Secciones
Servicios
Destacamos
María Victoria Atencia nació hace 87 años en el número uno de la calle del Ángel. Pronto quiso volar, haciendo honor a su destino. Y lo consiguió, primero al convertirse en la primera mujer en obtener el título de piloto de aviación («¿Dónde hemos de ... asentarnos si hay cinco orientaciones / cardinales y elijo con pasión la del vuelo?») y luego con sus poemas, una aspiración continua a la altura formal sin desatender la emoción. Los años de guerra y posguerra marcaron su infancia, entre mujeres a las que entendería, y de qué manera, poco después: «Si alguna vez pudieseis volver hasta encontrarme, / mujeres de la casa, / cómo os recibiría, ahora que os comprendo. / Quebraba vuestro sueño con sobresalto súbito, / y espantabais mi miedo deslizando las manos / por mis trenzas tirantes, me limpiabais los mocos / y endulzabais mi siesta con miel de Frigiliana».
El Ayuntamiento la acaba de reconocer como hija predilecta de Málaga. Ahora, cuando lleva años sin publicar, consolidada ya como una de los mejores poetas de la segunda mitad del siglo XX, su nombre suena con insistencia como candidata a premios como el Princesa de Asturias de las Letras. Pero ella permanece despojada del ego que exhiben muchos de sus colegas. «Tengo algunos achaques», confiesa escuetamente cuando le preguntan cómo está, antes de repartir en la casa, como en sus poemas, «amor y pan y fruta».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.