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7.000 personas según la Policía, 12.000 según las convocantes ÑITO SALAS | VÍDEO: PEDRO J QUERO
8M. Día Internacional de la Mujer

El feminismo saca a la calle a miles de personas en Málaga a pesar de la división

Cerca de 10.000 manifestantes asistieron a una marcha que se partió en dos, visualizando así las diferentes sensibilidades dentro del movimiento

Martes, 8 de marzo 2022

Aunque muy lejos de las gran movilización de 2018, el 8 de marzo y el feminismo sigue siendo el movimiento social que más gente mueve en el conjunto de España, pero también en Málaga. Tras un año sin celebrarse la marcha por culpa de la pandemia, las calles se llenaron este martes de miles de personas (7.000 según la Policía, 12.000 según las convocantes) reclamando más igualdad entre hombres y mujeres; y lo hicieron a pesar de que por primera vez en mucho tiempo el feminismo camina divido por algunas cuestiones, especialmente por todo lo relacionado con la 'ley Trans'.

Esas dos sensibilidades se pudieron observar desde el principio de la manifestación, que partió desde la Alameda de Colón esquina Muelle Heredia bajo el abrigo de la pancarta de la coordinadora 8 de marzo, una entidad que aglutina a una veintena de asociaciones y partidos políticos. El lema de 'El feminismo es abolicionista' suponía el primer punto de fricción, ya que una parte (minoritaria) del feminismo no apoya esta tesis, sino que exige la regularización de la prostitución.

Al llegar a la esquina con la Alameda Principal, la cabecera de la marcha gritaba en esos momentos «ser mujer no es un sentimiento», una consigna relacionada con la vertiente feminista (mayoritaria en Málaga en términos asociativos) contraria a la 'ley Trans'. No sin cierta tensión, la otra sensibilidad –partidaria de las llamadas 'leyes de género'– dejó pasar a la pancarta principal (entre tímidos silbidos), para posteriormente protagonizar una sentada.

Este sector –en el que había muchas personas jóvenes– provocó entonces que el cortejo se partiera en dos, dejando un espacio vacío de varios metros; un lugar sin ocupar que servía como metáfora de los males actuales del movimiento feminista.

Ante esta situación, la Policía Nacional se vio obligada a actuar y forzar para que continuaran el paso, ya que la cabecera de la manifestación se negaba a avanzar mientras no hiciera lo mismo la cola. De hecho, algunas de las personas que iban al principio consideraron que se estaba «bloqueando» a otros manifestantes que no estaban en esta 'batalla' ideológica.

Mientras todo esto sucedía, eran varios los testimonios que se mostraban extrañados ante esta «descoordinación». La realidad es que, a diferencia de muchas otras capitales de provincia, en Málaga no se produjeron dos convocatorias diferentes, pero a la práctica hubo dos marchas prácticamente paralelas, aunque con consignas distintas.

Sin embargo, lo que se demostró es que la mayoría de los manifestantes (mujeres en un elevado porcentaje) no está en esta guerra que amenaza con resquebrajar el movimiento durante varios años. Bastaba con observar las pancartas para notar que las principales reclamaciones no tenían que ver ni con el abolicionismo de la prostitución ni con las cuestiones trans, sino que estaban más bien relacionados con la necesidad de acabar con la violencia de género; alcanzar la igualdad salarial; o poder ir seguras por la calle. «No entiendo qué está pasando –decía María Jesús, una manifestante anónima–, pero tenemos que estar juntas, dejarnos de tonterías y luchar por nuestros derechos».

Tras recorrer la calle Larios y algunas otras vías del centro, la manifestación acabó en la plaza de la Marina con la lectura del manifiesto. A diferencia de años anteriores, aquí también se notó que algo no iba bien. Mientras una parte de los asistentes se acercaron al escenario, la otra se quedó a unos cien metros de distancia. De nuevo, el grueso de los manifestantes se vio mezclado en la disputa sin entender del todo por qué toda la marcha no acababa en el mismo lugar.

Mientras sonaba la batucada de lejos, varias integrantes de la coordinadora 8 de marzo leyeron el texto acordado entre las asociaciones (menos Podemos, IU y PSOE, que no lo firmaron), obteniendo aplausos unánimes en todos los puntos menos en los relacionados con la citada 'ley Trans', en los que se exigía la retirada de la retirada de este anteproyecto de autodeterminación jurídica y registral del sexo «inspirados en la teoría Queer», y la realización de una evaluación de impacto sobre los derechos de las mujeres. Este apartado provocó algunas quejas, aunque una voz desde el escenario quiso recalcar un mensaje final destinado al año siguiente, pero también al futuro del movimiento feminista. «Chicas, estamos juntas en esto. Vamos a respetarnos».

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