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Manuel Azuaga anunció a finales de noviembre que en los próximos meses dejará la presidencia de Unicaja Banco. Era un cargo que ocupaba desde 2016 y desde éste capitaneó la salida a Bolsa de la entidad, la fusión con Liberbank y los problemas de gobernanza ... que afloraron tras la operación. «El señor Azuaga ha señalado que, una vez culminada en todos sus aspectos la fusión con Liberbank, finalizado el periodo transitorio previsto en la misma, así como culminados distintos procesos en el ámbito de gobernanza de la sociedad con los acuerdos adoptados en la junta general extraordinaria celebrada recientemente, es el momento idóneo para su relevo en el cargo», rezaba el comunicado que remitió el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el 24 de noviembre.
La junta extraordinaria de accionistas a la que se refiere el comunicado es la que en ese mismo mes de noviembre ratificó al nuevo consejero delegado del grupo, Isidro Rubiales, y la que culminó la renovación de todo el consejo de administración. Previamente, Azuaga ya había dejado sus funciones ejecutivas. Con la ratificación de Rubiales, el presidente saliente daba por terminado el «complejo y difícil» proceso de adaptación del órgano de dirección de la entidad financiera a las normas de buen gobierno corporativo. Y también aprovechaba para marcar una senda para el futuro de Unicaja Banco, desgranando sus objetivos: la dinamización de la actividad comercial, el refuerzo de su capacidad de generación de caja, el mantenimiento de su solidez financiera y la vinculación con los territorios en los que opera el grupo.
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