a SUR Juan Antonio López, presidente del Aula del Mar. A continuación, todo lo que debes saber de esta especie de tamaño mediano-grande generalmente «inofensiva» para los bañistas.
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Su nombre oficial es Cotylorhiza tuberculata y su forma e incluso su color -vista desde arriba- recuerda a un huevo frito y de ahí su nombre común. Tal y como apunta el Aula del Mar, se trata de una especie de tamaño mediano-grande, que llega a medir de 20 a 40 centímetros. El diámetro de la umbrela (sombrilla) puede llegar a alcanzar los 35 centímetros.
«Tiene 8 brazos orales (bucales), 8 ropalias (órganos sensoriales) y 16 lóbulos marginales. De sus brazos orales salen unas ramificaciones numerosas en forma de pequeños tentáculos, algunos de ellos de un color violeta muy llamativo. Parecen también 'botones' azulados o blancos. La coloración es pardo-anaranjada, debido a las algas simbióticas que viven en sus tejidos», explica el Aula del Mar.
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La medusa huevo frito se alimenta de presas que captura con sus brazos bucales y que van digiriendo poco a poco. Según la Diputación de Málaga, estas medusas pasan parte de su vida en mar abierto, a varios metros de profundidad, pero para su reproducción necesitan un sustrato rocoso somero por lo que se acercan a ambientes costeros.
El Aula del Mar recuerda que la picadura de las medusas huevo frito rara vez ocasionan reacción en las personas, por ello insiste en que generalmente «son inofensivas»: su nivel de toxicidad en menor que otras. Sin embargo, «también tienen células urticantes -que tienen una función tanto depredadora como de defensa- y que pueden provocar irritación a determinados tipos de piel», explica López. En cualquier caso su picadura nada tiene que ver con la de la medusa más común en el litoral, la Pelagia noctiluca, que provoca más molestias, un mayor enrojecimiento de la piel e irritación de la zona afectada. En palabras de López, se trata de una medusa curiosa e interesante debido a que siempre va rodeada de alevines de jureles y pequeños peces a los que cobija dando escondite de depredadores.
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¿Qué hacer entonces si la encontramos en el agua? Absolutamente nada: «No debemos acercarnos, hacernos fotos con ellas como sabemos que pasa en otras zonas, ni sacarlas del agua. Tan solo debemos bañarnos a una distancia prudencial de ellas», apostilla el presidente del Aula del Mar.
Desde el Aula del Mar recuerdan que, tanto la información relacionada con el tiempo como del estado del mar y la probabilidad de medusas puede consultarse cada día en la App Infomedusa a disposición de los usuarios. La aplicación realiza cada verano un seguimiento específico de la situación de todas las playas malagueñas gracias a la colaboración de voluntarios, servicios de socorrismo y ayuntamientos.
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